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Reflexiones del Evangelio - P. Gerardo Aste SJ
Reflexiones del Evangelio | Jn 14,23-29 - 25 de mayo de 2025

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25/5/2025 · 11:40
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Reflexiones del Evangelio - P. Gerardo Aste SJ

Descripción de Reflexiones del Evangelio | Jn 14,23-29 - 25 de mayo de 2025 5h2u19

Domingo - Sexta semana - Tiempo de Pascua, Ciclo C - Jn 14,23-29 - "El Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien les enseñe todo y les vaya recordando todo lo que les he dicho" 1p3z33

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Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

El sexto domingo de Pascua del ciclo C, el evangelio que toque es el de Juan 14, 23 al 29.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos, el que me ama guardará mi palabra y mi padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras y la palabra que están oyendo no es mía sino del padre que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy a su lado pero el Defensor, el Espíritu Santo que enviará el Padre en mi nombre será quien les enseñe todo y les vaya recordando todo lo que les he dicho.

La paz les dejo, mi paz les doy, no se la doy como la del mundo. Que no tiemble su corazón ni sea cobarde. Me han oído decir, me voy y vuelvo a su lado. Si me amasen se alegrarían de que vaya el Padre porque el Padre es más que yo. Se los he dicho ahora antes de que suceda para que cuando suceda sigan creyendo.

En la larga conversación que según Juan siguió a la última cena e intuyendo que probablemente esa sería la última Pascua que celebraría con los suyos, a manera de testamento final Jesús recordó a sus discípulos sus principales enseñanzas, las que deberán tener siempre presente. Les dio sus últimas instrucciones y compartió con ellos sus últimos deseos, anuncios y promesas. Pero fue también ocasión para despedirse de ellos.

Dice Jesús, me han oído decir, me voy y vuelvo a su lado. Él intuye que en pocas horas morirá y que ya no lo verán en su figura presente. Y si bien es cierto que después de su resurrección los suyos lo verán, sin embargo será sólo en algunas ocasiones y en su cuerpo glorificado, en donde si bien seguirá siendo el mismo, no será igual, su cuerpo estará transformado y será glorioso, como sucedió en la transfiguración.

Pero además lo verán por poco tiempo, pues volverá el Padre. De hecho el domingo próximo celebraremos la ascensión del Señor. Lo cierto es que esa noche el ambiente de la cena era de una pesada tristeza. Las presiones en torno a Jesús eran cada vez más fuertes y todos estaban preocupados, no sólo por el inminente arresto y ejecución de Jesús, sino también por lo que les podría pasar después.

En el texto de hoy Jesús busca consolar, calmar y dar paz a sus discípulos para que enfrenten con valentía lo que se viene y vean el futuro con serenidad, sabiendo que están en el camino correcto y que Dios nunca los dejará. Según el texto, tres fueron las promesas que a fin de llenarlos de su paz, Jesús hizo a los suyos en aquella ocasión.

Primero les prometió que tanto él como su Padre vendrán a ellos, permanecerán con ellos y harán morada en ellos. Experimentar la constante presencia de Dios debe ser algo inigualable, pero la condición para que así sea es que guardemos su palabra. Dice el texto, el que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él.

Pero guardar su palabra exige que estemos muy enamorados de Dios y que lo amemos profundamente, pues sólo si realmente lo queremos haremos lo que nos dice y estaremos dispuestos a lo que sea por él.

En cambio, si no estamos enamorados de él, no seremos capaces de hacer lo que nos pide y no guardaremos su palabra, pues si no estamos enamorados de él, cuando sea necesario defender la vida, la verdad y la justicia, no nos arriesgaremos por él. Si no estamos enamorados de él, no nos interesará su causa. Además Jesús les dice que la palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Por eso Jesús dice, el que no me ama no guardará mis palabras. Luego, sólo si amamos a Dios, guardaremos las enseñanzas de Jesús.

Lo segundo que Jesús prometió a los suyos fue su paz, a fin de que ellos puedan hacer frente a las vicisitudes que están por venir. Les dice que para que no tiemble su corazón ni sea cobarde, la paz les dejo, mi paz les doy. Su paz los hará valientes y capaces de enfrentar cualquier problema o dificultad que encuentren en el camino. ¿Y por qué su paz hace eso posible? Porque su paz no es como la del mundo. La paz del mundo es una paz convenida, que lo único que busca es que se suspenda la violencia.

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