La Regenta, de Leopoldo Alas Clarín. 3h1j3m

La regenta de leopoldo alas clarín uno la heroica ciudad dormir la siesta el viento sur caliente y perezoso empujaban las nubes blanquecino que se rasgan al correr hacia el norte en las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo trapos bajas y papeles que iban de arroyo rollo de hacer en hacer de esquina en esquina revelando y persiguiendo ese como mariposas que se busca ni huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles cual turba es de vuelos aquellas migajas de la basura aquellas obras de todo se juntaba en un montón paraban avance como dormidas un momento y brincaba en de nuevo sobresaltados dispersando se trepando unas por las paredes hasta los cristales tembloroso de los faroles otras hasta los carteles de papel mal pegado en las esquinas y había pluma que llegaba a un tercer piso y harén y ya que se incrusta va para días o para años en la vidriera de huesca párate agarrada un plomo vetusta la muy noble y leal ciudad corten lejano siglo hacia la digestión del cocido y de la hoya podrida y descansado oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana decoro que retumba vaya en lo alto de la esbelta torre en la santa basílica la torre de la catedral poemas romántico de piedra delicado himno de dulces lineas de belleza moda y perenne era obra del siglo dieciséis aunque antes comenzada de estilo gótico pero cabe decir moderado por un instinto de prudencia y armonía que modifica las buscar exageraciones de esta arquitectura la vista no se fatigaba contemplando horas y horas aquel índice de piedra que señalaba el cielo no era una de esas torres cuya aguja se quiebra de sutil más flacas que esbeltas a manera de como señorita escort si es que aprietan demasiado el corsé era maciza sin perder nada de su espiritual grandeza y hasta su segundos corredores elegante val austral subía como fuerte castillo lanza dándose desde allí en pirámide de ángulo gracioso inimitable en sus medidas y proporciones como de músculos y nervios la piedra en rosca endurece en la piedra tripa va a la altura haciendo equilibrios de acróbata en el aire y como prodigio de juegos malabares en una apunte de caliza se mantenía cual y mantas una bola grande de bronce dorado y encima otra más pequeña y sobre esta una cruz de hierro que acababa en pararrayos cuando en las grandes solemnidad es el cabildo mandaba iluminar la torre con faroles de papel y vasos de colores parecía bien destacándose en las tinieblas aquella romántica mole pero perdía con estas galas la inefable elegancia de su perfil y tomaba los contornos de una enorme botella de campaña mejor era contemplarla en clara noche de luna resaltando en un cielo puro rodeada de estrellas que parecían su aureola doblando se en pliegues de luz y sombra fantasma gigante que velaba por la ciudad pequeña y negro luzca que dormía sus pies bismarck un pib ilustre de vetusta llamado con tal apodo entre los de su clase no se sabe por qué empuñaban el sábado cordel atado al badajoz formidable de la guapa la gran campana que llamaba coro a los muy venerables canónicos cabildo catedral de premios lentes calidades y privilegios bismarck era de oficio delantero de diligencia era de la atraía según en vetusta se llamaba los de su condición pero sus aficiones le llevaban a los canarios y por delegación de celedón y o hombre de iglesia acólito en funciones de campanero aunque tampoco en propiedad el ilustre diplomático de la tráquea disfruta algunos días la honradez despertar al venerado cabildo de sube atípica así está convocando a los retos y cánticos de su peculiar inconveniencia el delantero ordinariamente bromista alegre y revoltoso manejaba el badajoz del agua mba con una serie de arús de buena fe cuando posaba para la hora del coro así se decía bismarck sentía en si algo de la dignidad y la red responsabilidad de un reloj celedón y o ceñirse al cuerpo