Meditación y conferencia: “Comprender para aceptar y después soltar”, con Enrique Simó 1b2u50

Aum Shanti, bienvenidos y bienvenidas a esta charla y meditación en la que vamos a hablar sobre tres conceptos, tres ideas que nos pueden ayudar a afrontar y tratar con prácticamente todas las situaciones en la vida y es comprender, aceptar y luego soltar.

Y esta tarde estaba pensando en estas tres ideas y de hecho he reflexionado ya compartiendo estas ideas un poquito y comprender es muy importante, necesitamos comprender las cosas en la vida, sobre todo necesitamos comprendernos a nosotros y luego comprender a los demás, pero si lo hago desde una perspectiva normal, humana diríamos, va a ser difícil comprender ciertas circunstancias, pero si lo hago desde una perspectiva más espiritual, desde una distancia, desde lo que llamamos el observador desapegado, desde una perspectiva más elevada, más alta, lo veo, entonces me va a ser más fácil comprender de otra manera distinta.

A veces cuando estamos en un lugar y estamos metidos en ese lugar, igual nos da la sensación de que están las cosas desordenadas o desajustadas, pero luego si subimos a un sitio más alto y lo vemos desde arriba, dices, está todo muy bien estructurado, solo que desde abajo parecía que estaba desordenado. Entonces la perspectiva desde otra distancia me permite comprender las circunstancias de una manera distinta.

Entonces para comprender necesito distanciarme y sobre todo enfocarlo hacia mí, es decir, qué es lo que yo necesito comprender, no que necesito comprender de lo que está pasando, sino que necesito comprender yo y esta es otra perspectiva espiritual, cuando me enfoco en mí, que no es egoísmo, es que es la única manera de entender algo, cuando me enfoco en qué está pasando dentro de mí para comprender esa situación. Y desde ahí puedo comprenderla de una forma distinta, es decir, como aprendizaje. Y cuando me hago la pregunta qué estoy aprendiendo de esta situación, la comprensión es muy distinta, que por qué está pasando esta situación.

¿Veis la diferencia? La pregunta que estoy aprendiendo me lleva a un lugar muy distinto de la pregunta por qué. La pregunta por qué no es muy buena. Es más, no es nada buena. Es más, no es buena. En cambio la pregunta para qué, o sea, para qué ocurre todo esto, para qué me está la vida mostrando esta escena, me abre posibilidades de aprendizaje y posibilidades para comprender desde otro ángulo lo que está ocurriendo. Y si os fijáis en la vida, muchas situaciones que aparentemente han sido no comprendidas en ese momento y que incluso nos hemos podido plantear y por qué me pasa a mí esto, ¿no? Y por qué me han dicho esto y por qué me ha ocurrido eso.

Pero luego con perspectiva, si de alguna forma hemos ido aprendiendo en la vida, vemos que esas circunstancias, esas situaciones han traído mucho aprendizaje, es decir, nos han ayudado a madurar, nos han ayudado a fortalecernos, nos han ayudado a tener experiencia en diferentes situaciones, de forma que la siguiente situación ya no voy a actuar de la misma manera. Y entonces voy empezando a comprender. Y eso me permite, cuando hay la sensación de que comprendo, aunque sea un aprendizaje, pero comprendo que esta situación me trae un aprendizaje, ya hay una sensación de más tranquilidad.

La sensación de ansiedad o de estrés o de intranquilidad sobre todo viene cuando uno dice, pero ¿por qué pasa esto? O sea, ¿por qué me tratan así en el trabajo? Pero ¿por qué no? Y entonces ahí es cuando estás todo el día sufriendo. Pero cuando cambias la perspectiva y dices, es un actor, está representando su papel y yo soy otro actor que representa mi papel, ¿y cómo quiero yo representar ese papel? Entonces cambia totalmente la situación, ¿lo veis? Y yo puedo elegir cómo quiero representar ese papel, no tengo que estar condicionado al actor, al otro actor, ¿sí? Es decir, en un teatro, y este ejemplo siempre lo pongo, ¿no? Si hay actores que tienen el papel de portarse mal con otros, ¿no? Pero a ti te dicen, tú tienes que aguantarlo todo.

O sea, es un papel que es difícil porque tienes que ser muy tolerante, comprensivo, aceptarlo todo. Pero bueno, te vamos a pagar un millón de euros. Y dices, ah, esto es muy difícil aceptarlo todo, es que a mí la gente me hace reaccionar. ¿Cómo que te hace reaccionar? Si te dicen un millón, verás que no reaccionas para nada. Ya te pueden gritar, saltar, pegar, dar, y tú dices un millón de euros, ¡yuhú! Verás, cuando termine esta obra, ¡qué feliz estoy! Y todos los demás actores están encima, ah, no sé qué, ¿por qué tú no sé qué? ¿Qué has hecho? ¿Por qué no sé qué? ¿Por qué, Dalí? Y no te preguntas ni por qué, ni qué, ni nada.

Estás simplemente por dentro hasta contento. ¡Qué papelazo me han dado! Y esos que trabajan tanto, fíjate, les pagan la mitad y a mí me van a pagar. Y te ríes, tal, no sé qué, disfruta.