La maravillosa historia 2p2e6i

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A partir de este momento, la maravillosa historia de Adalbert von Chamisso, en versión radiofónica de Manuela González Zava. Adalbert von Chamisso, de nacimiento francés y alemán por elección, escribió un solo relato. La maravillosa historia de Peter Slemmel. Tuvo tanto éxito que su autor no quiso escribir ninguno más para no estropearlo. Se sentía sobre todo botánico, poeta y viajero, cosas que hizo también siempre con éxito. Dio la vuelta al mundo.

Fue conservador del Herbolario del Rey y modelo clásico de poesía romántica alemana. Había nacido en 1781. La maravillosa historia está publicada en la colección Mis libros de Anaya. Acababa de despertarme cuando llamaron a la puerta. Al poco rato tenía delante de mí a un personaje extraño, delgado, con una barba gris y un viejísimo abrigo militar ruso-polaco. Llevaba colgada al hombro una caja de botánico y chanclos encima de las botas. No quiso apenas hablar, sólo dijo que venía de Berlín y me entregó un manuscrito.

Lo abrí en cuanto se fue y vi que estaba firmado por Peter Schlemmel. Me acordé entonces de un muchacho zanquilargo que yo llevé una vez a nuestras reuniones poéticas y que se durmió mientras alguien recitaba un soneto. Así que se acordaba todavía de mí.

Enseguida me puse a leer. Después de una feliz pero para mí muy molesta travesía llegamos por fin al puerto. En cuanto llegué a tierra con el bote cargué yo mismo con mi pequeña propiedad y abriéndome paso entre al gentío entré en una casa cercana, la más insignificante, en la que vi un rótulo. Pedí una habitación, el muchacho me midió con una ojeada y me condujo a la guardilla.

¿Puede subirme un poco de agua fría? Sí señor. ¿Y otra cosa, sabes dónde puedo encontrar al señor Thomas John? Eso es muy fácil. Saliendo por la puerta norte la primera casa de campo a mano derecha. Una casa nueva, grande, con muchas columnas de mármol rojo y blanco. Me vestí con mi mejor traje, cogí mi carta de recomendación y me puse en camino en busca del hombre que debía favorecer mis modestas esperanzas. En cuanto llegué a la puerta norte vi brillar las columnas entre la arboleda.

Pase, pase por aquí. Mire, ahí está el señor John.

Vaya, vaya, una carta de mi hermano. Hace mucho que no sé nada de él, ¿está bien? Vengan señores. Allí, allí es donde estaba diciendo. En esa colina voy a construir el edificio rojo. Un momento que tengo que ver esta carta.