1853. Vivir desde la intención 2e32p

Muy buenos días. Me decía José Manuel, un oyente, y también Víctor, otro oyente, en mensajes diferentes me resumían lo que yo digo, cuál es el mensaje un poco de este canal o de mi mensaje aquí, vamos.

José Manuel decía que mi mensaje es lo importante no es el qué, es el cómo.

Es decir, lo importante no es qué haces, sino cómo, desde dónde lo haces.

Es decir, lo importante no es qué hacemos, sino desde dónde lo hacemos.

Mi idea es que desde dónde lo hacemos es lo que nos lleva a percibir sentido, paz, satisfacción, alegría, o nos lleva a sentir aburrimiento, desconexión, alienación e incluso ya sufrimiento, dolor. Creo que es clave en la vida desde dónde haces las cosas, con qué intención haces las cosas. Ese sería el primer punto de mi mensaje según José Manuel. El segundo sería que vivir esa intención que uno elige, uno sólo ha de vivirla en la medida de sus posibilidades. Este sería el segundo punto. No es necesario forzar más allá, que es a lo que tendemos a exigirnos a lo mejor más allá de lo necesario.

Es, en el punto uno, establecer una intención y en el punto dos, establecerla en la mínima cantidad de posibilidad que uno tenga en cada momento, el mínimo, pero vivirla de manera consistente lo mínimo que uno pueda. El truco está ahí.

Cuando haces el mínimo, eso va creciendo hasta donde sea y en la proporción que sea. Eso ya no lo decide uno, eso ya se va dando.

El punto tres, según José Manuel, sería la vida todo lo acoge. Es decir, no importa el contenido de lo que uno hace. Si es, pues uno está limpiando una calle y uno dice lo que yo hago no vale nada y uno está descubriendo la fórmula para salvar una enfermedad y le dan el premio nobel y uno dice lo que yo hago es muy válido.

Pero la vida no hace esa diferencia, la vida no es tonta, porque sería un poco tonto que sólo valiese lo que unos pocos pudiesen hacer. A la vida le interesa que esté todo el mundo en movimiento de manera constante y todo el mundo en evolución y todo el mundo sintiendo satisfacción por esa evolución. Así que lo acoge todo, da igual lo que uno esté haciendo.

La cuestión es desde dónde lo está haciendo.

Por eso, aunque nos parezca raro, a la vida le da igual que estés sentado en la calle haciendo pulseritas y vendiéndoselas a la gente por un euro o estés descubriendo lo más importante y ganando el premio nobel. En nuestra cultura hay un mundo de diferencia entre ambas personas, pero si ambas personas están trabajando con una intención y en la medida de sus posibilidades, en la medida de sus posibilidades de ese momento, el mínimo de sus posibilidades en ese momento, o más, pero por lo menos el mínimo, y lo están haciendo desde esa intención que tiene más corazón, a la vida le da exactamente igual si estás haciendo figuritas de papel o si estás haciendo una transformación energética en el mundo y te dan el premio nobel por eso y tal y cual. Dices, no, esta persona es mucho más importante.

Para la vida no, para nosotros sí. Para la cultura, lo que consideramos importante, tal. Para la vida no. Esa es mi sensación. Ese sería el punto 3. La vida todo lo acoge. Y el punto 4 es, digamos, la actitud para moverse por la vida. Una cosa es esa intención más de corazón, más honrada, más de niveles altos.