La muerte de Emmanuel el limpiabotas 3e5n6i

Crímenes y criminales, con Luis Martín Edvalles Julio de 1977 estaba siendo un mes muy caluroso en Toronto. Se habían obtenido en algunos de los rincones de la ciudad más de 30 grados, algo que para ellos era realmente caluroso. Pero es verdad que a final de mes alcanzaron lo que es más corriente por allí, de en torno a veintipocos grados.

Es un momento idóneo para estar por las calles de Toronto ese 28 de julio de 1977, un día en el que precisamente Toronto cambió para siempre.

La calle Yonge es una calle llena de comercios llamativos como salones de masaje, salones de relax, muchas prostitutas por la calle, clubs de striptease y varios rincones en los que conseguir droga. Allí mucha gente se intenta ganar la vida, hacen lo que haga falta. Hay gente que realmente necesita estar allí ganándose la vida, como el pequeño Emanuel. Es alguien que todos conocen en aquellas calles, en la calle Yonge y en la calle Dundas.

Solía estar por allí con su pequeño aparatejo de limpiar zapatos, de ilustrar zapatos, un limpiabotas. Él junto a sus hermanos utilizaban todo lo que podían ganar en la calle para ayudar a sus padres a la hora de verdad porque eran varios hermanos, sus padres eran inmigrantes portugueses que tenían unos ingresos bajos y entonces ellos se buscaban la vida como hiciese falta. Había que ayudar a la familia, pues se hace.

Resulta que, claro, Emanuel se gana la vida como puede. Cualquier oportunidad de negocio es buena.

Tiene 12 años. Y entonces, bueno, pues ahí está. Él es simpático. De hecho, como digo, es conocido en aquellas calles. Calles, algo ya he dicho, desaconsejables para un niño de 12 años, pero donde se movía un poco de ese dinero que a él le hacía falta. Entonces, ¿qué ocurre? El 28 de julio de 1974, un hombre llamado Shaul David Betesh se acerca a él y le dice que tiene un problema porque tiene varias cajas con su equipo de fotografía en el coche y necesita a alguien que le ayude a llevarlas. Él solo no puede y tampoco quiere dejar el coche abierto, la excusa que haga falta. Este hombre, Shaul David Betesh, le dice que le va a pagar 35 dólares.

Por ayudarle. Emanuel Jacques ve una oportunidad muy buena. Un ratito de trabajo y 35 dólares.

Es algo estupendo. Voy a ayudar a este hombre. Tenía que llevar unas cajas hasta un local.

Una vez dentro del local esperaban otros tres hombres. Nadie sabe a ciencia cierta lo que pasó, los detalles. Quizá no queramos saberlo, pero lo que sí está claro es que lo inmovilizaron.

Lo tuvieron allí durante al menos 11-12 horas. Lo violaron repetidamente. Hicieron con él lo que quisieron y acabaron estrangulándolo y ahogándolo en un fregadero de aquel salón de masajes llamado Charlie's Angels. Emanuel Jacques no aparece. Su familia se preocupa por él. Quizá llevado por un síntoma de arrepentimiento, el propio Shaul David Betesh avisa de que ha ocurrido este crimen.

Y lleva hasta el descubrimiento del cadáver. El cuerpo de Emanuel estaba escondido bajo un montón de escombros en el techo de uno de los edificios. Además, enseguida dijo quiénes eran sus socios.