
Descripción de Reincidencia delictiva 2u6v4s
El boxeador Makelele golpeaba tanto dentro como fuera del ring, "El Pulpo" camuflaba como taxista su instinto criminal y José María Real no duró ni dos meses en la calle sin raptar, violar y matar a una niña. Cerramos la primera temporada de Fundido A Negro hablando de la reincidencia, ¿tiene la cárcel un efecto disuasorio frente al delito? a6k12
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
La cárcel es efectiva para prevenir la reincidencia, estamos hablando de celdas compartidas de 13 metros cuadrados en las que sólo se puede estar de noche, ya que entre las 8 de la mañana y las 8 de la tarde es obligatorio estar en las zonas comunes. Se desayuna pronto, se come pronto y se cena pronto, y así de lunes a domingo, de enero a diciembre, por supuesto sin móvil ni internet. Pese a todas las restricciones que supone el ingreso en prisión, son muchos los condenados que, tras cumplir su pena, ponen de nuevo en juego su libertad.
Factores de riesgo estático, como puede ser la precocidad delictiva, la impulsividad o una psicopatía, están detrás de una mayor reincidencia, como también lo están la sensación de impunidad, el consumo de sustancias, el círculo familiar o social y, por qué no, la falta de oportunidades una vez salen de prisión. Este etiquetamiento de que no sirven para nada más que para delinquir, que sería su única forma de vida posible.
En este último capítulo de la temporada, contaremos los casos de José Manuel Rodríguez Lamas, alias El Pulpo, Maquelele, conocido como El Terrible Sosa y José María Real, cuyas vidas transcubrieron y transcubren entre barrotes y grilletes. Un reincidente tiene una menor capacidad de inhibición hacia el delito, es más impulsivo y obedecer a la norma le resulta difícil, por ello actúa con una menor sensación de culpabilidad. No comprenden, a diferencia de otros condenados que no vuelven a delinquir, la advertencia que supone una condena y, poco a poco, van creando una carrera delictiva que puede ir, como veremos, de menor a mayor violencia.
Es el caso de Maquelele. Este era el apodo con el que se le conocía en vigo a Jorge Luis Sosa Mejuto, un boxeador, conductor temerario y asesino a partes iguales. Nació hace 38 años en New Jersey, pero empezó a fraguarse una reputación sobre el ring bajo el nombre de George El Terrible Sosa, reputación que él mismo perdió por su temeridad al volante.
Excesos de velocidad, conducción ebria, saltarse los semáforos, circular con el carnet retirado... fueron muchos los delitos viarios que Maquelele cometió, pero a consecuencia de una de estas imprudencias, terminó convirtiéndose en un doble homicida. Ocurrió la noche del 12 de enero de 2008.
Maquelele, de entonces 22 años, conducía un Audi A3 por el núcleo urbano de Vigo y empezó un pique con un colega suyo, Samuel Fiuza, que iba a los mandos de un BMW. Cada vez empezaron a acelerar más y más y a pasarse uno al otro, hasta llegar a la calle Génaro de la Fuente, en el barrio del Calvario. Fiuza iba en el carril izquierdo y Maquelele por el derecho. Estaban los dos en paralelo y circulando a cerca de 100 kilómetros por hora, cuando la limitación de la vía, que es completamente urbana, está a 50.
Maquelele hizo entonces un giro a la izquierda para ponerse delante del BMW y ambos chocaron lateralmente, saliendo despedido el BMW de Samuel Fiuza, que invadió el carril contrario y se estampó de frente con un Citroën. En él viajaba un matrimonio de Candeán, una parroquia de las afueras de Vigo. María Dolores Iglesias y Manuel García fallecieron en el acto cuando regresaban de una cena con sus amigos. Cínico como él solo, Maquelele, al no haber sufrido ninguna lesión en la colisión, dejó aparcado su coche y se fue a un bar. Cuando llegó a la policía, dijo que él había sido testigo del accidente, pero los daños que tenía su coche tras haber tocado el de Fiuza lo delataron.
Tras su arresto y su paso a disposición judicial, se ordenó su ingreso en prisión bajo fianza de 12.000 euros, cantidad que pagó 15 días después. Y no habían pasado ni dos semanas desde que recobró la libertad que Maquelele volvía a ser detenido, otra vez por conducción temeraria. Circulaba sin carné, que le había sido retirado de forma cautelar y con una tasa de alcohol que triplicaba la permitida. La jueza lo devolvió a prisión. El 17 de noviembre de 2009 se celebró el juicio en Vigo y un mes después salió la sentencia que lo condenaba a tres años y nueve meses de prisión por un delito de homicidio por imprudencia y lesiones, bueno, un doble homicidio por imprudencia y lesiones.
Poco a poco se le fueron sumando condenas por conducción temeraria y delitos contra la seguridad vial. Para evitar tener que ingresar en prisión, trató de ganar tiempo, recubriendo las sentencias por el doble homicidio y agotando todas las medidas de gracia posibles, incluido un indulto que planteó al gobierno. Maquelele, que tenía ya 25 años, estaba a la espera de la respuesta de su petición de indulto, pero decidió que mejor esperaría lejos.
Así que en enero de 2011 tomó un vuelo desde el aeropuerto de Santiago de Compostela a Santo Domingo y allí retomó su carrera como boxeador. Tras ganar varios combates y ver que podría tener un futuro como púgil, se trasladó a Pensilvania, concretamente a la ciudad de Riding.
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