El Crimen de la Katana: José Rabadán, el Adolescente que Acabó con Toda su Familia 3ls6q

¡Bienvenidos, bienvenidas al Archivo de María! Hoy vamos a hablar de uno de los crímenes más estremecedores de la crónica negra en España en los últimos tiempos.

El país entero se quedó en shock cuando se supo que un chico de solo 16 años había acabado con la vida de una forma muy salvaje de toda su familia.

El caso no solo fue un bombazo mediático, sino que también abrió un debate muy grande sobre los motivos que podía haber llevado a un adolescente a hacer algo tan horrible.

Muy pronto se empezó a hablar de la posible influencia de los videojuegos, de los juegos de rol, del satanismo e incluso de las artes marciales.

Todo el mundo buscaba una explicación para entender cómo un chico tan joven pudo hacer algo así.

Este es el caso del asesino de la katana.

Empezamos.

Nos vamos a Murcia el sábado 1 de abril del año 2000.

La policía recibe un aviso que los dejó con la sangre helada.

Se había producido un triple asesin en una vivienda de la calle Santa Rosa en pleno corazón de la ciudad.

Nadie tenía claro qué había pasado exactamente, pero tanto agentes como periodistas se presentaron allí sobre las 5 de la tarde y lo que se encontraron fue simplemente indescriptible.

Dentro del piso estaban los cuerpos sin vida de Rafael Rabadán, de 51 años, su mujer Mercedes Pardo, de 50, y la hija pequeña de ambos, María Mercedes Rabadán.

Varios reporteros recordaron después que los agentes salían del edificio completamente pálidos, como si acabasen de ver algo que jamás se les borraría de la memoria.

Les suplicaban que no entraran ni hicieran fotos, porque aquella escena era, según contaban, una de las más atroces que habían presenciado en toda su carrera.

Los tres de la familia habían sido asesin con una katana y un machete.

Las armas estaban allí mismo, en la escena del crimen.

El padre, Rafael, apareció en el baño con una bolsa de plástico cubriéndole la cabeza.

Le habían asestado varios cortes en el cuello y la cara con la katana.

Hasta casi decapi...

Eso.

Le faltaban tres dedos, que probablemente sería cuando se intentó defender, y tenía múltiples puñaladas en el pecho.

Los investigadores dedujeron que fue atacado mientras dormía, ya que lo arrastraron desde la cama hasta el baño, dejando tras de sí un enorme reguero de sangre.

A su lado, dentro de la bañera, flotaba el cuerpo de María, la hija pequeña.

Estaba en una mezcla de agua y sangre, con heridas similares a la de su padre y también con una bolsa en la cabeza.

En otra habitación, sobre la cama, yacía el cuerpo destrozado de Mercedes, la madre.

Su cuerpo presentaba heridas tan brutales que los forenses tardaron horas en analizarlo.

Mientras tanto, el hijo mayor de la familia, José Rabadán, de 16 años, no aparecía por ninguna parte.

Había desaparecido, y en cuestión de horas se convirtió en el principal sospechoso.

Resulta que esa misma mañana, llamó a la policía desde una cabina telefónica y confesó lo que había hecho, aunque otras versiones apuntan a que fue un amigo suyo quien avisó a las autoridades tras escuchar la confesión y que la madre de este chico fue quien hizo la llamada a la policía.

El crimen dejó completamente descolocado al barrio.

Decenas de vecinos se agolparon frente al edificio sin creerse lo que había pasado.

Todos hablaban de la familia Rabadán como gente muy querida y respetada y aseguraban que José era un chaval tranquilo, callado, incluso tímido.

Nada que hiciera pensar que pudiera hacer algo así.

Mientras los forenses seguían trabajando dentro del piso sobre las 7 de la tarde, algunos testigos afirmaron haber visto a José Rabadán rondando por la zona, observando desde lo lejos, pero, aun así, la policía no logró localizarlo.

Su foto empezó a circular entre los agentes como si fuera una caza a contrarreloj, pero pasaban las horas y José parecía haberse esfumado.

En ese momento, nadie entendía por qué había hecho algo así.

Según contaban sus amigos y vecinos ante las cámaras, era un chico callado, un poco reservado, pero que, en apariencia, era normal.

Sin embargo, lo que encontraron en su habitación desmontó esa imagen al instante.

Allí había libros sobre satanismo y, en un armario, todo un arsenal.

Había puños americanos, estrellas...