Meditación SERIE 4-14 4l2c41

Buscamos esa postura cómoda, firme, equilibrada, estable que nos permita pasar un ratito con nosotros y como siempre como cada mañana vamos en busca de esa llave que nos abre la puerta de la calma que es la respiración y empezamos a tomar conciencia de cómo entra el aire de nuestro cuerpo y de cómo sale, no hay que esforzar nada, simplemente dejar fluir de forma natural esa respiración y convertirnos en el observador de esa respiración y tomó conciencia de cómo entra el aire y de cómo sale.

Puedes sentir el aire al inspirar y al expirar y las diferentes sensaciones que eso te produce. Puedes observar el cuerpo en su totalidad y si notas alguna tensión te apoyas en la respiración y aflojas y sueltas y disuelves. Con cada respiración te vas sintiendo cada vez más relajada y poco a poco va llegando a tu cuerpo el mundo de la calma.

Puedes darle un color a esa respiración, a ese aire al entrar, el color que más te guste, el azul el blanco, el amarillo, el verde y como si esa respiración fuera un pintor con un pincel al inspirar visualiza como ese aire que entra en tu interior va pintando de ese color el interior de tu cuerpo. Expiras y ese color llega al cerebro, a la cabeza, a la nariz, a la barbilla, a los mofletes, a las orejas y va bajando hacia el cuello, discurriendo como un niño juguetón por los hombros, bajando por los brazos, por el izquierdo, por el derecho hasta llegar a los dedos de las manos.

Ese aire con ese color elegido, juguetón como un niño travieso, llega al pecho y corre por la espalda, por la parte alta, por la media, por la baja, llega al abdomen, llega a la cintura, discurre como el niño juguetón que es por las caderas, por los glúteos, llega a las piernas, a los muslos, a la rodilla, a los gemelos, hasta llegar a los pies.

Ese aire te enraiza a la tierra y puedes soltar tensiones y preocupaciones y puedes tomar cada vez más conciencia de este momento y con cada respiración puedes integrar todo lo que ocurre, algún sonido, alguna sensación, algún pensamiento y sin juzgar, sin analizar, con una profunda aceptación lo dejas ir y aceptas y comprendes y perdonas y agradeces.

Ahora te permites estar un tiempo en tu propia compañía, te regalas la sensación