Sean Sellers: El adolescente que mató en nombre de Satanás 4l102o

Invitaba a los demonios a entrar en mi cuerpo y oía todas esas voces en mi cabeza. Me decían dispara contra la clase, mata a todos los de la clase. Estas fueron las palabras de Sean Sellers, un adolescente de 17 años condenado a muerte por el asesinato de sus padres y de un dependiente de supermercado. Un caso que sacudió a Estados Unidos y avivó el miedo sobre el satanismo, las posesiones demoníacas y la violencia juvenil. Un psicópata sin remordimientos o una víctima de sus propias creencias. Sean Sellers fue el asesino más joven en ser ejecutado en Estados Unidos desde 1959.

Su historia se convirtió en una de las más polémicas de la historia criminal estadounidense, no solo por la brutalidad de los crímenes, sino porque su defensa argumentó que no había sido él quien mató, sino una entidad demoníaca que lo poseía. ¿Era un joven trastornado influenciado por las drogas y la violencia familiar o realmente estaba poseído por unas fuerzas que lo llevó a cometer estos crímenes? Este caso no solo habla de asesinatos, sino también de satanismo, salud mental y el sistema judicial estadounidense. El caso de Sean Sellers es un reflejo del pánico satánico que dominó Estados Unidos en los años 80 y 90, en una época donde el satanismo se asociaba con el crimen y la violencia juvenil.

Su historia se convirtió en un símbolo de peligro que representaban los cultos oscuros. ¿Realmente el satanismo influenció a Sean o fue una excusa para justificar lo injustificable? Muy buenas, yo soy Lux y bienvenidos un día más a las profundidades del Averno de la locura. Muchísimas gracias por vuestro apoyo, por vuestros likes, por vuestros comentarios, que me encanta leeros a todos, y hoy tengo un anuncio, podríamos decirlo, un poco especial. Como sabéis, todos estos casos también los subo a un canal de YouTube. Hace unos pocos meses, debido a que el canal de YouTube, el Averno de la locura, pues hice algunas cagadas, vamos a llamarlo así, porque era una persona muy inexperta en esto de las redes sociales, pues el canal del Averno de la locura pues terminó muriendo.

Era imposible crecer, tenía muy pocas visitas, la gente no veía los vídeos, YouTube no lo recomendaba, así que tomé la decisión de abrir un canal nuevo titulado Crímenes de Arkham para empezar a subir ahí otra vez los casos. Empecé a subir además casos antiguos con una nueva reedición, que desde aquí muchísimas gracias a Kassil, que es mi editor, y demás. Entonces, claro, yo sigo aquí como el Averno de la locura, pero el canal de Crímenes de Arkham pues está creciendo, entonces he tomado la decisión de cambiar también este canal a Crímenes de Arkham.

Hablé con el soporte de iVoox y me recomendaron que os fuera avisando en varios capítulos para que no os asustaseis y que sepáis que en unas semanas este canal ya no será el Averno de la locura, sino que será Crímenes de Arkham. Entonces, simplemente para que lo sepáis. Y luego también tengo otra noticia. Para los que utilicéis la plataforma Spotify, que sepáis que ahora el canal de iVoox también está vinculado con Spotify, así que lo podéis encontrar en iVoox como el Averno de la locura y en pocas semanas como Crímenes de Arkham.

Y ya después de esta intro larguísima, empecemos con el caso. Son Sellers nació el 18 de mayo de 1969 en California, en el seno de una familia rota desde el principio. Su madre, Bonda, tenía sólo 16 años cuando lo trajo al mundo, y su padre, un hombre alcohólico, desapareció de la ecuación cuando Son tenía tan sólo cuatro años.

Bonda rehizo su vida con Paul Belofato, un camionero con el que llevaba un estilo de vida nómada, dejando a Son con familiares o llevándolo de ciudad en ciudad sin estabilidad alguna. Para cuando cumplió la adolescencia ya había vivido en más de 30 lugares distintos. La inestabilidad dejó huella. Son creció sintiéndose abandonado y desplazado, sin la oportunidad de establecer lazos duraderos con otras personas. En la escuela los profesores notaban su inteligencia, pero también su aislamiento. No buscaba amigos y prefería quedarse en su propio mundo, un mundo donde empezó a escuchar voces. Tenía seis o siete hijos.