Asesinato en vacaciones- Seis asesinatos en Navidad 4n3o5h

Este programa contiene recreaciones dramatizadas y material que puede herir la sensibilidad de algunos espectadores.

La Navidad es muy importante en Dayton, Ohio.

La ciudad estaba toda decorada.

Había un festival navideño y las familias se reunían en la plaza del centro.

Lo más importante de la Navidad era reunirnos y celebrarla juntos, y era maravilloso.

Durante esta época solemos tener muchos crímenes violentos y aquella Navidad fue particularmente notoria.

Fue una locura.

Cada día hablaban en las noticias de un asesinato diferente.

La ciudad entera de Dayton estaba aterrorizada.

Disparaban a la gente en los teléfonos públicos.

Les disparaban en su propio coche.

Disparaban a la gente en las tiendas de barrio.

Uno de ellos le apuntó con el arma y le dijo, vas a morir hoy.

Si eso no hace que se te hiele la sangre, no sé qué.

La gente estaba nerviosa porque no sabían si serían la próxima víctima.

Los detectives pensaban que estaban conectados.

Proceded con extrema precaución, porque a todos se les busca por varios tiroteos.

El nivel de peligro acababa de multiplicarse por diez.

Es increíble que cometieran aquellos asesinatos justo en Navidad.

Asesinato en vacaciones.

Seis asesinatos en Navidad.

Dayton, en Ohio, a principios de los noventa, era una ciudad bastante animada durante la Navidad.

Durante la época navideña, Dayton se llenaba de decoraciones festivas.

Teníamos el desfile navideño de Dayton, el desfile de los niños, muchas cosas así durante las fiestas.

El primer desfile navideño era cuando se encendía el árbol.

Era una época del año muy bonita y era otra alegre Navidad en Dayton.

Y en la zona norte de Dayton, en la Casa de los Gallet, el espíritu navideño estaba vivo y coleando.

La Navidad era la única fiesta del año en la que nos reuníamos.

Cuando éramos pequeños, como éramos una familia numerosa, solo recibíamos un regalo.

Y me daba igual si era un regalo grande o pequeño, porque para mí, lo más importante de la Navidad era reunirnos y celebrarla juntos.

Mi madre era una cocinera increíble y nos hacía una gran cena navideña.

Y uno de mis favoritos era el chili.

¡Ay, Dios! Había chili, pan de maíz...

Lo más importante de la Navidad para nosotros era eso.

Y era maravilloso.

Aquel año, como la mayoría de los años anteriores, Rhonda, sus siete hermanos y sus hijos se reunieron para celebrar la Navidad en casa de su madre.

Soy la mayor de ocho hermanos, así que éramos como la tribu de los Brady.

Éramos una familia numerosa y yo solía oír historias sobre la pérdida temprana de hermanos, y ese era uno de mis mayores temores.

Así que siempre vigilaba muy de cerca a mis hermanos.

Me convertí en la mano derecha de mi madre y esa era la dinámica de nuestra familia.

A Rhonda le hacía especial ilusión pasar aquellas Navidades con su hermana Danita, de 18 años, y su hija, de dos.

Me acuerdo muy bien de ese día porque trabajaba en la base aérea de Wright-Patterson y nos dejaron salir antes, y recuerdo que fui de la misma a casa de mi madre.

Danita tenía que irse a trabajar y acababa de dejar a mi sobrina.

Mi hermana era muy cariñosa, muy, muy cariñosa.

Cuando tuvo a su hija, pensó que ya no iba a poder estudiar más, y yo le dije, no, esto no te va a detener, voy a ayudarte a criar a esta niña.

La itieron en el Colegio Universitario de St. Clair y trabajaba a tiempo completo y criaba a su hija.

Dominique solo tenía dos años.

En la noche buena de 1992, mi madre ya había cocinado el chili.

Yo había traído mis regalos, mi sobrina estaba feliz y solo estábamos esperando a que mi hermana volviera de trabajar.

Nos sentamos y esperamos.

Y alrededor de las diez, alguien llamó por teléfono.

Lo cogí y dije, ¿Hola? ¿Hola? Pero nadie me contestó, así que colgué el teléfono y cogí a mi sobrina.

Y le dije a mi madre, mamá, me voy a casa, no vamos a celebrar nada hoy, lo celebraremos mañana.

Y mi madre dijo, ¿vale? Lo celebraremos mañana.