"El Signo de los Cuatro" (V) de Sir Arthur Conan Doyle 2c4i23

Tenemos el placer de presentarles las grabaciones inéditas de los relatos del doctor watson sobre las extraordinarias hazañas del detective sherlock holmes los casos de sherlock holmes hoy les ofrecemos la quinta entrega de el signo de los cuatro cinco la tragedia de pondicherry lodge eran casi las once de la noche cuando llegamos a la etapa final de nuestra aventura nocturna habíamos dejado atrás la niebla húmeda de la ciudad y hacía bastante buena noche soplaba un viento cálido del oeste y por el cielo se desplazaban densas nubes entre cuyas aberturas asomaba de vez en cuando la media luna a pesar de que había bastante claridad como para ver a cierta distancia tadeo sholto descolgó uno de los faroles laterales del carruaje para iluminar mejor nuestro camino pondicherry lodge se alzaba en terreno propio rodeado por una tapia de piedra muy alta y rematada con cristales rotos la única vía de entrada era una puerta estrecha con refuerzos de hierro nuestro guía llamó a esa puerta con un típico tonto como el de los carteros quién es soy yo mcmurdo ya deberías conocer mi llamada oímos una especie de gruñido y el tintineo y rechinar de las llaves la puerta se abrió con dificultad hacia adentro y un hombre bajo y ancho de pecho apareció en el hueco la luz amarillenta del farol caía sobre su rostro de facciones prominentes haciéndole guiñar los ojos desconfiados es usted señor thaddeus pero quiénes son esos otros el señor no me ha dicho nada de ellos como que no mac murdo me sorprende anoche le dije a mi hermano que traería unos amigos no ha salido de su habitación en todo el dia señor thaddeus y no me ha dado instrucciones usted sabe muy bien que debo atenerme a las normas puedo dejarle entrar a usted pero sus amigos tienen que quedarse donde están aquel era un obstáculo inesperado thaddeus sholto miró a su alrededor con aire perplejo e indefenso eso no puede ser más mordo dijo si yo respondo de ellos con eso debe bastarte y qué me dices de la señorita no puede quedarse esperando en la carretera a estas horas lo siento mucho señor thaddeus dijo el portero inexorable esa gente pueden ser amigos suyos y no serlo del señor el me paga bien para que cumpla mi tarea y yo cumplo mi tarea no conozco a ninguno de sus amigos sí que conoce a uno más gordo exclamó sherlock holmes jovialmente no creo que se haya olvidado de mí no se acuerda de aquel aficionado que peleó tres asaltos con ustedes los talones lisos la noche de su homenaje hace cuatro años no será usted sherlock holmes rugió el boxeador válgame dios mira que no reconocerle si en lugar de quedarse ahí tan callado se hubiera adelantado para utilizarme aquel gancho suyo en la mandíbula le habría reconocido a la primera usted sí que ha desaprovechado bien su talento habría podido llegar muy alto si le hubiera puesto ganas a la lucha ya lo ve watson todo lo demás me falla aún tengo abierta una de las profesiones científicas dijo holmes echándose a reír estoy seguro de que nuestro amigo no nos dejará ahora la intemperie pase señor pase usted esos amigos respondió el portero lo siento mucho señor thaddeus pero las órdenes son muy estrictas tenía que asegurarme de quienes eran sus amigos antes de dejarlos entrar una vez dentro un sendero de grava serpenteaba a través de un terreno desolado hacia la enorme mole de una casa cuadrada y prosaica toda sumida en sombras excepto en una esquina donde un