Episodio Cero 6o3z5g

Hace 80 años, el ejército rojo de la Unión Soviética derrotó definitivamente a la Alemania de los nazis en la batalla de Berlín, obligándola a rendirse de forma incondicional.

La Segunda Guerra Mundial en el escenario europeo estaba llegando a su fin.

Entre el 2 y el 9 de mayo de 1945, el Tercer Reich dejaba de existir y, junto con él, el nazismo desaparecía como fuerza combatiente de relevancia para siempre.

En la cima de las ruinas humeantes del imperio nazi, contra un fondo post-apocalíptico, se izaba victoriosa la bandera roja con el martillo y la hoz.

Esta imagen se transformó en símbolo de la victoria sobre los nazis y recorrió el mundo como testimonio de uno de los hechos más impresionantes de la historia del siglo XX.

Pero la lucha entre estos dos grandes contendientes, en el Frente del Este durante la Segunda Guerra Mundial, tenía un antecedente muy cercano que nos plantea una pregunta sobre el desenlace acontecido en mayo de 1945.

En el transcurso de la Primera Guerra Mundial también existió un frente oriental en Europa donde se enfrentaron dos imperios que serían los ancestros del Tercer Reich y de la Unión Soviética.

En un bando el Imperio Alemán y en el otro la Rusia de los Sares.

Lo interesante es que al cabo de esa Primera Guerra, después de que los alemanes derrotaran a los ejércitos del Zar y ocuparan buena parte de sus dominios europeos, era la Rusia imperial quien había dejado de existir.

Aquellos años de lucha contra Alemania desembocaron en el colapso de la economía rusa seguido de una revolución, la de 1917, y una guerra civil que acabarían por sellar el destino del estado zarista.

El país surgió de ese derrumbe, al que poco tiempo después se lo conocería bajo el nombre de Unión Soviética, venía al mundo llevando en su frente una marca de nacimiento, el estigma de la humillación ante las Fuerzas Armadas de Alemania.

Los combates en el frente oriental se prolongaron por más de tres años en ambas guerras mundiales, pero la diferencia en los resultados no puede ser más radical.

En el primer caso, el telón se cerró con Rusia desmoronándose frente a los ejércitos de Alemania, y en el segundo caso, con la Unión Soviética aplastando a los ejércitos de Alemania.

El Imperio de los Ares ya era un estado extinto antes de conseguir siquiera firmar la rendición.

En cambio, la URSS emergió victoriosa de la contienda como una potencia mundial cuya presencia marcaría el resto de la historia del siglo XX.

¿Por qué estas trayectorias fueron tan divergentes? ¿Por qué la URSS venció a los nazis en la Segunda Guerra Mundial? La respuesta corta es porque había centralizado toda su economía en manos del Estado, aboliendo a la clase capitalista y a los terratenientes en el camino.

Esto le permitió planificar la producción, realizar una industrialización en tiempo récord durante los 12 años previos a la invasión alemana de 1941 y, finalmente, producir más armamento que su enemigo durante toda la guerra.

Los soviéticos produjeron 42% más fusiles, 38% más ametralladoras y 54% más piezas de artillería.

Incluso en la producción de las que eran las armas estelares de los alemanes, como los aviones y los tanques, los soviéticos fueron superiores en un 39% y en un tremendo 136% respectivamente.

Hacia 1942, tras el durísimo golpe sufrido por el Ejército Rojo durante el año anterior, buena parte de la población, las industrias y los campos occidentales de la URSS habían sido capturados por los nazis.

Esto provocó que la economía soviética se redujera casi un 25%, pero la planificación centralizada hizo posible una rápida reasignación de recursos de acuerdo con la economía soviética.