2025-6 Cómo sanar la relación con tus padres (sin esperar que cambien) 6j5xn

¿Cómo puedes sanar la relación con tus padres sin esperar que cambien? Soy Aroa Granados, psicóloga, y esto es Ahora es tu Momento.

El espacio donde te ayudaré a descifrar tu mundo emocional.

En este podcast exploraremos la psicología con un toque de humor, consejos prácticos y nada de dramas ni tecnicismos.

Si estás lista para tomar las riendas de tu vida y abrazar tus emociones, quédate y acompáñame en cada episodio en un viaje de aprendizaje y momentos inspiradores para tu vida. ¡Comenzamos! A lo mejor has intentado ya todo y estás hasta las narices.

Has hablado con ellos, les has explicado cómo te hacen sentir, has tratado de que entiendan tu punto de vista, pero nada cambia.

También es posible que nunca lo hayas intentado porque piensas que no es posible, que te escuchen ni que te entiendan.

Porque o te hacen sentir culpable, o minimizan lo que dices, o simplemente evitan el tema.

Así que sigues esperando, esperando ese día en el que por fin se den cuenta de todo y de repente cambian. Pero, ¿sabes qué? Que si en 20, 30 o 40 años no han cambiado, ¿qué te hace pensar? Que iban a hacerlo ahora.

Pero tranquila, porque sanar no significa que ellos tengan que cambiar.

Sanar significa que tú dejes de esperar que ellos lo hagan.

Y eso no significa que te tengas que resignar ni perdonar y olvidar.

Significa que tienes que dejar de cargar con lo que no te corresponde y aprender a vivir en paz.

Hagas lo que hagas con esa relación.

Si te sientes atrapada en este dilema, aquí tienes algunos pasos para poder empezar a liberarte.

Lo primero, querida, es que dejes de esperar algo que no va a llegar nunca.

Y lo siento decírtelo con estas palabras, pero es necesario que lo escuches y que lo recapacites.

Es completamente normal querer que tus padres te validen, te reconozcan sus errores y que por fin te den lo que siempre necesitaste.

Pero te hago una pregunta clave que quiero que recapacites.

¿Realmente tus padres no han cambiado nada desde que tú eras pequeña? ¿O simplemente no han cambiado en la dirección en la que tú esperabas que cambiasen? Porque sí, las personas pueden cambiar.

Pero sólo cuando están dispuestas a hacerlo y sólo en la dirección en la que ellos consideran que tienen que cambiar.

Si no han cambiado hasta ahora, es muy probable que no lo hagan.

Y cada vez que esperas que te reconozcan, que te pidan disculpas o que finalmente te comprendan y te validen, te quedas en pausa.

Como si tu bienestar dependiera de algo externo que nunca va a llegar.

O constantemente te vas dando de bruces contra la misma pared y generándote esa frustración y esa angustia de que nunca cambia nada.

Laura tiene 34 años.

Lleva toda su vida intentando que su madre le dé el cariño que nunca le dio.

Siempre ha pensado, si ella fuera diferente, yo me sentiría mejor con mi vida.

Como ella no me quiso o no me lo demostró, yo no puedo estar bien.

Tengo ahí como esa angustia vital.

Pero cada vez que lo intenta, su madre reacciona igual.

Eso no es cierto, te estás inventando las cosas.

Por supuesto que te he querido y te he dado muchísimo cariño.

Eres tú que eres una desagradecida.

Después de años esperando que su madre cambie, Laura se da cuenta de algo.

No puede seguir dependiendo de alguien que no está dispuesto a darle lo que necesita.

Si estás en esta situación, aquí te dejo un ejercicio para empezar a romper ese ciclo.

Haz una lista de todo lo que sigues esperando de tus padres.

Y luego pregúntate.

¿Esto ha pasado antes? ¿Qué probabilidad real hay de que pase ahora? Decide que puedes darte a ti mismo o a ti misma en lugar de seguir esperando lo de ellos.

Si algo no ha pasado en años, deja de hacer lo mismo esperando un resultado distinto.

Otra clave es perdonar.

No es olvidar ni justificar.

Muchas veces confundimos perdonar con minimizar lo que pasó.

Pero no.

¿Cuántas veces te has pillado justificándoles diciendo lo hicieron lo mejor que pudieron? Pero no.

No lo hicieron lo mejor que pudieron.

Hicieron lo que hicieron y punto.

Perdonar no es decir, bueno, hicieron lo que pudieron.

Así que ya está.

Así como si no importara nada cómo tú te sientes.

Perdonar sí es, reconozco el daño que me hicieron, pero decido no seguir cargando con esto toda mi vida.

¿Te das cuenta? En la primera es como que minimizas tu daño justificándoles a ellos que no tenían las herramientas.

Sin embargo, ¿por qué no vas a reconocer que eso te duele? ¿Por qué te vas a invalidar? Reconócelo.

Te hicieron daño.

Ahora tú eres quien decide qué haces con ese daño.

¿Vas a seguir enfadada o vas a seguir cargando?