
«La isla del tesoro», de Robert Louis Stevenson 42v3v
Descripción de «La isla del tesoro», de Robert Louis Stevenson 3i5i3e
La isla del tesoro, del escocés Robert Louis Stevenson, fue publicada originalmente por entregas en la revista infantil Young Folks, entre 1881 y 1882. Poco después llegaría el libro en el que John Silver y Jim Hawkins corren numerosas aventuras. La publicación se convirtió en un éxito rotundo desde el principio. Después de múltiples ediciones y traducciones a lo largo de su historia, hoy te presentamos esta breve adaptación que abre y cierra con fragmentos originales de la novela, y que utiliza como cuerpo central varios resúmenes y otras adaptaciones para completar esta modesta versión. Música y efectos de Pixabay. Voces en la cabecera de César G. Damiá y Noviembre Nocturno. Si te ha gustado el audio, dale al corazón, suscríbete, comenta, tómate una birra, besa a tu pareja o comparte nuestro contenido en tus redes, no te costará nada, pero a nosotros nos ayudará a llegar a más personas. Ya que nuestro contenido es gratuito, tampoco pedimos mucho a cambio. Estamos en X y Bluesky como @territorioExt Youtube https://www.youtube.com/@territorioextranerpodcast Web https://dentrodelmonolito.com/ Plataformas de podcasts (Ivoox, Apple, Spotify, Podbean, Youtube ...) https://pod.link/1728125770 Puedes contarnos lo que quieras escribiendo a [email protected] 3im
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
No esto es esto es extraño terry territorios tras extraña bien bendito sea mi territorio extrañé la isla del tesoro de robert louis stevenson adaptación me ha sido imposible de rehusar las repetidas instancias que el caballero trelawney el doctor livesey y otros señores me han hecho para que escribiese la historia detallada y completa de la isla del tesoro pongo pues manos a la obra tratándolo todo desde el alfa hasta el omega sin dejarme cosa alguna en el tintero exceptuando la determinación geográfica de la isla y esto sólo porque estoy convencido de que en ella existe aún un tesoro escondido tomo la pluma en el año de gracia de mil setecientos y retrocedo hasta la época en que mi padre era propietario de la posada del almirante benbow y hasta el día en que por primera vez vino a alojarse en ella aquel viejo marinero de tez curtida por los elementos con su grande y visible cicatriz liz llevaba consigo un enorme cofre que arrastró hasta la puerta muchacho no me estás viendo me ayudaste viejo capitán dando mis piernas y mi espalda ya no resisten tan pesada carga era un hombre alto fuerte de pronunciado color moreno avellana su trenza ó coleta alquitranada callarle sobre las hombreras de su poco limpia blusa marina sus manos callosas y llenas de marcas enseñaban las extremidades de las uñas quebradas y negruzcas llevaba en una mejilla aquella cicatriz de sable sucia y de color blancuzco y repugnante paréceme verlo paseando su mirada investigadora en torno al cobertizo silbando mientras examinaba y pro rompiendo más tarde una antigua canción marina a pesar de su aspecto la ayuda de transportar el pesado cofre hasta el interior de la posada agradecido el viejo pirata me dio una moneda de plata y me pidió una botella de rom para saciar su sed puede que tardase más en ir a buscarla helen tomársela puesto un solo trago a cabo con ella la dejó sobre el mostrador y se dirigió á mi padre voy alojarme unos días aquí solo necesito ron tocino y huevos el veterano marinero rebuscó en su bolsa y sacó cinco monedas de oro que puso junto a la botella vacía avise cuando termines de comerme este dinero este viejo lobo de mar solía ir por los acantilados yo me moría de ganas por saber qué hacía tantas horas mirando por el catalejo una tarde me lo encontré en la bahía aviso me dijo eso aparecerá un hombre alto y estirado como una pata de palo yo te pagaré bien por ello desde entonces aquel hombre mutilado con su pata de palo parecían todas mis pesadillas cuando bebía más de la cuenta el capitán se volvía muy violento obligaba a los clientes a escuchar sus terribles historias de piratería y cantaba una canción marinera que decía quince hombres en el cofre del muerto y una botella de rom quince hombres en el cof del muerto o o y una botella de rom pasaron meses y el capitán no volvió a pagarnos cada vez que mi padre intentaba reclamarle le respondía de forma tan agresiva que le hacía huir
Comentarios de «La isla del tesoro», de Robert Louis Stevenson t282i