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Desconectar seguro que lo primero que acude a la cabeza al escuchar este término son promesas de relax de despreocupación de tregua en agitaciones diarias porque no son pocas las ocasiones en las que nos apremia esa necesidad y en las que la única forma de lograr un poco de tranquilidad un poco de mesura y calma es consiguiendo interrumpir el flujo que va de nuestro pensamiento a la cuestión o cuestiones que nos ocupen en un momento dado con el agravante además de que dicho flujo suele tener diversas terminaciones o ramificarse a su vez en otros canales que nos incomoda no alteran y otro escollo que debemos salvar en esa empresa es quitarnos de encima esa capa de culpabilidad que nos impide relajarnos lo suficiente como para permitirnos esa inexcusable suspensión porque hay circunstancias en las que nuestro estricto sentido del deber no sólo es castigador sino que puede ser erróneo o mal entendido yo creo que dejar la mente en blanco y procurar librarse de ese torbellino de sensaciones imperiosa hacia acaparadores no solo es básico sino que resulta imprescindible en algunos instantes porque hay veces en que nos exigimos tanto y nos concedemos tan pocas licencias que no únicamente nos ahogamos y desesperamos sino que ni siquiera llegamos a obtener lo que buscamos o aquello que está vamos persiguiendo o tratando de alcanzar a mi parecer deberíamos establecer una regla cumplir cada jornada de nuestra vida la de forzarnos a desconectar unos minutos al día porque sólo con imponernos esa entre comillas misión on se produce una laxitud en nuestro interior un punto de relajación que actúa como un soplo de aire fresco y es que ese darnos permiso para llevar a cabo un alto influye más de lo que pensamos en nuestra forma de desenvolvernos en nuestra rutina y en nuestra cotidianidad porque implanta una costumbre que genera beneficios se mire desde el ángulo que se mire por un lado nos ofrece vislumbrar nos como más dominantes del tiempo como elementos activos en el avance del reloj en lugar de piezas pasivas que se someten a la voluntad de ese avance de otro lado esa golosina de ausentarse mentalmente de lo que nos preocupa no solo es revitalizadora en sí sino que nos brinda la oportunidad de que nos sumerjamos después en el asunto que sea con otra disposición ción o con un talante mucho más práctico y provechoso y en última instancia contribuye a que adoptemos un compromiso íntimo que nos impele a reorganizarnos y planificar cada día de modo más efectivo si solo nos detuviéramos a pensar en las bondades de hacer un inciso y consentirnos un paréntesis en nuestro devenir diario sin lugar a dudas nos decantaríamos por establecer en nuestra conducta la vez ventaja de ese respiro no esperes a sentir que te están pudiendo las circunstancias y que todo te supone un esfuerzo hércules