1828. La búsqueda de la humanidad en un mundo deshumanizado 174e6c

Muy buenos días. Te pongo el ejemplo de cualquier persona. Esta persona, normal, cualquier persona, escucha un audio a lo mejor de estos y lo considera un poco new age o acaramelado, si habla del amor, si habla del corazón, poco aterrizado. Y ya no te cuento también si habla de la honradez. Por favor, vamos a poner los pies en la tierra, dirá. Imagínate que esta persona ha salido de su trabajo y se encuentra con un audio de estos. Dirá todas estas cosas porque todas estas cosas me las han escrito. Hace poco un hombre dijo que las personas que pensábamos así deberíamos irnos a un monasterio.

Este mismo hombre, tomemos a ese hombre que dijo lo del monasterio, es nuestro personaje. Este hombre sale de su casa, sale de un trabajo en el que está. Trabaja en una empresa muy exigente que gana mucho dinero. Por ejemplo, Franz Telekom, acuérdate que era la que llamaban la empresa de los suicidios, donde a las personas se las exprime, se las trata como números para conseguir rendimiento y ganar dinero. No hay valores humanos allí, solo es ganar dinero. Y todos son parte de un engranaje para que alguien gane dinero.

Pero al mismo tiempo pareces, porque estás en esa empresa que quizá tienes un puesto y te da mucho prestigio. Así que uno está ahí. Pero cuando sale de ahí este personaje, que cree que todo lo que no sea eso, porque de tanto impacto de vivir en ese ambiente, ha creído que la vida es ese ambiente. Y yo esto lo he visto con personas a las que les ha cambiado hasta la postura, la manera de estar.

Es muy curioso, moviéndose en esos ambientes tan deshumanizados. Pero uno no cree que eso sea deshumanizado porque uno no está deshumanizado. Yo soy un ser humano. Es que la vida es así. Y así de duras la competencia y todo eso. Esta persona se va a su casa. Cuando llega, se encuentra a su perro. El perro lleva horas esperándole a que llegue. Y cuando llega, el perro se vuelve loco.

Da vueltas sobre sí mismo, le lengüetea y él se pone de rodillas y abraza al perro. En un acto de amor y cariño con ese perro. Entonces esta persona, que venía con toda la carga de esa empresa y de esa brutalidad, nota algo. Sonríe. Entra en la casa y se encuentra su familia. Ve a su hija que le ha escrito o le ha hecho un dibujito. Y se derrite con ese dibujo. Y piensa.

Más allá de querer que estos niños estén bien y sobrevivan y mantenerlos vivos y mantenerlos sanos, hay algo que me hacen sentir que es que me reconcilian con la vida. Saluda a su pareja, saluda a quien sea y recibe un mensaje, no sé, de su hermano, de un amigo. Necesito tu ayuda porque me ha pasado esto. Hace tiempo que no hablamos, a lo mejor incluso habían discutido, pero esta persona siente en el fondo de su corazón que quiere ayudar a su amigo, su hermano, a quien sea.

En un acto ético de honradez y de corazón todos en uno. Coge el coche, va a donde está esta persona, la ayuda. Y no le dice a nadie que ha hecho eso, no necesita que nadie le dé una palmadita. Lo ha hecho porque estaba en su corazón y estaba en su honradez y creía que era justo por todo lo que había vivido con su amigo, porque lo había sentido. No lo ha hecho por quedar bien, no lo ha hecho por esperar una recompensa que no va a tener.

Ha perdido tiempo y probablemente dinero. Un dinero que se iba a gastar en otra cosa, pero era tan importante para el otro y le ha hecho tal favor que ha querido hacerlo. Y no se lo va a decir a nadie, simplemente va a seguir. Cuando esa persona se acueste por la noche, se habrá vuelto a conectar a la vida y volverá, se pondrá a lo mejor su modo de vivir.