
CCR Fans - La Nave Estelar I - Brian Aldiss 612j4u
Descripción de CCR Fans - La Nave Estelar I - Brian Aldiss 6w1w2k
En 1958 el escritor británico Brian Aldiss publicó una de las novelas de ciencia ficción más importantes de la historia: “La nave estelar”. En ella cuenta como en una nave generacional sus tripulantes han perdido ya la noción de quienes son y donde se hallan, dividiéndose en tribus y sobreviviendo como pueden en un entorno abiertamente hostil. Poco a poco se irán desvelando los motivos de esa involución mientras seguimos las andanzas de un cazador perteneciente a la tribu Greene. Narrada con maestría y tensión, en esta novela se pueden rastrear temas e imágenes de la moderna ciencia ficción, desde Alien hasta engers, y ahora ofrecemos la narración de su primera parte. Esperamos que lo disfrutéis. Si quieres ar con nosotros puedes hacerlo a través de Ivoox (¡no olvides darle al “me gusta”!) pero también a través de: Facebook: Cita con Rama Podcast Twitter: @rama_con Instagram: @Cita_con_Rama 41w3w
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Primera parte. Cuarteles. El corazón de Roy Complain parecía llenar el claro con sus latidos,
como el eco de un radar que rebotara en un objeto distante para retornar después a sus orígenes.
Se detuvo en el umbral de su compartimiento, escuchando a aquel loco martilleo de sus
arterias. La voz de Winnie dijo a sus espaldas. Bueno, vete, si eso es lo que quieres. ¿No
dijiste que te ibas? Había en esa voz un agudo sarcasmo que le impulsó a hacer claro. Se marchó
dando un portazo, sin mirar hacia atrás, con un gruñido sordo en el fondo de la garganta.
Enseguida se frotó dolorosamente las manos, en un intento de recobrar el dominio de sí. Tal era
la vida en común con Winnie. Reyertas que se iniciaban por nimiedades, demenciales arranques
de cólera que le desgarraban como una enfermedad. Ni siquiera se trataba de simples enojos,
sino de algo cenagoso, en cuyos peores momentos conservaba la conciencia de que
volvería ella poco después, para humillarse pidiéndole disculpas. Necesitaba a su mujer.
Ahora tan temprano del período de vela, quedaban algunos hombres por allí. Más tarde se
dispersarían para ocuparse cada cual de lo suyo. Varios jugaban al viaje ascendente,
sentados sobre cubierta. Complain se acercó malhumorado, con las manos en los bolsillos,
para contemplar el juego por entre sus cabezas despeinadas. El tablero estaba pintado directamente
en la cubierta, y su longitud equivalía a dos veces la de un brazo extendido. Sobre él se
veían símbolos y fichas esparcidos. Uno de los jugadores se inclinó para mover un par de cubos.
«Rodeado el cinco», dijo con una sombría expresión de triunfo.
Levantó la vista hacia Complain y le guiñó un ojo buscando su complicidad. El espectador
se marchó sin más interés. Durante largos periodos de su vida aquel juego había ejercido
sobre él una atracción casi incontenible. En la adolescencia solía practicarlo hasta que
le crujían los de tanto permanecer en cuclillas, hasta que ya no podía fijar la vista
sobre los dados de plata. El embrujo del viaje ascendente se extendía también sobre casi todos
los de la tribu green. Les proporcionaba una sensación de espacio y de poder, cosas escasas
en aquella existencia. Pero Complain se había librado de esa atracción. En ese momento la
echó de menos. Le habría venido bien volver a apasionarse por algo. Avanzó por el claro, ceñudo,
desdeñando las puertas que se abrían a cada lado, pero sin dejar de lanzar rápidas miradas
sobre los transeúntes como en busca de una señal. Allá iba Wantage, a paso rápido, rumbo a las
barricadas. Mantenía como por instinto el lado izquierdo de la cara fuera de la vista,
a fin de ocultar su deformidad. Wantage nunca jugaba ante el largo tablero, porque no podía
soportar la presencia de una persona a su izquierda. ¿Cómo era posible que el Consejo lo
hubiera dejado con vida al nacer? Para los muchos deformes que nacían en la tribu green, no cabía
otro destino que el cuchillo. Durante su infancia, Wantage recibió de los otros niños el apodo de
cara cortada, y fue el blanco de todas sus burlas. Pero a medida que se iba convirtiendo en hombre
vigoroso y feroz, los demás decidieron adoptar una actitud más tolerante y acabaron por velar
discretamente las puyas. Sin que Complain tomara mucha conciencia de ello, su falta de rumbo había
pasado a tener un propósito definido. Se dirigía también a las barricadas, siguiendo Wantage. Allí
estaba el mejor de los compartimientos, reservado, como era natural, para uso del Consejo. Una de las
puertas se abrió de par en par. Por ella salió el Teniente Green, acompañado por dos de sus
oficiales. Green era ya anciano, pero mantenía su carácter irritable. Algo en su paso espasmódico
recordaba el andar impetuoso de su juventud. Patch y Celiac, sus oficiales, marchaban
altaneramente a su lado, con las pistolas paralizantes bien visibles en el cinturón.
Para diversión de Complain, aquella súbita aparición asustó a Wantage, quien se vio impelido
a saludar al jefe. Lo hizo con un ademán vergonzoso, como si quisiera llevarse la cabeza a la mano en vez
de hacerlo a la inversa. Celiac respondió con una horrible sonrisa. Casi todo el mundo estaba
condenado a la subordinación, aunque el orgullo no les permitiera reconocerlo. Cuando Complain se vio
a su vez en el grupo, adoptó el gesto acostumbrado para pasar ante él. Frunció el ceño y volvió la
cabeza hacia otro lado. Nadie podía decir que él, un cazador, difería de cualquier otro. Estaba en
las enseñanzas. Ningún hombre es inferior a otro mientras no sienta la necesidad de mostrarle
respeto. Recobrado ya, el ánimo alcanzó a Wantage y le puso la mano en el hombro. Este se volvió
rápidamente y le apuntó con una pequeña estaca contra el vientre. Sus movimientos eran breves y
veloces, como los de quien se le había visto antes.
Comentarios de CCR Fans - La Nave Estelar I - Brian Aldiss 5k2v3g