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A voces (Todos oímos voces... elige cuales)
Metamorfosis de Ovidio, libro 2

Metamorfosis de Ovidio, libro 2 6x7331

13/11/2024 · 56:35
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A voces (Todos oímos voces... elige cuales)

Descripción de Metamorfosis de Ovidio, libro 2 6373d

Publio Ovidio Nasón M E T A M O R P H O S E S - M e t a m o r f o s i s 32 P. OVIDI NASONIS METAMORPHOSEN LIBER SECVNDVS LIBRO SEGUNDO Los primeros versos describen el palacio del Sol: alto, sostenido por altas columnas, luciente de oro y de bronce mezclado con oro, tachado de marfil, cerrado por puertas de plata. Y con ser tan rica la materia, lo es menos que el arte con que está trabajada. En él, Vulcano representó la imagen del mundo: el mar, la tierra y el cielo, y en el mar, los dioses y las ninfas que en él moran; en la tierra, los hombres, las ciudades, las selvas, los ríos, con las ninfas y los dioses campestres, y en el cielo, los doce signos del zodíaco (1-18). Sube el hijo de Climene la cuest 576u3r

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Metamorfosis libro segundo el palacio del sol se alzaba sobre elevadas columnas y resplandecía con el fulgor del oro y del piropo que brillaba como el fuego su altísimo frontón estaba recubierto de claro marfil los dos batientes de la puerta irradiaban destellos de plata pero el arte superaba a la materia en efecto muy ciber había cincelado en ellos los mares que rodean la tierra firme el globo terráqueo y el cielo que incumbe sobre la tierra las olas tiene en sus dioses azules triton que hace sonar la caracola el cambiante proteo geon que estrecha entre sus brazos los enormes dorsos de las ballenas y dory de con sus hijas de las que se ve a unas nadar a otras secarse los verdes cabellos sentada sobre un roca y a otras cabalgar a lomos de los peces sus caras no son iguales pero tampoco diferentes como debe ser tratándose de hermanas la tierra lleva hombres y ciudades bosques animales y ríos y a las ninfas y demás divinidades del campo encima de ella está la imagen del cielo resplandeciente con seis constelaciones en el batiente de la derecha y otras tantas en el de la izquierda tan pronto como el hijo de crímenes llegó allí subiendo por un empinado sendero y penetró en la morada de su discutido progenitor dirigió sus pasos hacia la figura de su padre deteniéndose a cierta distancia en efecto no habría podido soportar su luz desde más cerca febo vestía un manto púrpura y estaba sentado en un trono que relucía con los destellos de brillantes esmeraldas a su izquierda y a su derecha se encontraban el día el mes el año y los siglos y también las horas colocadas a intervalos regulares estaba también la joven primavera ceñida de una corona de flores estaba el verano desnudo que llevaba una guirnalda de espigas estaba también el otoño manchado de uvas pisadas y el glacial invierno de hirsuta cabellera canosa con los ojos con los que mira todas las cosas el sol en persona desde su lugar en el centro vi al joven asustado por todas esas cosas nuevas y preguntó cuál es la causa de tu venida que has venido a buscar a esta fortaleza faetón hijo de quien un padre nunca renegaría el respondió oh luz común al inmenso mundo padre febo si es que me permites emplear esta palabra climent no ha ocultado alguna culpa bajo una mentira dame una prueba con la que pueda demostrar que soy realmente tu hijo y borra esta duda de mi corazón esas fueron sus palabras entonces su padre se quitó los rayos que centelleaban alrededor de su cabeza y le ordenó que se acercara y después de abrazarle le dijo ni tú mereces que yo reniegue de ti ni climent mintió respecto a tu nacimiento y para que no te queden dudas pídeme el regalo que desees y yo te lo daré pongo por testigo de mi promesa a la laguna por la que juran los dioses que mis ojos nunca han visto apenas había acabado de hablar cuando faetón le pidió su carro y poder guiar y dirijir durante un día los caballos de pies alados se arrepintió entonces su padre de haber jurado y sacudiendo tres o cuatro veces su noble cabeza le dijo tus palabras hacen imprudentes a la las mías ojalá se pudiera no dar lo que se ha prometido te confieso hijo que esa es precisamente la única cosa que te negaría pero por lo menos si puedo intentar disuadirte tu deseo es peligroso me pides faetón algo muy grande una carga que no es apropiada ni para tus fuerzas ni para tu tierna edad tu destino es mortal y no es propio de mortales lo que pides sin saberlo ansias más de lo que pueden alcanzar los mismos los dioses que cada uno se conforme con lo que le está permitido nadie salvo yo es capaz de guiar el carro de fuego ni siquiera el rey del vasto olimpo que

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