
Descripción de ¿Adicto al trabajo? #70 4z5d
💼 ¿Y si trabajar tanto no fuera iración… sino una forma de escapar de ti mismo/a? En este episodio hablamos de la adicción al trabajo: esa forma silenciosa de "autoabandono" que muchas veces se disfraza de éxito, responsabilidad o pasión. Exploramos por qué algunas personas no saben descansar, qué hay detrás de la necesidad constante de productividad, y cómo el trabajo puede convertirse en un refugio emocional… pero también en una cárcel. 🎙 Una reflexión directa, honesta y con muchas capas, para ayudarte a distinguir entre trabajar con sentido y vivir atrapado/a en el hacer. 🎧 Si alguna vez te sentiste culpable por descansar, este episodio es para ti. 👇 MÁS INFO SOBRE NOSOTROS 👇 Inquiétame es un podcast de psicología creado por Jose Molina y Carla Melián, psicólogos en Centros Cambio, un centro de psicologia con sede en Las Palmas de Gran Canaria. Hablamos de salud mental como se habla de la vida: con ciencia, cercanía y sin filtros. Desmontamos mitos, abrimos melones emocionales y reflexionamos sobre lo que de verdad mueve, bloquea o transforma. 📍Atendemos de forma presencial en Las Palmas y también de manera online. 🔗 Descubre más sobre nuestro equipo y pide cita en: https://centroscambio.es 📅 Pide cita con nosotros: https://centroscambio.es/cita-psicologia-las-palmas/ 📬 Apúntate a nuestra newsletter de salud mental: https://centroscambio.es/psiconecta-newsletter-de-salud-mental/ 🎧 Inquiétame forma parte de la familia iVoox Originals. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/1147184 4b2xp
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Bienvenidos a Inquiétame, el podcast donde hablamos de psicología sin filtros con los pies en la tierra y el corazón puesto en lo que realmente duele. Hoy venimos con una pregunta que puede parecer sencilla, pero no lo es. ¿Soy adicto al trabajo o simplemente me apasiona lo que hago? Porque no siempre es fácil diferenciarlo. A veces trabajar te da la vida y a veces te la quita, sin que te des cuenta.
Y lo peor es que cuando eso pasa, nadie te cuestiona. Al contrario, el mundo te aplaude por no parar. ¡Qué crack! ¡Qué currante! Siempre a tope. Pero nadie te pregunta cómo estás de verdad. Nadie ve, tal vez, que estás huyendo de ti mismo.
La adicción al trabajo no tiene que ver solo con las horas que dedicas. Tiene que ver con no poder parar, con sentir que si te detienes, algo dentro de ti se desmorona. Cosa que también puede pasar con otras actividades diferentes del trabajo, ya que también puede tratarse de adicción o mantenerse activo. De modo que siempre estoy en mil cosas. Pero eso es otro tema. Hoy nos centraremos más específicamente en la adicción en sí.
Es una adicción silenciosa porque está validada socialmente. Porque parece que cuanto más haces, más vales. Y el problema es que incluso cuando estás agotado, sigues. Porque parar da más miedo que continuar. Pero además es paradójico porque empieza con ilusión, con energía, con ese me encanta mi trabajo. Pero cuando necesitas producir para sentir paz, ahí es cuando deja de ser pasión y empieza a ser cárcel. Si te cuesta ver una peli sin mirar el móvil, si el domingo se convierte en una lista de cosas pendientes, si el ocio te incomoda, hay algo ahí que interesa ir mirando.
Pero ¿de dónde viene todo esto, Carla? Bueno, esto no va solo de gestión del tiempo.
También va de heridas, de aprendizajes antiguos. Muchas personas que caen en este patrón han crecido sintiendo que su valor dependía casi exclusivamente de lo que hacían. Que si rendías, te querían. Que si eras útil, te miraban. Y si no hacías nada de esto, te convertías en invisible. Esa sensación de no ser suficiente nunca, ¿no? Así que bueno, te hiciste adulto, pero seguiste funcionando igual. Solo que ahora, en vez de notas, tienes informes. En vez de aplausos de mamá o papá, tienes correos de clientes o reconocimiento en redes.
También está el caso contrario. Personas que crecieron en caos absoluto. Sin estructura.
Y encontraron en el trabajo un lugar seguro que era previsible y controlable. Un lugar donde podían sentir que esa parte suya que necesitaba el control estaba ahí.
Y está bien. El problema es cuando ese lugar se convierte en el único donde te sientes suficiente. Lo más duro es que cuando todo esto se instala, lo contamina todo. Ya no sabes estar presente sin hacer algo productivo, el silencio te incomoda, el descanso se siente como una pérdida de tiempo y el cuerpo empieza, poquito a poco, a digamos de alguna manera a pasar facturas. Y obviamente la salud mental también.
Nos ha pasado, sí, claro. Más veces de las que nos gustaría itir. Yo he justificado muchas veces no parar con la excusa de que esto no se va a hacer solo. Hay gente que me necesita. Nosotros los psicólogos tenemos la excusa muy fácil con eso. Pero por dentro estaba agotado. Y lo sabía. Y Carla, tú también lo sabías. Solo que no sabía cómo parar sin sentir culpa. A mí también me ha pasado, evidentemente.
Sobre todo en estos últimos meses en los que hemos tenido mucho menos tiempo para desconectar porque estamos haciendo mucho contenido en redes y sin querer la mente no para de pensar en el siguiente podcast o en el siguiente vídeo. Y lo peor es que al final el mundo te felicita.
Nadie te dice que pares. De hecho, te iran por ello.
Y claro, lo acabas confundiendo. Crees que lo estás haciendo bien hasta que algo dentro de ti empieza a pararse. Y entonces llegan las consecuencias.
Exacto. El cuerpo habla y cuando no lo escuchas empieza a gritar. Empiezas con insomnio, tensión, falta de deseo, bajones anímicos y luego llega la apatía.
Y el tic en el ojo que tienes, Carla. El tic o los tics, concretamente. Oculares.
El no disfrutar de nada, ni del trabajo siquiera, ni del ocio, ni de ti en general. Es como si te quedaras sin al disfrute. Dejas de estar de alguna manera disponible.
Comentarios de ¿Adicto al trabajo? #70 5s2v58