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SOLO PARA ADULTOS X - Voces reales
Sexo con un señor mayor.

Sexo con un señor mayor. 631r5w

10/5/2025 · 06:05
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SOLO PARA ADULTOS X - Voces reales

Descripción de Sexo con un señor mayor. 141eh

Hola amigos, ya he publicado algunos relatos en esta pagina, uno real de coo fue mi primera vez y el otro fantasia, este es 100% real. Cuenta de cómo tuve una aventura con una hombre mayor que me fisgoneaba. Estaba yo en mi habiatacion solo con una pantaloneta y una camiseta, estudiando para un examen en la universidad, Aquella tarde había vuelto a suceder, yo estaba en mi habitación estudiando cuando noté como si alguien estuviera observándome. Sentía una enorme sensación de sentirme vigilado. - ¿Quién estará mirándome? Muy despacio levanté la cabeza de mi libro y miré por la ventana que esta frente a mí. ¡Sí!. Allí estaba él. Como imaginaba era José Luis, el vecino del tercero, que aprovechando el patio de luz y que su piso estaba frente al mío, estaba mirando a través de los cristales. Aunque al momento que vio que yo levantaba la cabeza, la cortina de la ventana se cerró. ¿Qué miraría?. José Luis es un hombre de unos cincuenta años, eso dice mi madre, aunque aparenta menos, que vive solo en el apartamento. Hace como un año y medio que murió su mujer y desde entonces vive solo. No sé por qué me hizo gracia que José Luis me estuviese espiando. ¿Por qué lo hacía?. También pude observar que José Luis no llevaba puesta la camisa, estaba desnudo en la parte de arriba, por otras veces que lo habia visto sabia que era un pécho bien formado, y velludo, con algunos pelitos blancos, pero en verdad se notaba que en su juventud hacia deporte. Que curiosidad, no podía dejar de mirar de vez en cuando hacia arriba. Sabía que estaba allí. Joder, llevé mi mano a la entrepierna y la tenía mocillona, estaba creciendo. Quizás el imaginar el pecho de mi vecino, con aquellos pelos blancos, acariciándolos, pasando mi mano por ese pecho curtido. Sin pensarlo dos veces separé un poco la silla de la mesa donde me encontraba y después de levantar un poco la camiseta acaricié el bóxer blanco que llevaba puesto como única prenda de la parte de abajo. Estaba ahí, lo notaba e incluso lo veía, a traves de la cortina. A los pocos minutos ya no disimulaba, ya estaba en la ventana de una forma descarada. Yo no levanté la cabeza por lo pronto. Pero llevé de nuevo mi mano a la entrepierna, las abrí bastante y de forma inmediata saqué un poco de mi polla por un lado del bóxer, al tiempo que aún me separaba un poco más de la mesa, para que él pudiese observarme mejor. Parte de mi polla se veía por un lado y acerqué mi mano a la punta, pasé mi dedo, los posé y tiré de la piel hasta dejar la cabeza fuera. Madre mía, estaba creciendo de una forma vertiginosa. Ya no podía contener el crecimiento de mi rabo, que después de dos caricias estaba completamente tieso y duro. Debía hacer algo, quería que él lo viese y que notase que lo estaba viendo, así que no disimulé más. Levanté la cabeza, miré hacia la ventana y sonreí. Allí estaba él, con los ojos muy abiertos, mirando cómo me la acariciaba. Él también sonrió al ver cómo lo miraba, e incluso me pareció percibir un leve movimiento que me inducía a pensar que me estaba invitando a subir a su habitación. Antes de subir aún quise provocarlo un poco más, así que me levanté, me volví espaldas a él, cogí el pantalón de un chándal que había tenido puesto esa tarde y lo solté delante de mí. Luego bajé mi bóxer, dejando ver mi culito, hasta quitarlo. Estaba convencido que José Luis estaba con la polla en la mano. Me agaché, lo hice sólo para provocarlo un poco más, para que pudiese ver mejor mi culo, cogí el pantalón y me lo puse sin nada debajo. Ya controlado por la excitación, y la lujuria me puse a trabajar en mi plan - Mama, salgo un momento. Comencé a subir las escaleras para llegar hasta el siguiente piso. Mientras lo hacía acariciaba mi paquete. Quería que cuando entrara en la casa estuviera completamente tiesa, aunque temía encontrarme con algún vecino por las escaleras. Llamé a la puerta y no tardó mucho en abrirse la puerta. Allí estaba él, sonriente, con el torso desnudo y abajo sólo un bluejean. - Hola monito, bienvenido - Hola Don José Luis - Pasa. Sabes, estás muy guapo. Yo no contesté, pero nada más cerrar la puerta noté cómo una mano acariciaba mi culito de forma suave. - ¿Te apetece algo de beber? - ¿Una cerveza? - Sí, me parece que tengo. Ven al salón y te la traigo. Siéntate. José Luis desapareció del salón, nada más hacerlo yo puse en posición mi paquete de forma que el bulto de la polla, que había bajado un poco de tamaño, y los huevos quedasen bien a la vista. Subí un poco la camiseta, y puse la polla al lado derecho. No había terminado aún cuando apareció con dos latas de cerveza, y una lata de frutos secos en la mano. Además de haberse cambiado el bluejean por una bermuda. Lo puso sobre la mesa y se sentó a mi lado. Sus piernas también tenían algunos pelos blancos que me gustaban, e incluso imaginé cómo serían los de su polla. Seguro que eran también tendria canosos. Miré hacia su entrepierna y un leve bulto aparecía sobre la bermuda - - ¿Has estado alguna vez con un hombre?.- preguntó. - Sí, he estado con algunos amigos. - Pero con alguien de mi edad. - No. Nunca. - ¿Sabes una cosa?. Para mí es la primera vez. Nunca estuve con un hombre. Me gustaron y me gustan mucho los hombres. Creo que siempre fui gay. Pero nunca estuve con ningún hombre. Además pensé que me moriría sin estar con ninguno, cuando una tarde, hace un par de meses te descubrí a ti, que estudiabas frente a mi ventana... - ¿Tanto tiempo y no te había visto? - Sí, mucho tiempo, pero nunca te había visto como hoy. - - Mientras hablaba yo pensé que nunca se decidiría, así que acerqué mi mano a su pierna y la acaricié. Al posar mi mano noté como un escalofrió intenso que hizo que sus vellos se pusieran completamente tiesos. Me sonreí y acerqué mis labios a su pecho. - - - ¿Te gusta? - Sí. - Dame tu mano - - Agarré su mano y la puse sobre mi pierna, moviéndola yo sobre mí. Aún estaba más nervioso cuando fui subiendo su mano hasta posarla sobre mi paquete, mientras continuaba acariciando su pecho con mis labios. Mmmm. Me gustaba aquel tacto, aquel aroma, aquel sabor. Más cuando notaba que mi polla estaba siendo atrapada por aquella mano tímida que a marcha rápida iba adquiriendo soltura y ya se paseaba alegremente por mi entrepierna acariciando mis huevos, mi polla que se había puesto completamente tiesa y dura, pegándose a mi barriga de forma inmediata al primer movimiento que el vecino hizo sobre ella. - - - Quítate el pantalón.- Le dije. - - Y él no tardó en obedecer a mi requerimiento, quedándose sólo con unos grandes boxers blancos que dejaban ver los huevos por los lados. Él abrió las piernas dejando ver aún con mayor claridad los huevos que apenas tenían pelos, creo que ya habían desaparecido todos. Eso me puso aún más cachondo, así que sin pensármelo dos veces bajé mi cara y la froté por los calzoncillos, notando un olor nada desagradable y una dureza, que terminaba en unos gordos y blandos huevos, por los que pasé mi lengua. Aún por encima del boxer. Luego acerqué mi lengua a su ingle y la lamí, acercándome a sus huevos. - - - ¿Te gusta? - Sí me gusta mucho. Tienes una polla muy dura. Quítate el boxer. - De acuerdo. Lo haré. Ayúdame tú. - - Yo levanté mi culo, presionando mi espalda sobre el sofá y él tiró del boxer dejando aparecer mis cojones pegados a mi polla dura y tiesa. Su mano había hecho milagros. - - - ¿Quieres chupármela?.- preguntó - ¿Te gustaría?. - Mucho. Hazlo. Mientras yo meneare tu polla. Me encanta tenerla entre mis dedos. Está muy caliente. - - Yo no quité sus boxer. Simplemente saqué la polla por un lado y la meneé un poco para que fuese creciendo, para que se pusiese un poco más tiesa. Era grande, aunque los años habían hecho en ella mella y permanecía a medio crecer. ¡Te la pondré como una piedra, cabrón. Aunque sea lo último que haga!. Sin pensarlo dos veces me la metí en la boca y comencé a lamerla, sintiendo cómo iba creciendo al tiempo que mi lengua pasaba por su cabeza, mis dedos por sus huevos y mis labios la abrazaban completamente. - - Lo estaba consiguiendo, la polla crecía y endurecía tremendamente en mi boca. Nunca pensé que fuese tan grande y sobre todo tan gorda. Yo chupaba, lamía, tragaba y mis dedos acariciaban sus huevos e incluso fui un poco más allá y comencé a acariciar su culito. Él meneaba con fuerza mi polla de forma inexperta pero fuerte, consiguiendo que mi verga se pusiese al máximo. - - - ¿Te gusta verdad?. ¿Quieres que te folle?. ¿Qué meta mi polla? - Sí, hazlo. Quiero ser tuyo. Quiero que me folles. - contesté. Acerqué mi boca y solté un poco de saliva sobre su verga, luego me metí un dedo y me esparcí tambien saliva para hacer que esta se convirtiese en lubricante. Más saliva y la punta de su polla mojada, lubricada por el meneo que mi vecino le había dado. - - Puse mis piernas sobre mis hombros y la punta de su polla se paseó por el agujerito, fue acariciándolo, apretando poco a poco hasta que fue entrando en el culo. - - - Ahhhhhhh. Me duele un poco. - Tranquilo, pronto disfrutaras como nunca has gozado. - - Mientras lo decía agarraba mi verga y comenzaba a menearla y apretaba la suya en mi culo, sintiendo pronto la sensación de que la apretaba algo caliente. Primero poco a poco, luego un poquito más fuerte, hasta que toda su verga estuvo dentro de mi culo. - - - Ahh. Me duele, pero me gusta. Sigue. Sigue. - Sí. Seguiré. Pronto sentirás mis huevos en tu culo. - Ahhhh. Métemela toda. Toda. Toda. - - Me moví, me senté, abrí las piernas y le dije a mi compañero de follada que me hiciera sentar sobre su verga. Que se sentara frente a mí, porque quería morder sus labios mientras me follaba y meneaba su polla en mi culo. Quería que los dos nos corriéramos al unísono. Cosa que sucedió en pocos minutos, el dentro de mi culo y yo en su pecho. Aún estuvimos un tiempo con su polla en mi culo y besándonos. - - Desde entonces hemos hecho el amor varias veces en semana y lo único de lo que me arrepiento es no haberlo hecho antes.. 31413o

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Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Mi esposo estaba trabajando, hace tiempo que hablaba con este señor a escondidas, éramos permisivos, pero de todas maneras no quería que lo supiera.

Esa vez, me invitó a su casa, era un cumpleaños, llevé, incluso a mi niña para que se divirtiera un rato, luego de unas horas, los invitados se fueron. Nos quedamos solos.

Mi hija tenía sueño, así que él me indicó dónde podía llevarla a dormir, la acosté y volví a la habitación donde él me esperaba.

Estuvimos hablando un rato, me habló de su separación con su esposa, incluso lloró un poco, luego de unos momentos de sincerarnos acerca de diferentes aspectos de nuestras vidas, el momento se dio. Nos besamos, pero fue un beso extraño, un beso que me mojó al instante, no sé por qué. Quizás por la fantasía, y tenía 24 y él, unos 50 o 60 quizás.

El beso siguió, comenzó a besarme el cuello y yo lo permití, comenzó a tocarme las tetas, y yo, claro que lo permití, lo abracé fuerte y le dije, vamos a la cama.

Nos sentamos a la orilla y volvimos a besarnos, esta vez, mientras procedía el beso, me empezó a desnudar, primero la blusa, obvio, a él lo que le urgía era chupármelas, no sé por qué siempre se van directo con las chichis, a veces se antoja que vayan a chupar el culo o las piernas antes de empezar la cogida, pero en fin, me sacó el breicher, y en efecto, empezó a masticarme los pezones como un perro masticando su carnaza, me dolía, pero a la vez me prendía. Siempre me ha mamado que me toquen o me chupen las tetas, desde chiquita, en la secundaria, tantito alguien me rozaba, aún por accidente y se me mojaba la cola.

Bueno, mientras me las chupaba me empezó a desabrochar el pantalón, y así, hasta que me desnudo por completo, me acarició la vulva, me buscó el clítoris, no fue difícil porque ya estaba bien mojada y lo tenía bien hinchado, me masturbó un ratito, nunca me metió los dedos, eso no me gustó tanto. Luego, mientras me tocaba, yo lo empecé a desnudar, no tenía el mejor cuerpo, pero, la verga. Uy, la verga. La tenía durísima, grande, venosa, sentía como la concha me latía de urgencia porque me la metiera, pero en él, se hincó frente a la cama para chupármela. Eso sí. Bien chupadota.

Me vine un par de veces mientras me hacía el oral, pero yo estaba que me cagaba porque me la metiera, ya la quería tener adentro. Volvió a subir hasta mi boca y siguió besándome mientras me acariciaba la cola, de repente me rozaba el ano con un dedo, pero hasta ahí, se la empecé a jalar, pues, y el don se acostó, me fui acercando poco a poquito a la riata y me la metí de chingadaso a la boca, se la estuve mamando unos minutos, porque al chile si estaba bien rica.

Le lamí la cabeza como paleta, hasta le metí la lengua varias veces por el orificio, le chupé los huevos, incluso me la metí hasta adentro con la lengua de fuera para lamérselos a la vez. Y se la estaba mamando cuando de repente, me los echó en la boca, no estaba hasta adentro, tenía la punta por la lengua y me la llenó toda de semen, de su delicioso semen. Por una parte, estaba desmotivada, porque pensé que ya de ahí no se le iba a parar, pero era tanto pinche semen el que me aventó que me prendí bien cabrón. Me lo tragué y me le monté.

Encima, sin avisar ni preguntar, me la metí toda, no sé si fue por eso, pero no se le bajó la erección, todo el tiempo la tuvo bien parada, bien durota. Le estuve dando unos sentans bien macizos hasta que me chorré encima, pero su verga seguía tiesa, me agarró las chichis y me puso, ahora de a perro. Me agarró de las nalgas con sus pinches manotas y me la metió tan adentro y tan duro que empecé a babiar, ya no sabía si la cama estaba mojada de semen, de mis jugos o de mis babas. Sentí como que ya se me vino adentro el güey, pero le seguía aventando las nalgas para que no me dejara de dar, y no me dejó de dar.

Estaba bien rico ese pedo, ya hasta me tenía el pulgar adentro del culo y yo estaba que no me aguantaba, se me caían las piernas porque ya no podía, estaba muy cabrón. Yo estaba segura de que me los había echado dentro, pero igual me la sacó, me tumbó de espaldas y me siguió dando con mis piernas en el cuello, yo le sentía la verga hasta el útero, sentía que me iba a tirar la matriz o algo. Ya mis gemidos eran gritos, ya no podía, me volví a chorrear ahí. No sé si era el estrés que traía o qué pedo, pero hasta me llenó el cuello.

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