La desaparición de Teresa Davidson: Un caso que clama justicia 1o481e

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En julio de 1999, Teresa Davidson Murphy se trasladó de Puyallup, Washington, a Rainier, Oregón, con su hija y su segundo marido.

En principio, Teresa era reacia a dejar su ciudad anterior.

Allí había establecido una vida agradable y tenía una carrera próspera.

Su familia y amigo residían en la zona, y la única razón para mudarse a Rainier era porque su segundo marido, Richard, quería estar más cerca de sus parientes.

El primer marido de Teresa se llamaba Steve Colpitz. La pareja tuvo dos hijos, Jessica y Justin.

Con el tiempo se habían divorciado.

Teresa y sus dos hijos se mudaron a varios lugares como Florida y el norte de California, hasta que finalmente se trasladó a Covington, Washington.

Cuando Teresa empezó a trabajar en la planta de fabricación de aviones Boeing, conoció a Richard Murphy. Se casaron el 3 de julio de 1998.

Steve Colpitz vivía en Klamath Falls, Oregón, a seis horas en coche de Rainier.

Cuando Teresa se trasladó a Rainier, su hijo Justin decidió mudarse con su padre.

Teresa intentó por todos los medios que su vida funcionara en Rainier, pero allí no conocía a nadie.

Lo había dejado todo atrás y lamentaba su decisión de abandonar Washington.

Teresa intentaba mantenerse en o con sus amigos y llamaba a su madre a menudo.

Unas llamadas que le ayudaban a aliviar parte de su soledad.

El 7 de octubre de 1999, Teresa dejó a su hija Jessica en casa de una amiga para que se quedara a dormir.

Era una semana después del 13º cumpleaños de Jessica.

Jessica estaba muy ilusionada ya que iba a pasar tres días en casa de la hija del primo de Richard y las niñas tenían un partido de voleibol el día 8.

Ese mismo día Richard le dijo a Teresa que se iba de acampada al Bosque Nacional Olímpico, en el estado de Washington.

Esto coincidía con la fiesta de pijamas de su hijastra, así que tendría tiempo de sobra para volver a Rainier cuando terminara esta fiesta.

Jessica llamó a casa el 9 de octubre para hablar con su madre.

No supo muy bien qué le pasaba, pero notó que Teresa no parecía ella misma.

Teresa debía presentarse a recoger a su hija el domingo 1 de octubre cuando terminara la fiesta de pijamas, pero nunca apareció.

No era propio de ella.

Pasaron los días y Jessica no conseguía ponerse en o ni con su madre ni con su padrastro.

Jessica trató de llamar a Richard varias veces pero no pudo comunicarse con él, así que acabó quedándose en casa de una amiga una semana entera.

El 17 de octubre consiguió ponerse en o con Richard.

Jessica estaba deseando volver a casa después de esa prolongada pijamada y también estaba deseando reunirse con su madre.

Cuando Jessica preguntó dónde se encontraba Teresa, Richard le dijo que su madre había estado trogándose y que jamás volvería.

Esa explicación no tenía mucho sentido para Jessica.

Teresa no era la clase de persona que abandonaría a su hija y menos en favor de las drogas.

Tampoco era alguien que desaparecería sin dejar rastro.

La situación no sonaba bien, pero ella no tenía ni idea de que las cosas iban a empeorar.

Cuando volvieron a la casa, Jessica observó que la camioneta de su madre seguía en la entrada con las llaves puestas.

Las pertenencias de su madre estaban en la casa, pero Teresa no estaba.

La furgoneta de la empresa de control de plagas de Richard estaba extremadamente limpia.

Eso era extraño, ya que normalmente presentaba bastante suciedad.

Jessica también se dio cuenta de que todo el equipo de acampada de su padrastro estaba en el cobertizo, lo cual era inusual, ya que acababa de regresar de un viaje de 10 días.

Poco después de la pijamada, Jessica recibió más noticias inquietantes.

El 11 de octubre, Richard se había puesto en o con el padre biológico de Jessica, Steve Colpitts, en Klamath Falls, y había apalabrado que ella se mudaría con él y su hermano.