LOS ESTADOS MENTALES: SU INFLUENCIA EN NUESTRA VIDA 2q2944

Buenos días. Saludos a todos los amigos y seguidores del blog.
Bueno, decirle una vez más que se animen a hacer comentarios en el blog.
A mí la verdad es que me gusta que ustedes hagan comentarios.
Yo los respondo todos.
Los respondo de una forma seria, no así con gracia y ya está, ¿no?
No, los respondo de verdad.
Y, por tanto, ustedes pueden tener la seguridad
que va a haber una respuesta a sus comentarios.
Le pido que hagan comentarios, aunque les cueste un poquito,
pero háganlos, que a mí me agrada mucho ver ahí comentarios
y saber que hay así como una participación,
como una comunidad, como una cierta integración de todos aquellos.
A mí no me gusta un blog para decir tengo tantos suscriptores.
No me gusta, me gusta de verdad la idea de saber
que ahí hay una serie de personas que, lo que yo digo,
puede interesarles y que, además, participan.
Esa cosa es lo que me interesa.
Pues nada, gracias y hacen comentarios.
Bueno, mire, el tema del que le voy a hablar ahora
es sobre los estados mentales.
Mire, ustedes saben, y yo también, y lo sabemos todos,
que más de una vez, y más de dos, y más de tres,
un determinado estado mental nos arruina un día,
o nos arruina una semana,
o nos arruina el mejor acto de nuestra vida.
Hay muchas veces que ya por la mañana, cuando nos levantamos,
podemos levantarnos en un estado mental un tanto tristón,
un tanto agresivo, un tanto deprimido, un tanto violento,
un tanto que uno se metería en la cama, se taparía con la manta y diría,
aquí me quedo, ¿no?
Claro, los estados mentales no es una tontería.
Por tanto, primer punto,
los estados mentales pueden hacernos mucho daño
o pueden hacernos mucho bien,
pero tenemos que identificar los estados mentales.
No podemos estar ahí con un estado mental
como si tuviéramos dentro ahí un panal de abejas
que están ahí ruñeando todo el día
y que nos llevan loco todo el día y que nos llevan para acá y para allá,
y que nos ponen triste, o nos ponen alegre, o nos ponen agresivo,
o nos ponen violento, o nos ponen depresivo,
porque somos esclavos de nuestros estados mentales.
Algo tenemos que hacer con los estados mentales,
y son muy poderosos a veces.
A mí me he pasado de estado mental, claro que me pasa como a ustedes.
Un día te puedes levantar deprimido por una serie de razones, claro que sí,
o te puedes levantar muy cabreado por una serie de razones,
internas y externas o la combinación de las dos,
pero lo que no podemos hacer es ser esclavos
de los estados mentales muchos días de nuestra vida.
Eso, por lo menos, tenemos que hacer algo para dominarlo,
para controlarlo, para encautarlo.
Por tanto, los estados mentales tienen importancia.
Lo primero que tenemos que hacer
es darle la importancia que tiene,
y, por así decirlo, identificar,
decir, oye, vamos a ver, ¿qué me está pasando esta mañana?,
¿qué me está pasando que me levanto cabreado o perdido?,
y identificar el estado mental en el que estoy.
No dejarlo así, salir a la calle, o coger el coche,
o ir para acá o para allá, en ese estado mental.
Procurar darle una solución,
encauzarlo, entenderlo.
Una de las cosas que tenemos que hacer es entender los estados mentales.
Tenemos que poder identificarlo, mirarlo y entenderlo.
Esas tres fases, identificarlo, mirarlo y entenderlo.
Por ejemplo, un buen día uno se levanta muy agresivo,
pero no nos levantamos agresivos porque sí,
algo pasa en nuestra cabeza, algo pasa en nuestra vida,
algo pasa que nos lleva a levantarnos ya en un estado agresivo.
Normalmente, el sueño a tener todas las facultades
de nuestra mente dormida,
por ejemplo, la atención, la observación, la memoria, la síntesis,
todo eso está en nuestro cuerpo.