Cuando el alma grita en silencio - DEJA QUE TE CUENTE 24/05 5o6n

Hoy quiero que te sientes conmigo, sin prisa, sin notificaciones interrumpiendo el alma, solo tú y esta voz que intenta como siempre invitarte a mirar un poco más dentro, porque quizás lo que estás buscando no está en otro país, ni en otro cuerpo, ni en otra cuenta bancaria, sino justo aquí, en tu forma de mirar, en tu forma de vivir, bienvenido y bienvenida a un nuevo capítulo de deja que te cuente, porque hoy quiero hablarte de algo antiguo, pero más actual que nunca, una filosofía que no nació en Instagram ni en Silicon Valley, sino entre columnas de mármol y pergaminos, se llama estoicismo y no tiene nada que ver con tragarse las lágrimas o hacérsela fuerte mientras todo se desmorona, nada, no va de eso, va de aprender a vivir con dignidad, con sentido, con la serenidad de quien acepta que no puede con todo y aún así sigue adelante eligiendo bien cada paso, bienvenido y bienvenida nuevamente, no te vayas porque este programa va a ser distinto, más íntimo, más honesto, quizás incluso más necesario.

Quiero que imagines una escena, una plaza de Atenas, hace más de 2000 años un hombre llamado Zenón acaba de perder todo su cargamento en un naufragio, lo ha perdido todo excepto algo que nadie puede arrebatarle, su mente, su capacidad de elegir de cómo vivir ese desastre, en lugar de lamentarse decide buscar sabiduría, así nace el estoicismo, de la ruina y de la elección de mirar más alto, y aquí estamos nosotros siglos después con otros naufragios, todos son emocionales, laborales, familiares, con redes sociales que nos dicen cómo deberíamos sentirnos, con un mundo que corre sin parar, pero no sabe adónde va, pues el estoicismo es una llamada a detenernos, a decir, esto sí lo puedo cambiar, esto no depende de mí, ¿para qué mi desgasto en lo segundo si puedo centrar mi energía en lo primero? Vamos a explorar esta idea en profundidad, con calma, con historia, con práctica, porque no se trata de memorizar frases de Marco Aurelio, se trata de vivir mejor, de tener el coraje de decir, esto me duele, pero no me destruye, y así al atardecer podemos sentir que haber decidido la pena esas reflexiones, es para recordar que todo termina, y que esto también puede ser un consuelo, así nos presenta los atardeceres los cambios de la vida.