Comentario XII. El Salado, el fin de la última invasión. 1q3c1y

Comentarios de un centurión hispano. Bienvenidos a la tienda de este micastro en la cual me vais a acompañar a escribir mis comentarios sobre historia militar y donde disfrutaremos escuchando las más heroicas hazañas de personajes de nuestro imperio y los episodios más gloriosos de éste.

Tomad asiento, servíos una buena copa de lo que gustéis porque comenzamos.

El salado, el fin de la última invasión.

Durante la reconquista hubo muchas idas y venidas, tiempos en los que parecía que los reinos cristianos acabarían por imponerse a un debilitado califato.

Primero y a los reinos de Taifas después. Pero distintas invasiones procedentes del norte de África, basadas sobre todo en el fundamentalismo religioso, hicieron en varios casos no sólo frenar el avance cristiano sino poner en peligro mismo la reconquista y todos los que habían ganado.

Derrotas como las de Alarcos hicieron temblar los territorios cristianos y pusieron en duda la consecuencia final del éxito por parte de éstos.

Primero en el siglo XI fueron los almorávides los que llegaron para imponerse a unos débiles reinos de Taifas y contrarrestar el avance cristiano.

Aquí encontramos derrotas famosas como las de Alarcos.

Es el periodo donde el Cid se hizo famoso y donde tantas y tantas batallas regaron de sangre la península ibérica. Posteriormente fueron los almohades, otra corriente integrista, la que se hizo con el poder de la España musulmana de la época.

Pero gracias a la victoria de la famosa batalla de las Navas de Tolosa en 1212, los reinos cristianos pudieron sacudirse el yugo de estos almohades.

A raíz de esto no sólo se debilita su poder en la península ibérica sino que también se ve en entredicho su dominio en el norte de África. Y será una nueva corriente integrista, en este caso la de los Benimerines, los Banu Marín, llamados Benimerines por los cristianos, que ya sabemos que gustaban de transformar los nombres por lo difícil de su pronunciación.

Pues bien, es a partir de 1269 que se imponen en el norte de África a los almohades, un poder ya decadente. A partir de 1275 entran en o con el reino de Granada, el único reino musulmán que por aquel entonces ya quedaba en la península. Empiezan a enviar refuerzos porque compartían intereses, aparte de religiosos, de otro tipo, económicos comerciales.

En esta época será famoso el episodio del asedio a Tarifa en 1294 cuando Guzmán el Bueno consigue defender la plaza, a pesar de que los Benimerines habían hecho preso a su hijo y se lo presentan ante la muralla de la ciudad, chantajeándole con su vida a cambio de que les abriera la plaza. Es entonces cuando, según la leyenda, el propio Guzmán el Bueno les arrojó su puñal y les dijo, lo podéis matar con este mismo, pero la plaza no se va a rendir, pues más prefiero honra sin hijo que hijo sin honra. Pese a este éxito del reino de Castilla concretamente, los Benimerines no cejarán en su empeño y como veremos más adelante, su nombre iba a volver a causar terror en la península. El reino de Granada seguía combatiendo tanto con el reino de Aragón por el este como por la parte central.