El -viaje de Sonia (36) Cuando el COVID lo puso todo patas arriba 19 05 25 33571w

Conecta el viaje de la Sonia, hoy nos espera una nueva aventura, un recorrido por los caminos de la vida, porque como dice la Sonia, cada día no es siempre.

El viaje de Sonia, con Sonia de Sola.

Hola a todos y bienvenidos una semana más al viaje de Sonia.

El episodio de hoy da continuidad a lo que compartí en el episodio 34.

Nos situamos en el año 2020, marcado por la pandemia que cambió el mundo entero.

En aquel episodio 34 os conté cómo justo el lunes anterior al confinamiento tomamos la decisión de comprarnos una planta baja y ese mismo viernes 13 de marzo el país entero quedó confinado.

Que mira, compramos la planta baja por mi situación de la silla de ruedas, pero si viene otro confinamiento, esa terracita nos dará la vida, también os lo digo.

Bueno, sigo que Sonia, empiezas hoy pronto con los paréntesis, tus paréntesis típicos.

Pues eso, quiero hablaros precisamente de ese día y de lo que supusieron los primeros meses de encierro.

Unos meses cargados de incertidumbres, miedo y muchas preguntas, donde todo eran noticias alarmantes porque el COVID era entonces un completo desconocido para todos nosotros.

En mi caso particular, vivir con una enfermedad crónica y estar bajo tratamiento inmunosupresor me convertía en una persona de alto riesgo, así que además del desconcierto general se sumaba una preocupación constante por mi salud.

Recuerdo que a los pocos días del confinamiento empecé a moquear y claro, al ser todo tan reciente saltaron las alarmas cuando llamé a mi centro de salud por mi perfil de alto riesgo.

O sea, sonaron las alarmas, no lo podéis imaginar.

A las pocas horas vinieron a hacerme la prueba del COVID blanca, por aquel entonces tenía ocho añitos y al ver las enfermeras vestidas como auténticas astronautas, pues la pobre se asustó.

Y también os digo que no me extraña porque yo también, o sea, me quedé impactada cuando abrí la puerta de mi casa y las vi con ese traje que las cubría enteras, o sea, desde los pies hasta la cabeza que no se les veía ni un trocito de piel y tenían la pantalla esa protectora en la cara.

O sea, me teletransporté literal, ¿sabéis aquellas típicas películas de domingo random por la tarde de contagios, ataques terroristas biológicos? ¿Sabéis a lo que me refiero, no? Y recuerdo que hasta les pregunté si la cosa era tan heavy como para que fueran así vestidas, ¿sabes? La verdad es que eran dos y fueron realmente súper amables y nos lo explicaron todo súper bien y además con la blanca fueron majísimas y claro, intentaron desdramatizar un poco la situación para que a la pobre niña, o sea, se le quitara la cara de susto.

Bueno, la prueba dio negativo, ¿vale? Otra situación que viví durante ese primer mes de confinamiento, o sea, me tocaba ir al hospital de la Bayderon porque me tocaba ponerme mi medicación para la esclerosis múltiple y recibí una llamada informándome de que hasta nueva orden no podía ir al hospital, a recibir el tratamiento.

Me dijeron que no me preocupara, que ya me avisarían cuando pudieran retomar las visitas, así que en plena pandemia también tuve que parar mi tratamiento.

Y otra de las cosas que también me afectó de manera negativa, claro, es que tuve que dejar de ir al fisioterapeuta.

O sea, antes del confinamiento pre-Covid, que digo yo, hacía cuatro sesiones a la semana, o sea, me recogía José, mi taxista, me llevaba al centro de fisioterapia y claro, tuve que dejar de hacerlo porque desde Bayderon, cuando me llamaron para decirme que la medicación se quedaba en stand-by hasta el nuevo aviso, también me dijeron que por mi perfil de tener una enfermedad crónica y ser inmunodeprimida, he evitado mi medicación.