Episodio 26. Rafael Moreno, antiguo maestro del cole. v2k2t

Bienvenidos a un nuevo podcast de Creciendo Juntos con Pasión, de Iblab La Paz, la radio del Colegio La Paz. Hoy tenemos el gran placer de tener con nosotros a Rafael Moreno, antiguo maestro de nuestro colegio. Os habla John de Sestoa, desde el CEI La Paz de San José de la Rinconada. En el programa de hoy trataremos el paso de nuestro invitado por el colegio, anécdotas o momentos vividos y el aprendizaje compartido y adquirido. Esperamos que estéis muy atentos y disfrutéis tanto como lo hemos hecho nosotros preparando este programa.

Así que, ¡vamos a ello! Mi nombre es Alonso de Sestoa. Maestro Rafael, gracias por unirte a la celebración del 50 aniversario del cole, participando en este podcast con nosotros. Es todo un placer entrevistarte y que compartas tu sabiduría y conocimiento como docente. Voy a realizarte con tu permiso una serie de preguntas para que nos cuentes un poco tu paso por el cole. ¿Desde qué año estás vinculado a nuestro colegio? Pues mira, yo llegué al colegio por primera vez en el año 1979. Ha llovido mucho desde entonces.

Nosotros ahora mismo estamos trabajando por proyectos, una metodología con la que aprendemos bastante ya que investigamos sobre un tema que nos gusta y que nos encanta y que hacemos saber a nuestros maestros al final de cada curso. En un sondeo de temas que sea de nuestro interés, además trabajamos en equipo y aunque también realizamos actividades individuales, nos ayudamos entre todos y aprendemos por descubrimiento.

Eso es una maravilla. ¿Cuando tú estuviste como maestro en este cole también trabajabas por proyectos? Algo parecido. Entonces no se le llamaba proyecto, se le llamaba investigación. Pero yo estuve en total 10 años seguidos en el colegio. Luego me fui y mucho tiempo después volví, pero ya volví poco tiempo.

Entonces, en ese tiempo yo tuve una experiencia muy especial que fue que tuve un grupo de alumnos desde que tenían todavía tres añitos la mayoría hasta que tuvieron 14 o algo así, hasta que terminaron, digamos, el ciclo suyo en el colegio. Entonces, eso me permitió hacer este tipo de trabajo que estabas diciendo, de organizar una serie de actividades y de planteamientos que comportaban una investigación, o bien a través de los libros, o bien a través de ir directamente al entorno, porque yo lo que daba era ciencias sociales.

Yo desde el cole soy feliz, destaco que tengo amigos, lo que aprendo y me divierto. ¿Y tú, qué aspectos positivos destaca de tu estancia en el cole? Bueno, para mí fue la experiencia esta que digo con este grupo de alumnos de prácticamente diez años, fue lo mejor que yo tuve en mi profesión. Aparte de eso, yo tuve también una tutoría durante tres cursos de otro grupo que también fue una experiencia fantástica.

Entonces, para mí eso, digamos, desde el punto de vista profesional fue bastante importante.

Como hemos comentado antes, el trabajo por equipo requiere trabajar en equipo, lo que nos permite relacionarnos y cooperar y compartir momentos de aprendizaje. Y ahora, se me viene a la mente un recuerdo que fue cuando expuso por primera vez. ¿Y tú tienes alguna anécdota o un momento favorito que hayas vivido en este cole? Mira, hay una anécdota simpática.

Cuando yo empecé con este grupo de alumnos, ellos, ya digo que tenían tres añitos, yo tenía una presencia muy distinta de las dos. Tenía una barba muy grande, unos pelos muy largos y tenía un aspecto que ahora mismo a lo mejor me metían en la cárcel. Y claro, el primer día ellos llegaron, yo me organicé muy bien, preparé una clase perfecta, que había distintos rincones en la clase, con juguetes, con juegos, con un guiñol, preparé muchas cosas para entretenerlos.

Quité todas las mesas para que estuviera la clase vacía. Una cosa muy bonita, lo que yo no sabía era que iban a estar todos llorando todo el tiempo. Entonces, yo no era capaz de hacer nada, porque ellos eran incapaces de enterarse de lo que ellos hacían. Y el único recurso, claro, cogí el guiñol, pero ellos no oían, entonces no servía.

Y lo único que me quedó fue inventarme una canción que era me duele la cabeza, me duele el pie, para entretenerlos como fuera, pero además tuve que cerrar la puerta porque se querían ir todos. Yo acabé muy mal de los nervios ese día y esa misma noche yo tuve una reunión con los padres y les dije una fórmula que robó un milagro, que era que hablaran de mí en casa con el niño o la niña, como si me conocieran de toda la vida. Y al día siguiente se acabaron todos los problemas, ya a partir de ahí fue todo rodado con ellos.