Miguel Díez - Descubre el poder de la oración 674oo

Volvemos, una vez más, a ver la mano de Dios.

Cómo protege, cómo cuida a sus pequeños, ¿no? Y por eso, gratitud inmensa.

Pero...

Sin...

Sin dormirnos.

Sin caer en el confort, en la comodidad religiosa.

Y viendo todo esto que va creciendo, podríamos hablar de otros muchos desastres por el mundo, además de la guerra de Rusia y Ucrania, donde, como sabéis, estamos en Ucrania en dos zonas que están siendo cada vez más...

Tensas.

Porque las multitudes vienen para recoger comida y, gracias a Dios, nadie se queda sin un plato.

Es increíble cómo Dios nos da la provisión, pero el pánico cunde también en Rusia y hoy en cantidad de rusos.

Y, sin embargo, nosotros estamos enviando misioneros para allá, a Ucrania.

Ha salido, sale ahora un hermano que es experto en...

En supervivencia y en auxilios, etc.

Salen dos médicos también y...

Y ha salido, acaba de salir una hermana y...

Bueno, y seguimos formando misioneros para enviarlos por el mundo.

Y vemos la mano de Dios.

Qué bueno es.

¿Cómo no confiar en Él? ¿En quién confiaremos si no? Cuando Él nos ha dado tantas pruebas de fidelidad, como dice Jaime, tantas pruebas de amor.

Por eso, es muy importante que aprendamos a crecer en la fe.

Y la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios.

Pero cuidado, no solo la palabra que diga el pastor, que no.

Si yo no predico Palabra de Dios, sino que predico solo Biblia, no vais a ser edificados.

Es el Señor el que debe fluir por nuestras bocas cuando testificamos.

Y entonces, esa palabra es viva, es rema, es una palabra que viene acompañada de un incremento de fe.

Pero para oír a Dios, lo más importante, no es solo venir al culto, es ponerse de rodillas a solas con Dios.

Es la mejor manera de oír a Dios.

Es buscarle en oración.

Y con todo lo que viene, o la Iglesia aprende a orar, o acabará arrastrada por la gran ramera babilónica ecumenista de aquellos que no saben comunicar con Dios, tener comunión y timidad.

No saben hablarle a Dios, ni escuchar su voz.

Simplemente repiten ritos, tradiciones y obligaciones religiosas.

Cuando Dios quiere una relación íntima, como a un padre le gusta hablar con sus hijos.

En mi casa, donde vivo con 120 personas, viven también tres de mis hijos, varones pastores.

Y siempre busco oportunidad para hablar con ellos y ellos conmigo.

Y viven, no sé si 20 nietos.

Y siempre también busco oportunidad para hablarles, darles una palabra, ministrarles un abrazo, un beso.

Y bueno, es el amor que quiere comunicar.

El amor no es mudo, el amor se expresa.

Se expresa con palabras, se expresa con abrazos, con besos, con palabras de bendición.

Porque si el amor es dar, lo mejor que podemos dar es lo que Dios nos da, lo que Dios quiere dar a través nuestro.

No solamente comida, que está bien, es fundamental, dar comida, bebida, ropa, medicinas, etc.

Pero darles a las almas el alimento que necesitan cada día.

Eso es lo mejor.

Y tiene que ser verdadero pan del cielo, tiene que ser carne de Jesús, tiene que ser verbo, verdades, palabra de Dios.

Y para eso hay que orar, para recibir.