Episodio 195 – Superando el síndrome del impostor: De la duda a la confianza k6r2e

Bienvenidos todas y todos a Pedro Cousco, 5 minutos de cápsulas para liderar tu camino, con Pedro Barrientos. Hola, espero que estés muy bien al igual que yo, contento y emocionado, porque nos volvemos a encontrar en este lugar, un espacio para nuestro crecimiento personal y profesional. ¿Sabías que el 70% de las personas experimentan el síndrome del impostor en algún momento de su vida? Si, aunque suene sorprendente, muchos de nosotros, incluso personas exitosas, han sentido que no merecen estar donde se encuentran hoy en día. Ni tú, ni yo, somos los únicos que hemos tenido este síndrome. En este episodio vamos a hablar de cómo superar este sentimiento de duda constante y transformarlo en plena confianza. Vamos a ir de la mano con algunos ejemplos cotidianos para entenderlo mejor, cómo hacer el frente a esta situación. Así que, si alguna vez te has sentido como un fraude, quédate conmigo porque hoy vamos a cambiar esa perspectiva o esa mirada que te puede estar pasando hoy en día.

Recordemos que el síndrome del impostor es esa sensación incómoda en la que sentimos que no merecemos los logros que hemos alcanzado, que estamos engañando a los demás y que en cualquier momento nos van a descubrir que no somos tan competentes como aparentamos. Es como si estuviéramos jugando un papel y nos encontramos esperando ser descubierto. Y esto afecta a muchas personas, desde estudiantes hasta profesionales de alto nivel y que frena el crecimiento personal y profesional si no lo manejamos adecuadamente. Este síndrome puede surgir por múltiples razones y algunas de ellas te las voy a compartir. Primero, la falta de autoconfianza en sí mismo. Segundo, la comparación constante con los demás o incluso una educación en donde se nos enseñó a enfocarnos solamente en nuestros errores en lugar de celebrar nuestros logros. Y asimismo tenemos también la presión por tener éxito y la búsqueda de la perfección también juega un papel importante en este proceso. Si te sientes identificado por alguna de estas causas, no estás solo o sola y lo más importante es que hay soluciones.

Comencemos con tres ejemplos que podemos encontrar siempre en nuestro entorno. El primer ejemplo lo vamos a llamar el recién graduado que no se siente preparado o preparada. Te imaginas que acabas de terminar la universidad y comienzas tu primer día de trabajo en una empresa reconocida. A pesar de tener todo el conocimiento y las capacitaciones adecuadas, te puedes sentir como si estuviera poco preparado, que no estás a la altura, como que si los demás supieran más que tú. Estás constantemente comparándote con tus compañeros y temes que en cualquier momento alguien descubra que no es tan capaz como aparenta. ¿Te suena familiar? La realidad es que empezamos en algún lugar y esos momentos de duda son naturales. Lo importante es que sigues aprendiendo y creciendo en ese proceso. Un segundo ejemplo lo llamaremos la líder que duda en sus decisiones. Ahora bien, imagina que eres el líder de equipo en donde tomas decisiones importantes y tienes la responsabilidad de guiar a los demás.

Sin embargo, cada vez que tienes que tomar una decisión, dudas de ti misma y te pones a pensar ¿y si me equivoco? ¿y si no soy tan buena como ellos creen? Esta inseguridad, aunque es normal, puede hacer que pierdas la claridad y la confianza en tus capacidades. Recuerda, la clave está en la acción y en aprender de los errores, no en evitar tomar decisiones. Ahora bien, tenemos un tercer ejemplo que podemos llamarlo el experto que se siente que no sabe lo suficiente. Ahora vamos a imaginar que somos expertos en nuestro campo y llevamos años trabajando en esta área. Tenemos un currículo impresionante y conocimiento sólido, pero seguimos sintiendo que no sabemos lo suficiente. Cada vez que alguien nos pide un consejo, podemos sentir dudas si realmente tenemos la respuesta correcta. Aquí el síndrome de impostor puede ser una trampa mental que nos está limitando. A veces el saber demasiado puede hacernos sentir que siempre hay más por aprender y eso no está mal. El verdadero reto es reconocer lo que ya sabemos y que es valioso. Ahora, te quiero invitar a que tomes nota. Busca lápiz, papel, para que puedas aprender.