KP 04x18 - El día que el videojuego me salvó 5l1m

Hola a todos y bienvenidos de nuevo a Kanagawa Podcast, a esta, vamos a llamar, segunda parte de la cuarta temporada.
Y probablemente ahora mismo estés pensando, querido oyente, ¿por qué no ha habido intro?
¿Por qué está presentando Carlos este programa?
Vamos a hacer un pequeño porque para nuestra audiencia de Huesos Amarillos, la primera temporada, de hecho, la presentábamos Edu y yo.
Cada uno presentaba un programa de modo alterno y no teníamos intro porque, vaya, porque decíamos, a tomar por culo con esto ya vamos bien, ¿sabes?
Hola, ¿qué tal? Y pa'lante.
Y he querido hacer esta pequeña regresión, aparte de que realmente si sigue presentando Edu es porque a él le divierte un montón y yo le dije, venga tío, presenta tú y ya está.
Pero quería deciros algo antes de que empiece el propio programa en sí.
Primero, pediros disculpas y daros las gracias a la vez por haber aguantado este mes y pico sin programas y habiéndome brindado tantísimo apoyo.
Para quien pudiera no saberlo porque no nos siga en redes, yo he tenido unos problemas familiares de salud que han hecho que estuviera todo este tiempo apartado de los micros.
Y bueno, aunque no se han solucionado de la mejor forma posible, ya vuelvo a estar aquí. Estoy recuperando las ganas, me siento con energía para volver a los micros.
Y de nuevo, muchísimas gracias. He recibido... disculpad, no vamos a borrar esto que se quede en mitos de mierda.
He recibido muchísimo, muchísimo apoyo de todo el mundo. He notado ausencias también, pero esas han sido las mínimas.
Y no puedo más que daros las gracias por haberos portado tan bien, por haberme enviado tantos mensajes de ánimo por todas partes.
Por Twitter, por WhatsApp, llamadas, Instagram, por todas, todas, todas partes. De verdad, infinitas gracias. Os quiero muchísimo.
Ya estamos aquí de vuelta. Y vamos a dejar esto atrás. Y vamos a dejarlo atrás presentando a mi compañero de batallas, al 50% de Kanagawa, Don Eduhar Conen.
¿Qué tal, tío? ¿Cómo estás?
Estoy pletórico. Estoy de vuelta, tío. Esto es lo que mola del podcasting. Regresar y dar la turra de los mejores videojuegos que hemos jugado, de las mejores películas, de nuestras reflexiones.
Tío, esto es Kanagawa y ha vuelto.
Va a hablar de nuestra putísima vida de mierda, que no le importa a nadie, pero que por algún motivo a veces sí.
Yo también me alegro mucho de estar de vuelta. Me hacía mucha falta. Quizás no estoy todavía en mi prime, precisamente, pero al igual que el gimnasio o los videojuegos, el micrófono es 100% terapéutico.
Y tenía muchísimas ganas de volver a esto. Que además, Kanagawa es sobre todo diversión, es pasárnoslo bien, es disfrutar comunicando. Así que mejor que volver a ello.
Y además volver a ello con un tema súper interesante, porque mezcla como dos cosas. Primero, el videojuegos que en momentos difíciles te hacen sentirte bien y te hacen relajarte y simplemente disfrutar sin más.
Y luego también, aprovechando que ese tipo de videojuegos han sido precisamente los que hemos jugado durante estos tiempos, este mes y pico, hablaros un poquito de ellos.
¿Qué leches hemos estado haciendo videojugabilísticamente hablando?
¿Has visto que bien me ha quedado? Estoy que me salgo, he hecho la intro a la primera, digo videojugabilístico, soy un putísimo genio.
Yo también lo digo a la primera, pero me tengo que cortar las dos primeras antes.
Pero sí, hemos hecho muchas cositas. En navidades, como ya sabes, es una época jodida para jugar. Al final estás con el trabajo, al final estás con sobresfuerzos, que si las cenitas, que si los arbolitos, que si los angelitos cantan.
Y hay que buscar esos pequeños momentos de felicidad y cómo no buscarlos en los juegos indie. Yo me he pegado unas viciadas guapas.
Más tú tienes la culpa, tú Carlos tienes la culpa, porque son recomendaciones tuyas.
Es que yo ya sabéis que a los indie les doy muy fuerte y muy basto, entonces siempre tengo acumulación de indies que recomendar a la gente.
¿Y qué me recomendaste tú, amor? ¿Qué recomendaste?
Sinceramente no lo sé, porque te digo muchos.
Aquí el señor Misterioso me recomendó Dredge, cuando tú sabes que a mí los juegos de pesca no me gustan.
Qué maldita joya, tío. Pero es que no es un juego de pesca, tío. Es otro rollo.