Episodio 26: Conversando con la escritora Aurora Rey 1b4722

Bienvenidos a nuestro podcast Una mirada diferente del Colegio Maestro Ávila y Santa Teresa.

El 23 de abril se celebra el Día del Libro.

El Día del Libro es para nuestra comunidad educativa un motivo para celebrar la importancia de la lectura, fomentar el crecimiento de los niños y niñas como lectores y promover el amor a la literatura.

Para celebrar este día, aquí en nuestro podcast, Una mirada diferente, contamos con la presencia de la autora local Aurora Rey.

Aurora Rey ha estado y está muy relacionada con nuestro colegio y es una gran autora y una gran comunicadora.

Dentro de su bibliografía aparecen títulos como Una mirada al pasado, Una sonrisa al presente, del 2015, Con sabor a Almodóvar, del 2018, La niña que soñaba en azul, del 2019, Ama mazu, del 2022, Purpurina no camina, del 2023.

Ha colaborado con otros autores en el libro Acordes con la palabra y en el libro del segundo acertamen Lo que te da la gana, de Oretania, de poesía infantil.

Está a punto de ver la luz otro maravilloso cuento de la autora de la que ese cuento nos hablará luego después.

Así que buenos días, bienvenida Aurora.

Muchas gracias por estar aquí con nosotros.

Y la primera pregunta muy general, ¿qué es para ti un libro? Muy buenos días, para mí la felicidad es estar viendo el sol a través de esa ventana en esta biblioteca que tiene para mí tantos recuerdos y tanto cariño.

Porque todo este mobiliario, estas librerías están hechas por la mano nada menos que de mi padre.

Y las hacía al mismo tiempo que mi madre me estaba gestando a mí.

Es decir, el colegio y yo tenemos la misma edad.

Y lo siento, pero ya es un secreto a voces.

Para mí el libro es parte de mi vida.

Desde niña me encantaba leer.

Y era una niña a la que le costó aprender a leer.

No sé si porque soy una niña zurda, si porque tenía algunas dificultades, nunca en el lenguaje, pero sí a lo mejor en la escritura y en la lectura.

Pero cuando uno se empecina en que sube la montaña, la sube.

Da igual lo que tarde, pero llega ella.

Y me encantaba leer.

Desde niña me perdía en la biblioteca municipal de Almodóvar, que precisamente no tenía muchos libros entonces, pero eran valoradísimos.

Y sigue aferrada a mi corazón.

Yo no puedo vivir sin aire.

Como no puede vivir nadie sin aire, pues tampoco puedo vivir sin la lectura.

Y esos primeros inicios dentro de la escritura, ¿cuándo fueron? ¿Cuando eras joven? Luego ya más de adulta.

¿Cuándo fueron esos inicios dentro de la escritura? ¿Como autora? A ver, con autora ya más tarde.

A mí escribir, sí me gustaba escribir, pero escribía para mí.

Todos creo que hemos escrito algo para nosotros.

Pero era algo muy propio.

He participado en algún tipo de certamen de poesía municipal, en algunos momentos concretos.

Pero fue con la llegada de don Tomás Lozano, nuestro párroco, con el que me animó y me dijo, venga, Aurora, ¿por qué no colaboras con nosotros en el periódico Iglesia en Almodóvar? En las entrevistas.

El primer día que nos encontramos don Tomás y yo en las clases aquellas de teología maravillosas que sueño tuvimos en Almodóvar, de poder disfrutar de esa grandiosidad.

Y yo dije, hacia adelante.

Así que tuve la suerte de colaborar con don Leopoldo y con don Tomás en aquel primer periódico de Iglesia en Almodóvar.

Estuve colaborando cerca de 25 años o algo más, realizando entrevistas y descubriendo de paso el interior de muchas casas de Almodóvar y de esos personajes silenciados y llenos de riqueza.

Muy bonito.

Y a la hora de escribir, ¿cuáles son tus hábitos? ¿Cuándo escribes? ¿Cómo escribes? ¿Dónde te colocas? ¿Dónde te sitúas? Es una curiosidad.

Pues a mí me gusta siempre estar al lado de mi marido.

Es una manía que tenemos.

Él al lado mío y yo al lado suyo.

Muchas personas me dicen, tienes ese problema con tu marido y ahora contaré mi problema.

¿Por qué no cogéis cada uno una habitación y por qué no queremos? El problema es que él es futbolero, futbolero, futbolero, fútbol, fútbol, baloncesto, alevines, femenines, femenino, grande, chico, da igual.

Y yo he intentado que me guste, pero no consigo que me guste.

Nada.

Yo a los tres minutos ya estoy.

Ahora hemos hecho un pacto silenciado, que es que él baja el volumen de la televisión, lo oye a través de los auriculares, con lo cual está ahí la pantalla.

Yo escribo al lado de él.

Tengo que estar pegadita a él.

Me gusta escribir en cuaderno de cuadrícula y como el hígrafo vi, luego ya se pasará al ordenador, pero yo es mi cuaderno.

Me encanta tachar, volver, empezar, ponerle un asterisco, darle aquí un giro y tengo que estar al lado de él porque, pobrecito mío, él ve el fútbol, pero yo solo machaco.

Espera, José Miguel, que te voy a leer este capítulo que acabo de terminar.

Y el paciente, sabiendo que van a lanzar un penalti, me dice, venga, te escucho.

Yo cuando le veo la jugada digo, no, ahora no, espérate, tengo que irme.