Cómo construir hábitos duraderos cuando todo te cuesta 563x2l

Después de las campanadas de Nochevieja siempre pasa lo mismo.

Estamos decididos a cambiar de hábitos de vida, comer mejor y hacer más deporte.

Nos entregamos a un listado de propósitos interminables.

El 2 de enero estamos apuntados ya al gimnasio, hemos comprado los probióticos y nuestro plato de quinoa, que ya es demasiado tarde para saber qué es la quinoa.

El problema empieza un poco más tarde, cuando empezamos a darnos las zapatillas para correr y el mundo se nos hace enorme y pesado.

Es en ese momento cuando nos llama el Capitán Stinger y nos dice aquello de ¡Su ego extiende cheques que su bolsillo no puede pagar! Hoy te voy a contar por qué no es muy buena idea tirar de fuerza de voluntad para cumplir tus propósitos.

Porque tal como es, es una idea simple y artificial que solamente te va a culpabilizar.

Pero no te preocupes, voy a darte alternativas.

Hablaremos del agotamiento del ego, de cómo podemos trabajar hábitos de forma realista, de cómo esto condiciona nuestra estima y nuestro estado de ánimo, y vamos a tratar de reducir esos ciclos de euforia y desilusión, y de culpa y de victimización.

Llevo años trabajando con personas con problemas de ansiedad, y hoy vamos a entrar en uno de los aspectos claves.

Aprender a organizar nuestras batallas, a elegirlas y de paso, a aprender a respetarnos y tratarnos mejor.

Bienvenidos a la teoría de la mente.

¿Qué es exactamente la fuerza de voluntad? ¿Es una fuerza secreta que emana de algún lugar interior? ¿Es un músculo interno? Porque algunas personas parecen poseer una disciplina férrea y otros en cambio sienten que no se pueden fiar de sí mismos.

Vamos a empezar dando quizá una definición operativa.

Es la habilidad de hacer lo que has decidido hacer cuando aparecen ganas de hacer otra cosa.

O también podríamos definir la fuerza de voluntad como la capacidad de resistir tentaciones a corto plazo para cumplir metas o propósitos a largo plazo.

La habilidad en esta definición sustituye a la palabra fuerza, que denota un elemento más místico y menos práctico, denominarlo habilidad nos permite considerarlo como algo que se puede aprender y gestionar.

Somos enormemente ingenuos por lo general cuando queremos hacer un cambio en nuestra vida y lo somos porque no nos damos cuenta de que cambiar algo hace que todo nuestro campo se mueva.

Si quieres por ejemplo empezar a estudiar francés, tienes que entender que vas a tener menos tiempo para ver a tus amigos esos días.

La primera cuestión entonces es entender que ganar algo supone casi o casi siempre perder Otra cosa, no comerte un bombón supone una renuncia a un placer inmediato por ejemplo.

La capacidad de autocontrol como lo estamos definiendo es una característica importantísima para predecir cómo te va a ir en la vida, mucho más por ejemplo que tu cociente intelectual.

Concretamente es dos veces mejor predictor.

El experimento de Dunedin Entre nosotros, ¿puede tu manera de esperar el turno en preescolar decirle a tu cardiólogo cómo estarás a los 45? En la aventosa ciudad portuaria de Dunedin, en el extremo sur de Nueva Zelanda, entre abril de 1972 y marzo de 1973 nacieron allí 1.037 bebés.

El pediatra Phil Silva decidió seguir a cada uno para estudiar su desarrollo sin sospechar que estaba inaugurando el mayor maratón científico de la psicología moderna, el Dunedin Multidisciplinary Health and Development Study.

Medio siglo después, la cohorta original sigue participando en evaluaciones periódicas con una tasa de retención del 94% y el proyecto acumula ya más de 1.300 publicaciones.

Desde la primera infancia, padres, maestros y observadores midieron la capacidad de esperar el turno, perseverar y controlar impulsos.