Capítulo 59: El Caballero Olvidado 19v1j

El caballero olvidado arrodillarse todos antes su magnificencia quise dar sólo la c el decimocuarto de su noble nombre rey de vástago de guiris optar cadena antiguo imperio amo de las cajas adán consorte de dragones y sangre del arpía clamó el heraldo su voz resonó en el suelo de mármol y retumbó entre las columnas ser barristas paso una mano bajo los pliegues de la capa ya flojo la espada de la vaina nadie podía ir armado en presencia del rey con excepción de sus protectores parecía que sigue contándose entre ellos pese a que lo habían destituido al menos no habían intentado quitarle la espada en la sala de audiencias tener cargar y en prefería sentarse en un banco de ébano pulido liso y sencillo cubierto con los cojines que le ve llevado ser restan para hacerlo más cómodo el registrar había sustituido el banco por dos imponentes tronos de madera dorada con respaldo alto tallado en forma de dragón el rey se sentaba en el de la derecha con una cort una de oro y un cetro en collado en la mano pálida el segundo otro no permanecía vacío el portal de verdad pensó ser barristas ninguna sillas conformó de dragón puede reemplazar a un dragón de verdad por muy intrincada que sean la talla a la derecha de los tronos gemelos encontraba con el gigante una inmensa mole de rostro fiero y surcado de cicatrices a la izquierda el gato motivado con una piel de leopardo al hombro detrás de ellos vela corrompe huesos y crash el de los ojos fríos asesinos avezados todos ellos ser hijos el mí aunque una cosa es enfrentarse a un enemigo en la arena de combate cuando los cuernos y tambores pregonan su llegada y otra identificar a un asesino culto antes de que ataque el día era joven y fresco pero barristas del minotauro el cansancio en los huesos como si se hubiera pasado la noche peleando cuanto más viejos se hacía menos sueño parecía necesitar en sus tiempos de escudero podía dormir diez horas por la noche y aún así llegar al patio de entrenamiento bostezar te y dando traspiés a los sesenta y tres cinco horas le parecían más que suficiente pero esa noche apenas había pegado biólogo su habitación era una celda diminutas situada junto a los aposentos en la reina antes destinada a los esclavos su mobiliario consistía en una cama un orinal un armario ropero y hasta una silla por si quiere ser darse en la mesita tenía una vela de cera de abeja y una estatuilla del guerrero aunque no era de voto lo sé a sentirse menos solo en aquella ciudad desconocida y extranjera y lo acompañaba en las oscuras vigilias garza de estas dudas que me comen y con sede fuerza para hacer lo correcto besaba sin embargo ni las oraciones ni el amanecer le habían proporcionado ninguna certeza la sala estaba abarrotada pero lo que más le llamó la atención fueron las ausencias mis andy belgas gusano gris hago yo hago caro y río chico y darío una caries en lugar del cabeza afeitada había un hombre gordo con coraza muscular hay máscara de león de piernas gruesas que sumaban por debajo de la falta de tiras de cuero marc gasol oracle primo del rey nuevo comandante de las bestias de bronce semillas sentía hacia el abierto de estén había conocido a otros de su calaña en desembarco del rey aduladores con sus superiores duro con sus info es tan ciego como un jarrón y muy muy orgulloso demasiado cajas también podría estar aquí comprendió con su fe a cara escondida tras una máscara apostadas entre las columnas aguardaban cuatro decenas de bestias de bronce cuyas máscaras de cobre gruñido brillaba en a la luz de las antorchas el cabeza afeitada podido ser cualquiera de ellos la sala retumba con un centenar de voces que despertaba médicos en las columnas que el suelo de mármol el sonido era furioso amenazador a seis mil bocho un avispero justo antes de empezar a vomitar avispas en los rostros de la multitud vio ir a pesar sospecha miedo apenas el nuevo herald ordenó silencio en la sala las cosas empezaron a ponerse feas una mujer soy yo estaba por su hermano muerto en el reintegro de snacks otra por los daños que había sufrido su palanquita un hombre gordo se rencor los vendajes para mostrar a la corte un brazo quemado todavía su puramente y en