Cómo ser productivo y aprovechar tu tiempo según la ciencia 5g733p

La mejor manera de aumentar la confianza, de tener más probabilidad de sacar plaza y reducir la
ansiedad es aquella opositora que sigue un plan estructurado de estudio y siente que cada día
ha sido aprovechado. Y sí, hoy vamos a hablar de productividad, pero ojo, no de una productividad
genérica, sino de una productividad enfocada a las oposiciones con el objetivo más claro posible,
que es sacarse la plaza en el mínimo tiempo necesario y con el esfuerzo adecuado, ni más
ni menos. Y aquí entra la primera ley, porque para ello os voy a compartir siete leyes que mi
compromiso es, os voy a dar ejemplos, funcionan, están basadas en evidencia y también basadas en
miles de opositores que ya han conseguido su objetivo, y el compromiso tuyo que me estás
escuchando es que lo vas a aplicar de manera excelente. La primera ley de la productividad
es trabajo inteligente, no duro. La productividad no es estudiar más horas, es estudiar mejor. Un
opositor puede estar diez horas memorizando sin estrategia o cinco horas aplicando técnicas
efectivas y avanzar un por tres respecto al primer opositor. Y ya sabéis, si un opositor no revisa su
planificación ni evalúa su método de estudio, está talando árboles sin afilar el hacha. ¿Recordáis
la clásica frase de Abraham Lincoln que decía, si tengo seis horas para talar un árbol voy a
dedicar cinco a afilar el hacha y una a talarla? Pues a talarlo. Pues esto es lo mismo en oposiciones
y sobre todo en oposiciones de educación. Dedicar tiempo a afilar las herramientas de estudio,
a aprender a estudiar mejor, a minimizar las distracciones, a repasar mejor, a hacer un trabajo
introspectivo para planificarte mejor. Estás avanzando como toca, ¿dónde se va tu energía?,
¿qué problemas tienes? Y en vez de estar continuamente bailando con tu problema, buscar
la solución. Segunda ley, ley de Jerkes Dodson. La productividad se consigue con cierta presión. Un
cierto nivel de presión puede ayudar a estudiar mejor, pero demasiado estrés te bloquea. Tienes
que entender que una posición va a tener momentos de estrés, va a tener momentos de presión, sobre
todo con las fechas límite. ¿Qué tienes que hacer, parálisis por análisis o seguir avanzando? Pues
bien, aquí claro, opositor o opositora que fija simulacros de examen con límite de tiempo se
acostumbra a presión real y mejora su rendimiento. Para eso yo te recomiendo que las propias
pruebas que te marques tengas un pequeño temporizador, tengas fechas límite con esa
dificultad deseable. No pienses que la oposición es toda la vida y tienes un montón de tiempo. Ponte
fechas límite y utiliza temporizadores para sacarle más partido a tus pomodoro y para sacarle
más partido a cada sesión de estudio y sobre todo acostumbrarte al estímulo que te vas a encontrar
el día del examen. Para ello, simulacros con presión real. Tercera ley o más bien estado de
flujo, estado de flow. Mantener ese equilibrio entre desafío y habilidad. El estudio, no te
engaño, debe ser desafiante, pero sin llegar a esa frustración. ¿Y cómo logramos eso? Pues
logramos las buenas sesiones de estudio creando un plan donde los retos sean progresivos empezando
por el mínimo objetivo tolerancia cero e ir escalándolo. Yo me voy al futuro de mi preparación,
al pasado pero al futuro, para que me conozcáis y sobre todo me entendáis. Mi examen fue en junio,
yo alcancé mi máxima cota de concentración en mayo, principios de junio. Yo tuve el examen de
junio en la tercera semana. Ahí yo podía estar estudiando cinco, seis, incluso siete horas los
buenos días con máxima concentración, pero eso no fue así en septiembre. En septiembre igual podía
hacer sesiones de estudio de 30 minutos de 35. Lo que os pido es que hagamos sesiones de estudio
con la máxima concentración, con objetivos claros, con lista de tareas a realizar, pero poquito a
poco. Si no tienes el hábito, no empieces con seis horas, empieza con una hora, la semana siguiente hora
y cinco, la semana siguiente hora y diez y así poco a poco hasta que alcances ese nivel de cuatro
o cinco horas. Esto lo uno con el efecto Zeigarnik, la importancia de dejar tareas inacabadas. El
cerebro recuerda mejor lo que está incompleto, generando urgencia para completarlo. ¿Esto cómo
lo hacía? Lo hacía yo sobre todo de cara a programar. A programar yo podía empezar una
situación de aprendizaje y la intentaba hacer siempre en dos días. Quizá la primera, me enfocaba el primer
día en dejar toda la parte práctica hecha y el segundo día me la dejaba en el escritorio como a
medio hacer la situación de aprendizaje.