KP 04x29 - Segundas partes que fueron épicas 556h3q

Bienvenidos, otra semana más, a vuestro podcast de cabezones de referencia.

Carlos, ¿qué tal estamos? ¿Cómo anda la semanita? ¿Bien? ¿Mal? ¿Regular? Bien, bien. No me siento referencia de absolutamente nada, pero bien, bien. Está la cosa bien.

De hecho, fíjate si está bien, que hasta me he puesto filosófico.

Estaba esta mañana sentado en la taza del váter, como todo el mundo, con el móvil, mirando Twitter.

Lo siento, para mí siempre será Twitter.

Y de repente me ha venido una duda existencial a la mente y digo ¿en cuántos váteres he cagado yo en toda mi vida? ¿Cuántos pueden ser? ¿Cientos? Dios mío, miles.

Me parece una cosa como para que la gente se ponga a pensarlo.

¿Sabes? ¿En cuántos váteres ha cagado en toda su vida? ¿Y en qué condiciones? Porque tú has cagado una vez en algún tren, tío.

Sí, y en avión.

En avión, pero es que en tren se mueve.

Y peor, en el instituto también.

Dios. ¿Tú llegaste a conocer estos baños que eran solamente un agujero en el suelo? Sí, hombre, claro. En el patio de mi colegio, lo que son los baños de las aulas de los edificios, eran baños bien, ¿no? Además, recuerdo que eran nuevos en la época.

Pero había un váter en el patio, ¿sabes? El típico socorrido, que el de chicos era con un montón de meaderos, ¿no? Y dos váteres. Pero los dos váteres eran de estos que ves en reportajes de la China profunda, que simplemente es un apoyo para los pies y un agujero, ¿sabes? Ese pedazo de agujero profundo que mirabas para abajo y no sabías a dónde iba.

El mal, el mal. Para ponerte ahí en cuclillas y dejar caer toda la existencia.

Dios mío, eso aparecía el monstruo del Gol Gota. ¿Has visto a Dogma? Pues igual, tío. Se le pone la cabeza… ¡Dios, Dios! Que, por cierto, grande el No More Heroes, que podías grabar la partida en un cagadero.

Correcto, exactamente.

¿Has visto qué profundo me siento hoy? Bueno, venga, vamos a dejar las estupideces.

Tenemos hoy un programa típico, tópico, estándar de YouTube, de referencia, que todo el mundo ha hecho alguna vez en su vida. Segundas partes de videojuegos. Siempre temidas, a veces incluso no deseadas, pero cuando un videojuego triunfa, pues son prácticamente obligatorias.

¿De cuáles vamos a hablar? De las excepcionantes, no.

No, todos sabemos cuáles son de mierda. Vamos a hablar de segundas partes que estuvieron guapardas, que a nosotros nos gustaron. ¿Seguro? Yo no quiero hablar de segundas partes de mierda.

O sea, yo… Todas las que tengo son guapardas de uno u otro modo.

Además, un poquito de toda la historia del videojuego. Tengo cosas bastante añejas y cosas bastante nuevas de hace cero coma. Entonces, vamos a… Vamos a hacerlo modo charleta, ¿vale? No nos vamos a centrar en cada uno, de decir la cantidad de FPS que aumentó de un videojuego a otro.

No, no, no.

¿Por qué nos gustaron más y comentarlo entre los dos? No, no. Si no hablamos de la narrativa y de la intrahistoria, si no hablamos de las mecánicas, si no hablamos de lo que hace especial al videojuego, ¿cómo vamos a poder hacer que la gente disfrute los videojuegos? Es broma.

Yo… Yo no me pienso poner intensito, ni este es el videojuego más triste de la historia, ni este es el videojuego más profundo de la historia.

Vamos a la mandanga. A la mandanga.

¿Por qué nos molaron? ¿Por qué están de puta madre? ¿Por qué, si no lo habéis jugado, deberíais jugarlo como unos malditos desgraciados? Y porque no vaya adelante el caballo y nadie lo espante, tírale tu primero, tío. Soy el burro de Rec.

Burro no, el caballo, tío. Nosotros somos pura sangre, ¿sabes? Burro para adelante para que no espante, no. El caballo. ¿Por qué? Porque lo digo yo. Sardinilla, tírale. Tírale, sardinilla.

Pues yo, mi primera secuela, esa secuela que le eché horas, esa secuela que me enamoró, esa secuela que superaba al original en todos sus aspectos, la descubrí en las recreativas. Fíjate tú, cuando tendría, yo qué sé, 13, 14 años.

Street Fighter II World Championship.

Tendrías unos cuantos menos, ¿eh? Seguro.

A ver, a mí me dejaban solo y luego pasaban cosas.

Me dejaban y hay otros tiempos. Que somos de la misma quinta.

Tenías menos años, cabrón. Hostia, espérate.