432 - El síndrome del impostor en el ámbito del marketing 6h626e

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Más información en toyota.es O punto es, me da igual, porque vais a entrar a ese maravilloso mundo del marketing en su blog en donde explica esto y otros temas que tratamos aquí semanalmente, os va a encantar y si no, en la web de Radio Villena tenéis los programas de cada semana, ¿vale? Por si no los habéis podido escuchar o queréis invitar a alguien a hacerlo.

Hoy en nuestro espacio de marketing vamos a hablar de un fenómeno más común de lo que nos creemos.

Ya nos lo adelantaba la semana pasada, Fran, es el síndrome del impostor.

¿Te ha pasado alguna vez que sientes que no eres lo suficientemente bueno en lo que haces? ¿Que tu éxito se debe a la suerte y que en cualquier momento alguien va a descubrirte y va a descubrir que no eres tan competente como aparentes? ¡Madre mía, Fran, cómo nos metemos en este jardín! ¡Buenos días! Me gusta mucho este tema.

Es un temazo.

Porque vamos a explicarle a nuestros oyentes y oyentas qué es exactamente esto del síndrome del impostor y por qué crees que se manifiesta en ocasiones en profesionales del marketing y también de la comunicación.

Cuidado, ¿eh? Pues, Mónica, es una sensación interna de no ser lo suficientemente capaz, pese a tener logros reales, comprobables y experiencia, como decíamos en el programa anterior.

Ya ves.

Y bueno, pues es un síndrome que uno a veces siente y muchas veces no sabemos bien el motivo.

Entonces, quienes lo padecen o padecemos, porque yo también lo he padecido, sienten que están de alguna forma engañando a los demás y que en cualquier momento van a ser descubiertas.

Es como...

Una mala pesadilla, ¿no? Sí, es como una autocreencia que surge en un momento dado y es muy curioso y es también muy paradójico.

En el mundo del marketing, donde el éxito a menudo depende de la percepción externa, qué piensan los demás, pues la creatividad y la innovación constante, esta inseguridad puede amplificarse.

Hay una comparación exhaustiva con otros, muy cotidiana, mucha exposición pública y todo eso nos genera un territorio perfecto para que ese síndrome de alguna forma aparezca.

Sí, parece que no, como bien decíamos en la introducción, pero sí, parece más de lo habitual.

De todos modos, seguimos hablando de ello.

Muchos profesionales en marketing trabajan bajo esa presión constante para ser innovadores, originales...

Imaginaros todo el día intentando crear y crear y crear y ser innovadores y originales.

¿Cómo puede afectar este entorno? ¿Cómo puede afectar la aparición o intensificación de este síndrome del impostor? Pues con la presión por destacar, por tener siempre la idea brillante, por estar siempre...

Esto pasa mucho con redes, por ejemplo, a mí me pasa mucho con mi blog.

El hecho de escribir todos los días es como una presión constante por tener que contar algo, y eso a veces te genera ese síndrome.

Puede hacer que uno dude de su talento real.

Incluso después de cualquier tipo de éxito, cualquier profesional puede pensar que ha sido suerte.

Y esa sensación de que nunca es suficiente alimenta ese síndrome.

Además, el marketing está super vinculado con resultados visibles y medibles, que son las métricas famosas marketinianas, y esto hace que a veces se valore más el rendimiento externo que cualquier tipo de proceso interno o evolución personal.

Esto unido a la suerte que decías, que muchos profesionales dicen que ha sido suerte o no, pero cuando uno crea algo muy muy muy bueno, ostras, cuida con esto.

Es como con los comerciales en las empresas, que si consiguen una meta, el año que viene van a tener que hacerla tres veces más.

¿Hasta dónde puede una persona, un ser humano, soportar la presión? Se me viene a mí ahora mismo a la cabeza.

Pero tengo otra pregunta.

¿Qué señales o qué comportamientos deberían hacernos pensar que estamos ante este síndrome, especialmente cuando son profesionales que gestionan marcas o estrategias? Hay señales muy evidentes y comunes que son, por ejemplo, el perfeccionismo extremo.

Cuando buscas mucho la perfección, probablemente haya un síntoma de este síndrome.

El miedo a equivocarte en cualquier momento, también es un detonante de ese síndrome.

La necesidad de validación externa, y esto pasa mucho, ¿no?