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Alguien Esconde Algo- Sexo, drogas y asesinato 5n2b1s
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Cuando las pistas se agotan y un caso se enfría, sólo hay una cosa que hace que los investigadores sigan adelante, la corazonada de que alguien está escondiendo algo. Esta serie sigue a los detectives en su búsqueda por encontrar a esa persona que tiene la pista definitiva que permitirá arrojar luz sobre el caso y resolver el rompecabezas. Desde familiares y amigos en duelo, hasta amantes despechados y testigos, los investigadores estudian minuciosamente cada detalle y discrepancia para descubrir el móvil del asesinato, así como la razón de ocultar una prueba clave. 1z206c
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Es uno de los homicidios más violentos que he visto.
El cuerpo estaba en una tumba poco profunda.
El charco de sangre estaba tapado con toallas.
Parecía que lo habían hecho a toda prisa.
Sabemos que lo enterraron vivo.
Le interesaban los canales para radioaficionados.
Era como Howard Stein y su programa matinal.
Me dijo varias veces que pensaba que alguien podría intentar matarlo.
Me dijo que alguien lo había golpeado en la cabeza con un martillo y no sabía a quién.
Pensaba que podría hacerle daño o incluso matarla.
No encontramos el arma del crimen.
Cuando los asesinatos son difíciles de resolver y las pistas se enfrían, solo una cosa anima a los agentes de policía a seguir adelante, saber que alguien esconde algo.
Pero ¿quién tiene la pista crucial que condenará al asesino? ¿Alguien esconde algo? Sexo, drogas y asesinato.
Murrieta, California.
Una pequeña y soleada ciudad adyacente a algunos de los lugares más poblados de los Estados Unidos.
Murrieta está al sur de California.
Es un lugar agradable, muy desarrollado.
Está rodeado de montañas.
Está a la costa de California, lo es.
De California al oeste y al otro lado de las montañas.
Está muy cerca del desierto.
Desde aquí hay un trayecto de dos horas en coche hasta el famoso Parque Nacional de Árboles de Josué.
El Parque Nacional es un importante destino turístico.
Mucha gente va a hacer senderismo, a acampar.
Pero una mañana de junio de 2018, unos turistas descubren que la fauna del desierto guarda un siniestro secreto.
Un caballero estaba allí con su familia.
Estaba haciéndole fotos a los buitres.
Su mujer le dijo que el esqueleto del animal parecía humano.
Y entonces avisaron a los guardas del parque.
Los guardas del parque llamaron a la policía.
Jason Calvert, de la comisaría de Murrieta, estaba al mando de la investigación.
El cuerpo estaba en una tumba poco profunda.
Los animales habían esparcido partes del cuerpo por los alrededores.
El inspector Sean Larson, de la Policía Nacional de Árboles de José, fue el primero a verlo.
El espacio tenía 60 centímetros de ancho, 60 de profundidad y metro y medio de largo.
Mi primera impresión fue que habían escondido el cuerpo a toda prisa.
Se alejaron 50 metros de la carretera y enterraron a la víctima.
No dedicaron demasiado tiempo a ocultar el enterramiento.
El cadáver estaba muy, muy descompuesto.
Llevaba enterrado en el caluroso y seco desierto y no se podía ver nada.
No se podía ver nada.
No se podía ver nada.
No se podía ver nada.
No se podía ver nada.
No se podía ver nada.
No se podía ver nada.
Los restos fueron exhumados y enviados al forense para practicarles la autopsia e identificarlos.
Pertenecían a un hombre caucásico de mediana edad.
La autopsia revela también una posible causa de la muerte, que fue brutal y violenta.
Había una posible punción cerca de la parte izquierda del pecho.
La víctima tenía daños graves, traumatismos graves en el cráneo.
La autopsia fue muy difícil.
En realidad fue como, si coges un huevo hervido, lo pones sobre el cemento y lo aplastas.
El huevo queda plano.
Fue un ataque brutal.
Le faltaba una mano.
Probablemente se la llevó un coyote, pero pudieron rehidratar la otra mano y tomarle las huellas.
Las huellas coinciden con las de un sujeto que la policía ya tenía fichado, Henry Stange, de 54 años.
Estuvo implicado en algunas de las muertes de Henry Stange.
Estuvo implicado en algunas disputas domésticas.
Residía desde hacía tiempo en Murrieta.
Henry vivía solo.
Tenía 54 años, dos hijos.
Era un hombre solitario.
La policía registra la casa de Henry Stange.
Cuando los primeros agentes llegaron a la casa, estaba cerrada con llave.
Tuvieron que forzar la entrada para acceder.
El salón, los dormitorios, todo parecía totalmente normal.
Pero cuando llegaron a la casa, encontramos una escena del crimen con mucha sangre.
El garaje estaba lleno de cosas.
Había bancos de trabajo, cosas de acampada, equipamiento electrónico, un escritorio con un montón de equipos de radio, micrófonos...
Pero lo que llamó nuestra atención fueron varias toallas amontonadas.
De vacuo había mucha sangre, sangre coagulada por todo el suelo.
Cuando vimos a Henry Stange, nos llamó la atención el hecho de que estaba en un lugar con mucha sangre, coagulada por todo el suelo.
Cuando vimos el charco de sangre, nos quedó claro que había sido un ataque sumamente brutal.
Es uno de los homicidios más violentos que he visto.
No había señales de entrada forzada, de robo, nada de eso.
Quien le hubiera hecho eso, a Henry seguramente lo conocía o tenía a la casa.
Lo que pensamos es que fue un atentado.
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