La MALDICIÓN de la MALETA: un crimen que ESCANDALIZÓ a Francia cu65

Cuando Werner Hitler desapareció en el verano de 1985, nadie imaginó que la clave del misterio acabaría flotando dentro de una maleta, en un río.

Nadie pensó que su novia, una mujer de más de 60 años, menuda, tranquila, aparentemente amable, podría estar detrás de una historia tan turbia como la que estaba a punto de salir a la luz.

Detrás de esa fachada se escondía Simone Weber, una mujer marcada por la tragedia, obsesionada por el control y sospechosa de un crimen tan frío como desconcertante.

En el salón de su casa, una sierra eléctrica.

En la bañera, rastros sospechosos.

Y en su historial, más de un cadáver emocional.

Hoy en Crímenes de Arkham abriremos el expediente de una figura casi olvidada, pero que estremeció a toda Francia.

Una mujer que pudo ser muchas cosas, víctima, madre herida, amante despechada o, simplemente, una asesina calculadora con sonrisa de abuela.

Muy buenas, yo soy Lux y bienvenidos un día más al oscuro corazón de Arkham.

Como veis, ya oficialmente somos Crímenes de Arkham, ya lo fuimos con chikatilo, pero os lo recuerdo, anteriormente El Averno de la Locura, ahora Crímenes de Arkham.

Quiero aclarar que tenéis todos estos casos de forma anticipada con la opción para fans de Evox, además de un capítulo exclusivo semanal.

Ya tenéis subido algún capítulo y, por favor, deje en comentarios de esos capítulos si os gustan, que queréis que haga más de ese estilo o si os ocurre otra sección que queréis tener para episodios exclusivos para fans.

Pero no me enrollo más y, sin más, empecemos con el caso.

Simon Weber nació el 28 de octubre de 1930, en la localidad de Azenville, Francia, aunque algunas fuentes apuntan que podría haber nacido un año antes.

Su infancia no fue precisamente feliz, creció en una familia marcada por el conflicto constante entre sus padres, que peleaban incluso por la custodia de los hijos.

Simon, segunda de cinco hermanos, desarrolló desde muy joven un carácter posesivo y malhumorado, agravado por una pleuresía que debilitó su salud de forma crónica.

Esta combinación de enfermedad, abandono emocional y rechazo, incluso por parte de sus propios padres, comenzó a moldear a una mujer que, con el paso del tiempo, se volvería impredecible, exigente y extremadamente controladora.

Tras el divorcio de sus padres, su padre rehizó su vida con otra mujer.

Fue así como Simon conoció al hermano menor de su madrastra, con quien inició una relación intensa y celosa.

Se casaron y tuvieron cinco hijos, Catherine, Daniel, los gemelos Philippe y François y Brigitte.

Pero la felicidad nunca llegó, Simon se volvía posesiva, paranoica y la convivencia se tornó insostenible.

La tragedia no tardó en tocar a su puerta.

En 1968, su hija menor, Catherine, falleció en la enfermería del colegio.

Aunque Simon denunció una inteligencia médica, la autopsia reveló un suicidio.

La joven sufría de depresión.

Años después, su hijo Philippe también se quitó la vida durante el servicio militar.

Estos dos golpes devastadores llevaron a Simon a romper lazos con el resto de su familia, desheredarlos y marcharse a Estrasburgo.

Allí se reinventó, se hacía llamar Monique Tuot y decía ser catedrática de filosofía.

Se casó en secreto con un anciano viudo de 81 años, Marcel Fischar, quien falleció tres semanas después del matrimonio, en circunstancias que más tarde serían consideradas sospechosas.

Pero no sería hasta que conoció a Werner Hettler, un antiguo amigo de su difunto esposo, cuando su historia alcanzaría un punto de no retorno.

Werner, mucho más joven que ella, se convirtió en su nueva obsesión.

Vivieron juntos pero su relación fue un torbellino de rupturas, reconciliaciones, celos y sospechas de infidelidad.

Simon no soportaba la traición, real o imaginaria.

Y cuando descubrió que Werner llevaba una doble vida con una mujer más joven, su mundo interior, marcado por el abandono y la pérdida, se quebró definitivamente.

Fue entonces cuando empezó a atarjerse la red que acabaría atrapándola para siempre.

En junio de 1985, Werner Hettler, un hombre educado, simpático y reservado, desapareció sin dejar rastro.

Tenía 54 años y una vida relativamente estable, aunque sus relaciones amorosas eran algo un poco extraños.