¿Por qué hay respuestas que no puedo controlar? IFS y la transformación de reacciones automáticas 3s5h6s

Si estás viviendo en este mundo, te habrás dado cuenta de que a veces los seres humanos no tenemos control total sobre nosotros mismos. En el episodio de hoy quiero contarte por qué nos pasa esto y qué hacer para sentirnos más coherentes. Una de las cosas complicadas de ser humano es que todos tenemos patrones de comportamiento que no nos gustan, o reacciones emocionales que no entendemos, o formas de relacionarnos con los demás que nos cuesta cambiar. En episodios anteriores hablamos sobre la ciencia de esto y de cómo muchas de nuestras formas de actuar están impulsadas por algo a lo que podemos llamar memoria muscular psicológica. Esto quiere decir que en ciertas situaciones vividas tuvimos que hacer ciertos movimientos para sobrevivir. Quizás te pasa que eres muy dura contigo misma, o sientes que eres insegura, o tienes comportamientos impulsivos, o quizás un exceso de control o descontrol, y quiero decirte que nada de esto es patológico. Estos comportamientos y emociones en realidad son mecanismos de protección que nuestro sistema nervioso tuvo que poner en momentos en los que no tuvimos otro recurso para poder sobrevivir, procesar, enfrentarnos o protegernos de la situación que estábamos viviendo.

Esos comportamientos son las respuestas guardadas en nuestra memoria a raíz de vivir ciertas circunstancias dolorosas o peligrosas. Y ahora en el presente, cuando nuestro sistema nervioso percibe un peligro o dolor similar al que vivimos en ese momento del pasado, nos protegerá de la misma manera. Como os decía, estos comportamientos no son patológicos, sino que son nuestras adaptaciones. Un ejemplo muy habitual para que se entienda esto puede ser relacionado con el peso. En nuestra cultura desde pequeñas hemos visto, observado y absorbido del entorno y la sociedad, que los cuerpos menos pesados son más irados y respetados que los cuerpos más pesados. Desde pequeñas hemos podido absorber de la televisión, de los anuncios, la moda, las conversaciones en la calle, que engordar no es algo que se valore, sino todo lo contrario, y que está asociado con falta de fuerza de voluntad o con la dejadez. Todos estos mensajes recibidos a lo largo de la vida se han guardado en el subconsciente. Imagina que en un periodo de tu vida engordas por el motivo que sea.

Te miras al espejo o te quedan justo los pantalones y de repente ¡pum! Se activa una angustia en tu cuerpo y una voz crítica y dura que te dice cosas feas hacia ti y rechaza tu cuerpo. ¿Qué está pasando? Lo que pasa es que en este momento en el que te miras al espejo tu mente conecta con todos esos mensajes guardados en el inconsciente que relacionan subir de peso con ser una persona vaga o no ser valorada o ser despreciada por los demás. Ante esa imagen en el espejo se activa la alarma de peligro y aparece esa voz dura que tiene el objetivo de protegerte de esto con estos discursos machacones para intentar motivarte a cambiar esta situación y que hagas algo para adelgazar. Esa voz dura no es patológica, tiene mucho sentido. Aprendiste que engordar era algo peligroso porque la sociedad lo asocia con algo negativo y también aprendiste la solución que es el castigo ya que aprendiste que cuando hacías algo mal para cambiar eras castigada. Así que esa angustia y esa voz crítica es la adaptación y el mecanismo de protección que tiene tu mente para protegerte de ser rechazada por tu entorno y la solución es esa parte crítica con todos esos comentarios duros hacia tu cuerpo que cree que así te motivarás a adelgazar y por lo tanto serás aceptada y valorada.

Todo esto no tiene nada que ver contigo o sea con tu esencia. No naciste con esa voz crítica, no naciste creyendo que engordar es algo negativo y no naciste con esa insatisfacción hacia tu cuerpo. No hay nada de malo en ti sino que todo esto es una adaptación y una protección. También hablamos anteriormente de cómo una vez que el cerebro aprende a hacer algo lo guardan el cerebro inconsciente y entonces ya no lo vuelve a cuestionar ni pide permiso a nuestra mente consciente. Cuando aprendemos algo el cerebro simplemente lo hace como un reflejo. Es como cuando aprendes a andar en bici. Cada músculo no le pide permiso a tu mente consciente de cómo moverse pues nuestros comportamientos automáticos en la vida se parecen a los movimientos automáticos de nuestros músculos al andar en bici. El problema aparece cuando estas respuestas automáticas afectan a cosas importantes de nuestra vida como por ejemplo cómo tratar a los demás o cómo nos tratamos a nosotras mismas y claro no queremos que esas respuestas sean automáticas al menos no cuando estamos pasando por dificultades.

Por eso aprender a cambiar las respuestas automáticas del cerebro hacia maneras más inteligentes y completas de actuar o sea vivir desde nuestro verdadero ser es clave para vivir en paz y sentirnos bien y lo bueno es que ese cambio es posible y aunque hay muchas formas de hacer este cambio como por ejemplo a través de diferentes métodos