EP.24 "Perlas y Cerdos" 4g1u1m

Un cerdo es la encarnación del hambre insaciable, una criatura de fango y deseo que devora sin pudor y se revuelca en su propio exceso.

Es la sombra de la abundancia convertida en vicio, el reflejo del mundo donde lo grotesco y lo necesario conviven en un mismo aliento.

En su piel resbaladiza se esconde la paradoja, símbolo de suciedad y de banquete, de lo despreciable y lo codiciado.

Un cerdo y hocico ansioso, ojos vacíos y patas hundidas en el odasal de su propia naturaleza.

Mírate en el espejo, ¿qué es lo que ves? Vamos, mírate bien.

Puedes hacerlo mejor.

Acércate más, acércate y mira hasta que veas lo que a nadie te atreves a mostrar.

Ahora, ¿ya te viste bien? No eres tan perfecta como creías, ¿verdad? Tan llena de defectos, tan llena de imperfecciones.

Y si te tomas una foto así y la posteas en tus redes sociales, sin todo ese maquillaje, sin todos esos filtros, seguramente te rechazarán al instante.

No obtendrías ni un solo like.

No conseguirías a otro cerdito más para la pocilla que hay en tu teléfono, si no tienes el valor para aceptarte tal como eres, ¿cómo esperas que los demás lo hagan? Pero es cierto, muestra solo lo que muchos quieren ver, piel, atributos que se resalten, que permita ver a aquellos viles que en su imaginación te han hecho suya placer.

Eso te hace parte de su repugnante forma de pensar.

Te creías única por tantos likes y seguidores.

La verdadera belleza no necesita llamar la atención.

Puedes contarte la misma mentira que usas para justificar el por qué subes fotos provocadoras.

No son para ti, ni para hacerte sentir bien a ti misma.

Deja de engañarte, buscas que inflen tu ego, buscas aprobación, y lo haces mostrando aquello que provoca deseo y que puede dar placer.

Ya eres parte de la pornografía cotidiana de las redes sociales.

¿Qué gran verdad se esconde detrás de este versículo bíblico? ¿Qué haría un cerdo si literalmente le arrojaran perlas en su inmundo lodazal? No le des tantas vueltas.

No apreciaría el brillo ni la forma de las perlas.

Solo usaría su instinto básico y trataría de tragarlas.

Restregando su trompa e intentaría masticarlas con sus dientes repletos de lodo y heces.

No se le puede pedir algo diferente.

Después de todo, esa es la naturaleza del cerdo.

Detesto hacer comparaciones, no por nada Orwell.

Hacía comparación entre ellos y los hombres en su novela, Rebelión en la Granja.

Era difícil discernir entre uno y otro.

Quizás no merecen una comparación tan visceral con estos seres tan complejos y llenos de pudredumbre.

Siento una enorme pena por ellos.

Y no, no estoy hablando de los cerdos.

¿Te parece muy bizarro y perturbador todo esto, verdad? Esto es solo el comienzo.

Puedes dejar de oír esto si lo deseas.

Seguir con tu vida.

Pero si decides continuar, escucharás a través de la crudeza de mis palabras una verdad de la que ya no habrá escapatoria.

No hay tiempo para sutilezas.

No te asustes.

Lo observas todos los días.

Cada que estás navegando en tus redes sociales.

Puedes ahora mismo verlo desde esta nueva perspectiva que te ofrezco.

¿Qué es lo que buscas subiendo fotos provocativas? Termina con esta farsa de una vez por todas.

¿Buscas aprobación? Aprobación que no eres capaz de darte a ti misma.

¿Buscas llenarte de esperanzas? Aprobación que no eres capaz de darte a ti misma.

¿Buscas llenarte de lagos que te eleven en un pedestal? ¿Buscas quién puede hacerte un castillo y vivir tu cuento de hadas como todas las princesas?