166.- Responsabilidad Radical y Kotozukuri 33325h

Hola, ¿qué tal? Bienvenido al episodio 166 de tu podcast favorito. Y empezamos fuerte con este trocito de piano de nuestro amigo Guillermo Domínguez Morán, con una canción que es absolutamente brutal, que es La Mujer de Verde, de Izal. Ahora luego al final os la pondremos a piano y os te recomiendo efusivamente, porfa, que te lo descargues, que lo escuches en Spotify, donde Guillermo Domínguez Morán lo tiene a tu disposición. Insisto, La Mujer de Verde.

Y vamos directamente y sin preámbulos, si os parece, hacia un capítulo que puede ser un antes y un después en tu vida. Un capítulo donde voy a hablar de dos conceptos muy ligados y dos conceptos muy interesantes en sí mismo. Responsabilidad radical y kotozukuri. ¿Qué palabras más raros, verdad? Responsabilidad radical. ¿Qué es esto de la responsabilidad radical? Pues la responsabilidad radical es un concepto que puede ser muy, muy, muy poderoso, que se refiere a la idea de asumir la responsabilidad total y completa de nuestras vidas, de nuestras acciones, de nuestras decisiones, sin excusas ni culpas externas, sin echar las culpas a otros.

La responsabilidad radical nos invita o nos promueve que reconozcamos que somos, sí, y podemos serlo, los creadores de nuestra propia realidad. ¿Verdad? Sí, te resuena, te parece interesante. Eres de los que piensa que no podemos hacer nada, que estamos con muchos líos, con muchas cosas y nada puede cambiar. Claro que puede cambiar. Y algunos claves, algunos aspectos clave de la responsabilidad radical, ¿qué podrían ser? Primero puntito interesante, asumir la propiedad total. Insisto, asumir la propiedad total. Y esto significa, amigo o amiga, significa reconocer que somos responsables, insisto, de nuestras elecciones, de nuestros comportamientos, de nuestros resultados, incluso cuando las cosas no salen como esperamos. Sí, amigo o amiga, las cosas no salen a veces como esperas.

Pero como siempre tienes dos opciones, llorar, quejarte o tirar para adelante y asumir que algo más puedes hacer. El segundo aspecto clave es dejar de culpar, aunque lo ha medio dicho también antes, ¿verdad? Pero asumir esta responsabilidad radical implica dejar de culpar a los demás, de culpar al pasado, de culpar a los políticos, de culpar a tu jefe, de culpar a tu mujer, de culpar a tu marido, de culpar a tus amigos, de culpar a todas las circunstancias que nos rodean. Y siempre que hablo de echar las culpas a alguien, me acuerdo de un profe que tenía en la academia de cálculo que iba cuando estudiaba ingeniería industrial y a pesar de que el álgebra y el cálculo se daban muy bien, pues joder, era complicado e iba a academias extra dentro del cole.

Y me acuerdo el profesor, no recuerdo cómo se llamaba, me cachisé, pero decía una frase que yo la verdad es que he utilizado bastante en mi vida, aunque a partir de ahora creo que la utilizaré más, pero decía aquello de los rusos me persiguen, la vida me engañó. Repito, los rusos me persiguen, la vida me engañó. ¿Y qué quería decir con esto nuestro amigo profesor? Dejate de milongas. Las cosas son como son y hay muchas que no puedes cambiar, pero nos tenemos que enfocar en aquello que podamos controlar y cambiar. Es algo que ya decían y algún episodio del podcast se ha hablado de ello, ya hablaban de los mis amigos los estoicos, sobre el círculo de control, sobre el círculo de influencia y sobre el círculo de preocupación. Que oye, centrémonos en ordenar