La Brújula Interior │ PRIMERA SESIÓN 2y114

Líderes. Ahora sí, bienvenidos a esta nueva aventura que vamos a empezar el día de hoy con una obra maravillosa, segunda obra de de Alex Rovira que vamos a ver en el club de lectura, en el círculo de lectura del Club de Liderazgo. En esta oportunidad estamos leyendo La brújula interior que lleva como subtítulo conocimiento y éxito duradero. Este libro está escrito en forma de cartas, cartas que escribe el autor en su última, digamos en su última etapa como como empleado dentro de una organización, es decir bajo relación de dependencia.

Entonces hay una serie de cartas de procesos de Insight que él ha ido descubriendo haciendo una introspección de lo que está ocurriendo en su vida, cómo su vida ha ido transcurriendo, lo que él considera que han sido aciertos y desaciertos en su en su vida y entonces lo expresa de esta manera.

Estas cartas inicialmente no eran unas cartas para ser publicadas y tampoco eran cartas como para ser escritas o para ser entregadas al destinatario, sino más bien como un ejercicio, vamos a llamarlo terapéutico, que hizo el autor y así que el día de hoy vamos a comenzar comentando sobre las cinco primeras cinco primeras cartas. Cada una de estas cartas son cortas, pero si cargas de bastante, bastante aprendizaje, ok? Entonces vamos a dar inicio acá con esta primera carta, carta número uno, la frase perversa o que denota una una frase perversa, hay que ganarse la vida y yo creo que no voy a no voy a generalizar, pero por lo menos el 80% de los abuelos le escuchamos por lo menos en una oportunidad diciendo esa frase, hay que ganarse la vida, hay que trabajar duro y cosas por el estilo.

La pregunta que yo me hice al leer esta carta es qué mal hicimos para creernos esta frase, porque ciertamente le consulté a más de una persona sobre si habían escuchado de alguna manera, utilizó esa frase y el 90% me dijo sí, claro, la uso yo regularmente. Es bastante simple, la mayoría de las personas infelices creen en esta frase, que esta frase es cierta, por el contrario la mayoría de las personas que se dicen ser felices más bien se identifican con la frase hay que disfrutar la vida y entre ganarse y disfrutarse la vida yo creo que hay una una enorme separación ideológica o por lo menos a nivel de creencias.

En la carta la crítica que hace la frase de hay que ganarse la vida, Rovira la señala que esta frase es tan común y aceptada socialmente y que encierra una pésima, una premisa bastante perversa, de que la vida está perdida desde que nacemos y que debemos esforzarnos para ir recuperándola o tratar de merecer un poco mejor o algo mejor en la vida. Otra idea que observo en esta carta es que la infelicidad pareciera estar generalizada. El autor acá describe cómo al preguntar a su alrededor las respuestas reflejan resignación, lucha, falta de dirección y aceptación tácita de un estado de malestar como algo que es normal.

De hecho ahorita usted conversa con las personas y le pregunta si alguien se siente mal y quizás la opinión generalizada va a ser que efectivamente se sienten mal. Algo les duele. Si no tienen problemas financieros, cosa que es difícil, que no las tengan, algo les duele. Algún problema que les quita el sueño tienen. Entonces las conversaciones del día a día ya no son tantos conversaciones para ponernos al día y ver qué cosas maravillosas están pasando en la vida de cada uno. Si no va bien, son conversaciones para hacer una comparación sobre las tragedias que estamos viviendo cada uno de nosotros.

Esta idea digamos que en cuanto a la conexión de la frase con la infelicidad, Rovira argumenta que internalizar la idea de que hay que ganarse la vida conduce a la persona a vivir con tristeza, con resignación y a buscar escapes ilusorios como por ejemplo la lotería, aunque él menciona otras tantas y investigando, escuchando algunas entrevistas de Rovira, la lista es bastante larga sobre todos esos distractores que si lo podemos buscar de alguna manera con alguna analogía freudiana tiene que ver con mecanismos de defensa. También entiendo las excusas para la insatisfacción laboral, ok?