Los Gemelos DeWild: El Crimen Perfecto Que No Pudo Ocultarse 38p42

Bienvenidos, bienvenidas un día más al Archivo de María.

Hoy os traigo una historia que parece sacada de una película de suspense, pero que, desgraciadamente, es completamente real.

¿Os imagináis a dos hermanos gemelos tan unidos que hasta en el crimen decidieron ir de la mano? Pues eso es justo lo que ocurrió en el caso de Daniel y David, dos mecánicos que compartían absolutamente todo.

Diez años tardaron en tirar del hilo correcto, y si no hubiera sido porque uno de los gemelos decidió hablar, a día de hoy seguramente no se sabría la verdad.

¡Empezamos! El 22 de julio de 2003, el coche de Daniel, el aún marido de Heather, con quien estaba a punto de divorciarse, apareció en la casa de los padres de ella.

Faltaba solo una semana para que se celebrara la audiencia final del divorcio, y él llegó todo cargado con un ramo de flores y una tarjeta bastante emotiva, decidido a darlo todo en un último intento por reconquistarla.

Pero ojo, porque la intención de Daniel no era precisamente salvar el amor ni mantener a la familia unida.

La verdadera razón era mucho más egoísta.

Él tenía miedo de quedarse sin dinero tras el reparto económico del divorcio, entre la pensión alimenticia y lo demás.

Incluso peligraba su casa.

Vamos, que él iba más por el bolsillo que por el corazón.

El caso es que su plan romántico no salió como él esperaba.

Heather le dejó muy claro que no quería saber nada más de él.

La cosa se calentó mucho hasta el punto de que el padre de Heather, Dave Springer, que por cierto, había sido policía en Denver, tuvo que meterse en medio para calmar el asunto.

Al final, ante la amenaza de que llamaran a la policía, Daniel montó un numerito gritando a Heather que le estaba destrozando la vida y se marchó de ahí muy cabreado.

Pero claro, Dave, que ya tenía instinto policial, no se quedó nada tranquilo y sabía que Daniel era un peligro y no dudó en decirle a su hija que no volviera a quedar a solas con él mientras durase el proceso de divorcio.

Y la verdad es que el padre de Heather, Dave, pues no iba muy desencaminado.

Daniel quería seguir teniendo el control de la situación, pero la realidad es que todo se le estaba escapando de las manos.

Cada vez estaba más desesperado, más agresivo y mucho más inestable.

Dave, el padre de Heather, se lo dijo claro, no vuelvas a salir con él ni siquiera para entregarle los papeles.

Y en un principio parece que Heather pues iba a seguir el consejo de su padre, pero no fue así.

Dos días después, Daniel llamó a Heather y le propuso verse para recoger unos papeles médicos de los niños y un cheque de manutención.

Quedaron, en teoría, en un McDonald's, un sitio público que estaba lleno de gente y donde además Heather llevaría a sus dos hijos pequeños, Jacob y Hannah, de 5 y 3 años.

Todo planeado para no estar a solas con él ni un solo segundo.

El padre de Heather no sabía nada de este plan.

La única persona que lo sabía era su madre.

Pero algo, no sabemos el qué, cambió en el último momento.

Heather no fue al McDonald's.

En vez de eso, acabó yendo directamente a la casa de Daniel, en Edgewater, Colorado, donde vivía con su hermano gemelo, David, y con su novia de entonces, Roxanne.

Heather probablemente pensó que con los niños presentes, Daniel no se atrevería a montar ningún espectáculo, que seguramente lo hubiera montado.

Pero nunca salió de allí.

Nadie volvió a verla nunca más con vida.

Y aquí es donde empieza una auténtica pesadilla para la familia de Heather.

Heather nació el 21 de abril de 1973 en Arvada, Colorado.

Venía de una familia muy querida en la comunidad.

Su padre, Dave Springer, era policía en Denver, muy respetado por sus compañeros.

Siempre se había desvivido por proteger a su familia, por cuidar a su esposa Carol y a sus tres hijas, Rebecca, Jennifer y Heather.

Nadie podía imaginar entonces la tragedia que se avecinaba.

La familia de Heather siempre había sido un refugio de cariño, respeto y apoyo.

Para sus hermanas, su padre era todo un ejemplo de cómo debía de ser un hombre.

Responsable, protector y tremendamente cariñoso.

Heather, de jovencita, intentó construir relaciones amorosas como cualquier chica.