Las galletas de la muerte m42r

Medicina renato sin visibles presenta las galletas de la muerte de no serían poco más de las tres de la tarde cuando delfina fue conducida al interior del corredor oeste del asilo criminal de patchouli cerca de nápoles italia allí roberta la agente de policía penitenciaria responsable de la galería la esperaba para abrir la celda en la que permanecería el resto de su vida okay el centro al que había sido enviada era un asilo psiquiátrico penitenciario para mujeres del que muy pocas reclusa salían por su propio pie la prisión de mujeres de charlie es un edificio que la orden de los frailes menores construyó en el siglo quince como convento fue en mil novecientos cuando se transformó en asilo criminal femenino para reclusas necesitadas de tratamiento psiquiátrico corría el año mil novecientos sesenta y nueve cuando la joven puso los pies por primera vez en la casa de las locas nena por eso prende cuesta mano delfina no apartaba la vista de la puerta ansiosa por descubrir quien sería su compañera los próximos años lo hacía un metro de la entrada sosteniendo con ambas manos la muda del uniforme y la toalla que le habían entregado después de paz dar el reconocimiento médico el interior del calabozo se encontraba en penumbra pobremente iluminado por el pequeño tragaluz situado en la parte superior del muro resultaba difícil distinguir la figura que se hallaba al fondo sentada sobre un camastro aprovechando cada rayo de sol que se colaba por el ventanuco con la mirada fija en la labor que bordaba en su regazo e indiferente a todo lo que ocurría a su alrededor la silueta de una mujer de pelo blanco se presentaba ante la mirada de delfina la joven esperaba que la funcionaria le ordenase que entrara en la celda si algo había aprendido en las otras prisiones en las que había estado era que no se hacía nada sin una orden explícita al respecto vamos a qué esperas dijo roberta alzando la voz dentro de una vez te va a comer o si dijo por una sonora carcajada lo mismo acabar dentro de unas pastas de té añadió sin apartar la vista de la mujer delfina cambió la expresión a una mueca de terror mientras se adentraba en la celda conforme su vista se acomodaba a la luz del interior comenzaba a distinguir la imagen de una anciana encorvada cuyo aspecto aparentemente adorable no suponía ninguna amenaza en principio se situó de forma tímida frente al camastro de la derecha sin apartar sus ojos de la anciana y permaneció a la espera de que la funcionaria le arrojara alguna otra orden pero roberta se mantenía en silencio se hallaba expectante atenta a la reacción que la nueva reclusa tendría al encontrarse cara a cara con su nueva compañera de celda en ese momento la anciana levantó la mirada y sus ojos se estrellaron con los de delfina la joven sintió un estremecimiento al sentir como la anciana parecía analizarla con un simple vistazo al cabo de unos segundos la vieja volvió su mirada hacia el bastidor en el que bordaba cómo te llamas preguntó al fin delfina contestó la joven delfina repitió la anciana mientras asentía bonito nombre robert esperaba con ansia que la anciana dijera su nombre pero ella permanecía inmersa en su labor sin reparar en lo que ocurría en la celda entonces la funcionaria carraspeo