El conocimiento sobre la Preparación, la Iluminación y la Iniciación - José Tarragó 4p5z12

Buenas tardes a todos y vamos a empezar ese tema que a mí parecer es muy interesante porque prepara evidentemente a todos los estudiantes que a veces tenemos una cierta confusidad sobre lo que representa esta preparación, la iluminación y finalmente la iniciación. Así que hoy vamos a tener la atención puesta en la preparación, en la iluminación y la iniciación. Cada uno de nosotros podrá encontrar la clave de cómo iniciar su propia autotransformación.

La teosofía o ciencia oculta nos ofrece los medios para desarrollar los órganos espirituales y hacer que la luz interior brille en más o menos intensidad y para ello es imprescindible aplicar la disciplina que voy a dividir en tres etapas. Primera etapa, la preparación, que desarrolla los sentidos espirituales. La segunda etapa, la iluminación, que aviva la luz espiritual. Y la tercera etapa, la iniciación, que nos permite el o con seres espirituales.

Estas tres etapas son las que voy a exponer para el estudio de esta tarde, de esta conferencia, pero quiero precisar que lo que voy a decir procede de fuente oculta que por el momento no nos ha sido revelada por estar velada a la personalidad todavía interesada por el mundo material. Si como estudiantes nos subordinamos a esa trilogía de las tres etapas que he mencionado, la enseñanza teosófica nos puede conducir verdaderamente si nos lo tomamos en serio hasta lo que llamamos la primera gran iniciación.

La preparación consiste en educar de un modo muy especial el sentimiento y el pensamiento. Con esa educación se desenvuelven en los cuerpos anímico y espiritual órganos y sentidos que les son apropiados, de como las fuerzas de la naturaleza sacaron de la materia informe y viva los órganos con los que aparece dotado el cuerpo físico.

Antes que nada, hay que dirigir la atención del alma, conciencia, sobre ciertos fenómenos del mundo exterior. Por una parte los de la germinación, crecimiento y expansión, y por otra los que presentan los organismos que al faltarles vitalidad languidecen y se extinguen. Donde veamos crecimiento y floración bajo una forma determinada, debemos desterrar de nuestra alma conciencia cualquier impresión extraña y entregarnos exclusivamente por más o menos tiempo a esa sensación única.

Al hacerlo, se observa un sentimiento que otras veces y en casos parecidos apenas impresionaban nuestra conciencia, cosa que, al fijar la conciencia, crece en la naturaleza.