Cumplir años no debe ser una tragedia que esconder - DEJA QUE TE CUENTE 10/05 451f1t

Bienvenido y bienvenida a un programa más. Soy Esther Mendoza y estás aquí conmigo en Deja que te Cuente. Hoy vamos a hablar de arrugas, pero no te preocupes que no te la vamos a quitar, sino vamos a tratar de entenderla. Porque cada una de nosotras tenemos una historia que contar en este surco que tiene mucha sabiduría.

Así que, por favor, quédate ahí porque vamos a averiguar qué vino a enseñarnos esta zarroga. Dicen que los años no pasan en balde y tienen razón. Nos dejan líneas en la piel, recuerdos en la espalda y cicatrices en el alma. Pero últimamente parece que el paso del tiempo se ha convertido en un enemigo público.

Hoy vengo a contarte una historia que va más allá de arrugas y cremas. Una historia sobre lo que significa envejecer en una sociedad obsesionada con parecer joven para siempre. Una sociedad que nos grita, sin decirlo, que lo natural debe corregirse y que cumplir años es una tragedia que se debe esconder. Habría que cuestionar esta narrativa de juventud eterna, desde los anuncios de cremas anti-edad hasta los celebrities que nunca vejecen, nunca envejecen hemos casi normalizado que la juventud es el estado ideal y que hay que estirarlo como se estira una sabana vieja para que no se note el desgaste.

Habéis visto esas campañas publicitarias donde una mujer de 50 años, 60, dice tener 35, 40 gracias a X productos. Nunca se las muestran orgullosas de su edad real. Ahí deberíamos personalizar en que estado emocional se encuentran no solo las marcas sino las personas. Los años nos dan algo que no se puede comprar, que es perspectiva, tolerancia, experiencia, sentido del humor más fino, capacidad de perdonar. Y sin embargo, todo eso queda fuera del marco cuando solo se puede.