La tremenda lucha de Donna tras su violación 4k5j73

Crímenes y criminales, con Luis Martín Edvalles Vamos a acercarnos a una historia, la historia de Donna Palomba, que se hizo bastante conocida en Estados Unidos, muchos medios hablaron de ella. Pues su historia es la historia de alguien que luchó en varios frentes y tuvo que aguantar, como se suele decir, carros y carretas de gente que no la creía y de otra gente que la atacaba de otra forma. Realmente es una historia curiosa que ella ha relatado en alguna ocasión y que merece la pena conocer.

Nos cuenta ella que llegó a casa con sus hijos la noche del viernes 10 de septiembre de 1993, que habían ido a un concierto infantil en una escuela cercana y habían comido pizza, que su esposo John había ido a Colorado para la boda de un amigo y que le había dejado un mensaje en el contestador diciendo que los quería y que les echaba de menos. Según cuenta Donna, era la primera vez en 12 años de matrimonio que John no estaba en casa o que estaba lejos de casa.

En la madrugada de ese sábado, un intruso enmascarado irrumpe en su casa, mientras sus hijos de 5 y 7 años están durmiendo en sus camas. Ella dice que se despertó porque oyó unos pasos, que levantó la vista y vio una figura sombría entrando en la habitación, que no le dio tiempo a reaccionar. Dice que antes de poder hacer nada, el intruso se abalanzó sobre ella, que hubo un forcejeo, que luchó y gritó, pero que rápidamente le tapó la boca. Dice que le mordió la mano enguantada, pero que le retorció el brazo tras la espalda, diciéndole una advertencia clara, si no cooperas te haré daño.

Donna nos dice que tomó ese intruso muchas preocupaciones para ocultar su identidad, que incluso fingía su voz y que enseguida le cubrió la cabeza con una funda de almohada, que luego le envolvió los ojos y la boca con las medias y le ató las manos a la espalda.

Ella estaba indefensa, llena de miedo por sus hijos que estaban en la habitación de al lado. Se dijo a sí misma que no debía gritar y el ataque continuó. El agresor usó un cuchillo para cortarle la ropa y luego la agredió sexualmente. Por supuesto, la amenazó con matarla e incluso a sus hijos, si llamaba a la policía.

Ella dice que, intentando seguir con vida, les repitió, no puedo identificarte, no sé quién eres, no puedo decírselo a nadie. Esto será solo entre tú y yo. Yo creo que tú eres buena persona y no me has hecho daño al final. Dice que cuando le dijo eso, sintió el cañón de una pistola a través de la funda de almohada en la boca.

Cuenta Donna, fue como si mi cabeza ardiera y vi mi vida pasar ante mí. Pensé en mis hijos encontrándome por la mañana. Pero me quitó la pistola de la boca y me la puso en la sien. Mientras esperaba que apretara el gatillo, pensé en voz alta, Dios mío, por favor, asuélveme de todos mis pecados. Pero le volvió a dar la vuelta. Le clavó la pistola en la espalda y le dijo, si llamas a los cerdos, volveré y te mataré.

Fue el primer momento en el que Donna pensó que podría seguir viviendo. Seguía asegurándole que esto sería entre él y yo, le dijo, y que no se lo diría a nadie. Lo escuchó bajar las escaleras de madera y cerrar la puerta principal. Luego hubo silencio. Me quedé allí tumbada un momento, decía Donna. Estaba completamente en shock, pero reconoce que se sentía muy agradecida de seguir viva. Consiguió quitarse de las ataduras y corrió a toda prisa a las habitaciones de cada hijo. Los encontró profundamente dormidos. Cayó de rodillas y empezó a llorar. Fue corriendo a su habitación. Intentó usar el teléfono, pero no había línea. Bajó a probar con otro de los que tenía en la casa.