Reflexión de la Noche del 2 de Junio del 2025 - Retiro Espiritual "Libre" - Tema #2 2i663q

Hola, el señor Terentier. Te doy la bienvenida a este audio 2D libre.

Espero que hayas meditado bien el primer mensaje.

La falsa libertad no es hacer lo que me da la gana, lo que me hace libre.

Cuando yo hago lo que me da la gana, lo que estoy haciendo es lo que le da la gana a aquel que me maneja las ganas.

Vamos a ver qué nos dice el Señor en este segundo tema.

Que venga el Espíritu Santo y nos acompañe y invitamos a la Virgen María.

Que nos ayude a encontrar la verdadera libertad, a encontrar la felicidad.

Yo soy el camino, la verdad y la vida, dice el Señor.

Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia, dice el Señor.

Que el Espíritu Santo nos ayude, nos enseñe, nos lleve.

Si preguntamos a cualquier persona su mayor sueño, yo creo que la mayoría responderán mi mayor sueño, ser feliz.

O dirán cosas que quieren lograr para alcanzar la felicidad.

Y si después les preguntamos, bueno, ¿en qué consiste la felicidad? Eso ya, como dice alguien, ahí es donde la puerca tuelce el rabo.

Ahí es donde no entendemos.

La dificultad está en saber qué es realmente la felicidad y cuáles son las estrategias para alcanzarla.

¿Qué debo hacer para alcanzar la felicidad? Creo que palabras, lo digo un poco sobrio de tono, palabras prostituidas hoy día, libertad, amor y felicidad.

Se ha tergiversado el verdadero sentido.

De manera especial en Occidente, en este tiempo y en nuestro mundo, hay un concepto hedonista de felicidad.

Es decir, se cree que la felicidad se alcanza con el disfrute, con el placer.

Cero dolor, cero sufrimiento, pero todo el placer.

Y entonces la gente hace todo lo posible por encontrar esas cosas que le dan placer creyendo que va a encontrar la felicidad.

Bueno, está bien disfrutar un buen plato de comida, está muy bien.

Pero la otra cosa es pensar que ahí está la felicidad.

Y así como la comida, la bebida, los viajes, el paseo, el placer, el sexo.

Que también lo dirá el Señor, donde está tu tesoro, está tu corazón.

Si nosotros ponemos en eso, si eso se convierte en nuestro tesoro y nuestra meta, pues eso se puede convertir en un ídolo que nos destruye y nos aleja de Dios y de la verdadera felicidad.

Entonces se tiende a creer que es el placer lo que da la felicidad.

Y la gente trabaja para eso y lucha para eso.

Por eso muchos dejan hasta de tener hijos, de construir hogares y sueños realmente grandes.

Además, hay otra cosa que quiero compartirte.

Los placeres están sujetos a una situación en nuestra mente que se llama la habituación.

Por ejemplo, a mí me gusta el pescado, pero si como pescado todos los días, entonces deja de gustarme, ya no le saco gusto, ya no hay placer en comer eso mismo.

Y eso pasa con un buen postre, que rico, me encanta un buen postre.

Pero si todo el tiempo me dan postre, pues me empalago y ya no lo disfruto.

Eso pasa con los placeres. O sea que el hedonismo como meta para la felicidad es una mentira.

Es una mentira.

Supongamos que una persona me encanta físicamente y por eso yo asumo compromiso con esa persona.

Pero si no hay más que ese hedonismo, que ese gusto de los ojos, que ese placer, pues entonces eso terminará por acabarse.

Eso dejará de funcionar. ¿Ves? La habituación.

Quiere decir que los placeres, aunque no son malos en principio, obviamente cuando ya se convierten en fin de vida sí son malos, pero cuando, aunque no son malos en principio, no podemos pensar que ellos nos llevan a la verdadera felicidad.

No puede ser así.

Pero hay otra cosa. También es un mecanismo de nuestra mente.

El placer puede producir adicción.

Entonces,