Porque quiero una vida digna, soy mi propio bastión. 12t3c

Veo un mundo que se tambalea, donde la lealtad se negocia, el compromiso se posterga, y la comodidad se disfraza de éxito.

Veo como se pierde el respeto por la palabra dada, como se banaliza el amor, como se celebran los atajos y se ignora el carácter.

No busco refugio, no me escondo en otros, no me entrego al resentimiento.

En un mundo que aplaude lo volátil, ser firme puede parecer anticuado, pero en realidad es una forma de rebeldía.

He comprendido que yo soy mi propio bastión, un rincón interior donde los valores no se compran ni se prestan, donde la virtud no cambia de forma según el viento, donde lo que pienso, lo que digo y lo que hago se alinean, no por orgullo, no por despecho, no por miedo a ser herido o a que me fallen, sino por responsabilidad, responsabilidad hacia lo que puedo llegar a ser, hacia la posibilidad real de convertirme en alguien, alguien que ha logrado algo más difícil que conquistar el mundo, vencerse a sí mismo.

Ser mi propio bastión significa que no cedo mis principios a cambio de aprobación, que no necesito que otros sostengan mi propia disciplina, que no espero que el contexto sea favorable para mantenerme firme, porque no quiero una vida fácil, quiero una vida digna, no quiero pertenecer a todos, quiero pertenecerme a mí, no quiero depender de un contexto favorable para mantenerme en pie, quiero ser la estructura que no se derrumba, aunque todo a mi alrededor sí lo haga.

Ser mi propio bastión no significa estar solo, significa que mi fuerza no depende de los demás, que puedo amar sin rogar, confiar, sin rendirme, servir, sin traicionarme.

Si el mundo me llama rígido, duro o inquebrantable, que lo haga, prefiero ser piedra que arena arrastrada, porque hay algo dentro de mí que no está en venta y eso es mi libertad.

Tengo en mi propio bastión un rincón donde valores basados en la virtud, el respeto y el compromiso se mantienen fuertes y no se deforman por los vientos de la conveniencia.

Quizá tú también lo hayas sentido, esa sensación de estar rodeado de ruido, de tener mil opciones pero pocos compromisos, de no querer depender de nada ni nadie para sostenerte por dentro.

Y si lo has sentido, tal vez también estés listo para convertirte en tu propio bastión.

No se trata de endurecer el alma, se trata de alinear lo que piensas, lo que dices y lo que haces, de construir una vida que no se tambalee cuando el mundo sí lo haga, porque cuando tú eres tu propio bastión, ni la traición, ni la pérdida, ni el fracaso pueden tocar tu núcleo.

Esto fue un episodio de Motion Me, basado en el dominio de uno mismo.

Soy Pedro Ibar, muchas gracias a todos, nos vemos en el siguiente.

Mantente fuerte.