Padre John Montoya - Reflexión del Evangelio de Madrugada del 24 de Mayo del 2025. 6a4q1e

Dios te bendiga. Un buen día.

Te envío un fuerte abrazo, mi bendición.

Descansa en el Señor.

No estoy confundido, no creo que es la noche.

Es el amanecer, pero siempre descansamos en el Señor, pase lo que pase.

Dejamos en él nuestras preocupaciones.

Le entregamos nuestra agenda, lo que vamos a hacer en este día.

Invocamos también a la Virgen María, su ayuda, su auxilio.

No estoy yo aquí, que soy tu madre, el Espíritu Santo venga.

Y aquí, ante el Señor, pongo tu vida con todas las situaciones que hoy tengas que vivir.

Vamos con la palabra.

Vamos, Juan 15, 18-21.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos, si el mundo les odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes.

Si fueran del mundo, el mundo les amaría, como cosa suya, pero como no son del mundo, sino que yo les he elegido sacándoles del mundo, por eso el mundo les odia.

Recuerden lo que les dije, no es el siervo más que su amo.

Si a mí me han perseguido, también a ustedes les perseguirán.

Si han guardado mi palabra, también guardarán la de ustedes.

Y todo eso lo harán con ustedes a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.

Palabra del Señor.

Cuando el mundo, el mundo les odie.

El mundo odia a los cristianos, entonces.

Es decir que es un hecho, no es una posibilidad.

El Señor no dice, es posible que les odien.

No, no, que el mundo les odie.

Sepan que me ha odiado a mí primero.

Yo le he dicho muchas veces, si seguir a Cristo no te causa dificultad, debes tener cuidado con qué Cristo estás siguiendo.

El de la prosperidad, aquel que todo lo soluciona, el que solo da riqueza, y aquel que nos lleva a que todo sea perfecto según nuestros gustos y nuestra voluntad, ten cuidado, ese no es el del Evangelio.

Entonces, ya, es un hecho.

Es un hecho que...

Que el mundo odie al Evangelio, pero ¿a qué se refiere en el Evangelio de Juan esto del mundo? El mundo es que ya las plantas, las aves, las flores, el sol...

Y... No, a ver.

Vamos a verlo con ejemplos, creo que es mucho más fácil.

Por ejemplo, no sé, tengo un negocio, no sé qué negocio, y entonces, para que ese negocio funcione, yo tengo que mentir.

Tengo que mentir frente a los productos que vendo, mentir porque tengo que decir cualidades, características, que yo sé que no las tiene, pero debo hacerlo.

Debo mentir frente al cumplimiento de lo que estoy vendiendo.

¿Y sabes qué eso se da tanto? A veces es que uno tiene una cita, la gente sabe que no va a poder cumplir, pero digo, sí, la voy a cumplir.

¿Ves? Que es como, ya, se hace normal.

Esa palabra no me gusta, se hace normal mentir.

Ya, yo sé, papi, mami, voy de fiesta, ya, venga a las diez, yo sé que vengo a la una, pero ya, se hace como normal mentir.

Ese es el mundo, es como esa cadena de complicidad, de mentiras, que se hace normal, que sigue una norma del mundo.

Por ejemplo, las películas, la música, todo tan sexualizado, todo.

¿Qué es lo que se lee? ¿Qué es lo que se escucha? ¿De qué temas se habla? Esa es, como esa cadena de complicidad en que todo tiene que ser así.

Yo recuerdo, por ejemplo, mi niñez, cuando uno veía programas de humor, era tan bonito, tan sano, pero a veces, no sé, de pronto estoy de visita con mi familia y uno ve que todo tiene que ser morboso, grosero, grotesco.

¿Es tan normal ese tipo de cosas? Es que es normal que pasen esas cosas.